25 son muchos años, y más
para un rejoneador. El jerezano Fermín
Bohórquez se despedía de San Isidro y del público de Madrid en una tarde
donde le acompañaban Pablo Hermoso de
Mendoza y Leonardo Hernández.
Tarde de detalles, de
rejoneo muy puro, pero sin continuidad debido a las pocas opciones de un lote
muy desagradecido. Clavó banderillas con su elegante concepto, todo muy puro,
siempre en torero, tarde de chispazos de un jerezano entregado el día de su
adiós por San Isidro.
Se despide Fermín de Madrid, de esa plaza donde triunfó tantas veces, se va un torero diferente, un caballero que siempre llevó
el buen nombre de la familia Bohórquez por allí por donde fue.
Una monta con sello propio, siempre intentando ceñirse a los cánones de su tauromaquia, un jinete que dotó al
rejoneo de una pureza y una torería incuestionable. No fue posiblemente su mejor tarde, un mal lote impidió ver un rejoneo como el que
disfrutaron en Valencia, Sevilla o Jerez,
pero su toreo ahí está, eso es incuestionable.
Quién sabe, quizás estaba
escrito que hoy no fuera la tarde de Fermín,
quien sabe si el destino se guarda un as bajo la manga y es en Otoño donde se
consume esa despedida soñada. De momento son especulaciones, lo que si que es
seguro es que aún queda mucha temporada para disfrutar de su toreo.