Torear no es solo pegar pases,
torear también es improvisar, dejarte llevar, soltar lo que llevas dentro. Como
si de un mago se tratara, Talavante embriagó las ventas con un aroma distinto. Se
invento una faena ante un toro nada fácil, muletazos de un encaje tremendo, mentón en el pecho, zapatillas asentadas, naturales hasta el final, trincherillas de cartel…
Si Talavante tiene enloquecido a las Ventas es por algo, ninguna faena
se parece a otra y hoy volvió a dar una vuelta de tuerca. Recibió al de Juan Pedro de rodillas, templó las
defensivas embestidas del animal, pero surgió la locura, una ‘arrucina’ con las
rodillas clavadas en la arena, Madrid en pié, Talavante encendía la mecha.
Cuando un torero es diferente
todo puede pasar, cuando la magia de Talavantesurge todo es posible. Hoy fue Madrid,
¿correrán la misma suerte mañana en Córdoba?, ¿Las musas revolotearán por el coso de los califas? Quién
sabe, ni el mismo torero tiene la respuesta.