JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO / FOTOGALERÍA: IVÁN RODRÍGUEZ
Fandi tuvo hoy en sus manos la alegría de la huerta. Y ese «Hortelano”
que se le fue con las orejas puestas es lo que baila al son del Madrid actual.
Es el Gallardo que pide la plaza, o al menos parte de ella: que se mueva, que galope, que venga como un
tren al primer muletazo en la boca de riego, que tenga vida, que no se amortaje
con la mano baja y que dé fiesta. Aunque no tenga clase. Aunque no
ralentice su tranco para hacer del espectáculo toreo. Y a El Fandi, al que la
droga festiva le va en vena, se le fue con las orejas al desolladero.
Fandila, que se sabe
hasta la bronca que le está echando la esposa por teléfono al de la barrera, le
dio el inicio que en los pueblos es explosión y en Madrid es vulgaridad de no
ser por esa ligazón de hinojos que remató esa serie. Ahí las tornas
cambiaron. Pero una tanda le duró la bragueta asentada al granadino, que dejó
ir en los siguientes compases la repetición emotiva del animalito –protestado de
salida como el quinto- hasta la traca final de manoletinas de rodillas en la
arena. Y el estoconazo.
Antes, le bailó la cortesana al presidente después de
impedirle poner un cuarto par de banderillas al primero. Y lo hizo, y le plantó
cara porque sabía que tenía la personalidad de devolvérsela ya en el cuarto,
cuando tomó el dos en uno y se la cascó en los morros al palco: sin renunciar a
su clímax de elegancia, se la devolvió.
La alegría de la huerta extremeña se llama José Garrido y la
espada al cincuenta por ciento le quitó el premio en el tercero. Eso, y darle
unos tiempos exageradamente largos a un animal que sí, estaba aplomado, pero se
diluyó Madrid entre el gintonic que cabía entre tanda y tanda. Por eso se
percató Garrido, tras el soberbio arrimón ante el muro que tenía delante, que las
bernadinas eran el pase a la media gloria que tenía en sus manos. Pero le quitó
la otra media una estocada que, estando en buen sitio, sólo medió la muerte del
animal.
No tocó la alegría al Perera independiente al que la huerta
no le floreció en Sevilla y tampoco en su primera en Madrid. Hoy el muro de
Gallardo le impidió robarle hortalizas al lote que le correspondió. Y la
lástima es que el precio de la independencia es demasiado caro en este negocio del
toreo, por eso la otra bala es esperanza ardiente para él porque el calor acecha
y Cepeda tiene que firmar para este verano.
Con la alegría de la
huerta en sus manos vacías se fue Fandi para el hotel. Sin duda, el más
rentable del escalafón para una Casa que sabe que la joya que tiene en sus
manos no necesita más de una tarde de chotis. Para qué más que su único
contrato en esta plaza -a la que conoce y sabe que es aduana obligatoria para
no saberse fuera del mundial-, su dinero al esportón, su fiesta en banderillas
y su técnica muletera que hoy se topó con la casta de Gallardo. Y caminito de Jerez, oiga. Que la Feria del
Caballo tiene que salir dando piruetas.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Ventas. Séptima de la feria de San
Isidro. Corrida de toros. Más de tres cuartos de entrada.
Seis toros de Fuente
Ymbro. 1º Aplomado. 2º Andarín, incómodo. 3º A menos la calidad del
tercero. 4º De extraordinaria repetición y humillación. 5º Brusco y de tranco
rebrincado. 6º Complicado.
El Fandi, Silencio
y Ovación tras petición.
Miguel Ángel Perera,
Silencio y silencio.
José Garrido,
Ovación tras aviso y silencio.