TEXTO: MARCO A. HIERRO / ILUSTRACIONES: JUAN IRANZO
Seis caballeros, seis. La primera de rejones de San Isidro se erige en la corrida de la oportunidad, porque los seis jinetes tendrán un único toro para solucionar su futuro y buscar contratos entre el mar de oscuridad en que se está convirtiendo el sistema del toro.
Abre cartel un rejoneador tan joven de edad como veterano en batallas, porque desde que debutase en Madrid en 2001 han pasado 17 años. Debe aprovechar la ocasión porque en 2017 sólo contó un paseíllo, el de Colmenar de Oreja, donde le cortó una oreja a cada toro de su lote de Lora Sangrán. Desde la Puerta del Príncipe de Sevilla en 2003 han pasado ya tres lustros, y la corrida de hoy es una nueva oportunidad de llamar la atención.
El rubio lusitano es tal vez el más puro y el más capaz de los caballeros portugueses, pese a que nunca ha llegado a coger una regularidad con el rejón definitivo que le hiciese encadenar triunfos en España. De hecho, el pasado año entraba en el prestigioso cartel de rejones de Ronda, pese a quedarse fuera de Madrid -había cuajado una gran actuación en 2016-. Ya sabe lo que es atravesar en volandas la Puerta Grande de Madrid o pasear dos orejas en Sevilla y esta tarde debe abrile de nuevo las puertas de Madrid.
El hijo del maestro Moura es el rejoneador portugés en activo más internacional y seguramente también el que más torea. Ha sabido aprovechar la estela de su progenitor y desde que debutase en Badajoz en 2005 cortando tres orejas a un encierro de Los Espartales siempre ha estado más o menos presente en las temporadas españolas. Fueron 28 tardes las que se anunció el pasado año, pero ninguna fue en Madrid, donde la de hoy es la ocasión de volver al corazón de esta plaza.
La inclusión de Leonardo Hernández en este cartel se entiende bastante poco, si quiere considerarse -como afirma- figura del toreo a caballo. Siendo -como es- uno de los top y uno de los que más torea. De hecho lleva ya cuatro paseíllos este año y un total de ocho orejas paseadas. Pero lo cierto es que un torero que está anunciado en un mano a mano en la élite -el que protagonizará con Ventura el próximo día 20 o el del año pasado con el mismo antagonista, o el de la pasada Feria de Otoño con Sergio Galán- no puede ir a Madrid a matar un toro y ver qué pasa. Él ha decidido que sí es lógico y habrá que respetar su decisión. En el ruedo dará la respuesta.
La carrera del onubense ha sufrido algunos altibajos desde que irrumpiera con fuerza en el año 2006. Dos orejas de su segundo oponente paseó el día de su alternativa en Sevilla, por ejemplo, y ha sido precisamente en Sevilla donde ha vuelto a coger aire este año al cortar una oreja de cada toro de Fermín Bohórquez la pasada Feria de Abril. No estuvo en Madrid el pasado año, pero esta oportunidad le viene al pelo para insistir en su llamada de atención a empresas y aficionados. Llega en un momento extraordinario.
El portugués, que el pasado año toreó 21 festejos, la mayoría en su Portugal natal, es una novedad en Madrid, y con ese atractivo llega a esta feria. Se le canta la pureza y se le presupone el oficio con que cuentan todos los rejoneadores lusitanos que emprenden el camino europeo, pero es una incógnita su respuesta ante la primera plaza del mundo. De momento, La Palma fue el primero de los dos paseíllos que lleva en 2018 y fueron tres orejas las que paseó el portugués. Habrá que confiar en él.
Con un ritmo y una cadencia en el galope fuera de lo común, la ganadería de Fermín Bohórquez ha sido el hierro predilecto de los toreros a caballo desde hace ya varios años, pese a las últimas polémicas vividas en la fiesta. El tranco rítmico y natural de la procedencia Murube son muy del gusto de cuantos se montan en un caballo para torear.
Para los seis de la oportunidad debe ser una garantía de embestir en la primera plaza del mundo, y su aval de Sevilla es la mejor prueba de la recuperación del hierro tras un pequeño bache de raza que ha sufrido en los últimos años.