TEXTO: MARCO A. HIERRO / ILUSTRACIONES: JUAN IRANZO
Van quedando cada vez menos festejos para que concluya la Feria de Abril, pero aún menos festejos le quedan a El Cid en esta plaza, que ha significado su vida. Sólo esta tarde y la despedida en San Miguel, cuando llegue septiembre, le quedan al de Salteras para llevarse un último triunfo a casa desde el patio de su casa. Pero la tarde también supone la entrada de Santiago Domecq en el abono maestrante.
Tarde emotiva será la de hoy para Manuel Jesús El Cid, que sabe que se bate en retirada esta temporada, después de haber sido uno de los toreros consentidos del Baratillo. Fueron otros tiempos y eran otras circunstancias, pero dicen que lo que bien se aprende, mal se olvida. Esa es la razón de que aún se esperen cosas de un torero que hizo soñar a Sevilla a base de pegar naturales de verdad. Ojalá recuerde hoy aquella senda.
Hasta el momento lleva cuatro paseíllos en este 2019, en el que ha paseado tres orejas, entre las que sobresale la lograda en Castellón tras una buena faena a un toro de El Pilar. De no haber fallado históricamente con la espada, los números y las estadísticas de El Cid hubieran sido históricos, pero así es el toreo. Ya no pugna Manuel por firmar contratos porque el año que viene se quedará en casa. Por eso le debería resultar más fácil torear sin presión, por el simple placer de torear.
El pasado 2 de mayo se quedó con la miel en los labios, después de haber firmado una faena de poderosa técnica y de entrega total, dada su voluntad inquebrantable de triunfar en Sevilla este año -en el que ha comenzado a apoderarlo gente de la empresa-. Ese cambio en los despachos no se ha visto reflejado en el ruedo, porque Miguel sigue siendo el mismo Perera que supone un dechado de técnica casi perfecta.
Es una lástima que no le esté funcionando la espada a la primera, porque ha perdido triunfos por la falta de letalidad con el acero. Así le ocurrió en la gran tarde que firmó en Aguascalientes el pasado día 4 de mayo ante una corrida de Xajay. No es Miguel Ángel torero que se dé por vencido y su última oportunidad de triunfar esta Feria de Abril en La Maestranza pasa por la tarde de hoy. Por eso hay que tenerlo en cuenta.
El murciano Paco Ureña es uno de los toreros más esperados en cualquier feria que pisa desde su reaparición en las pasadas Fallas. Ha vuelto con un globo ocular menos, pero con la ambición y la entrega intactas tras el desgraciado percance de Albacete que ha terminado suponiendo un antes y un después en su carrera. Sigue siendo un torero clásico y puro, destinado a cosas grandes por su forma de aceptar que no hay más remedio que pisar el sitio que pisa.
Sin embargo, en esta nueva etapa en los ruedos se está cuidando mucho los ruedos en los que actúa, y la tarde de hoy será la segunda de su temporada 2019, después de haber cortado una oreja en Valencia. Aquí, en Sevilla, ya sabe lo que es triunfar con un toro, aunque no haya abierto la Puerta del Príncipe. No es torero de estadísticas, Paco, sino de sensaciones y, sobre todo, de mucha emoción. Y llega al tendido muchas veces con una gran carga dramática.
La ganadería de Santiago Domecq está recogiendo este 2019 los réditos de su fenomenal temporada 2018. Fueron ocho festejos los que lidió la vacada, en los que se lidiaron 37 toros, pero fueron 32 las orejas cortadas y, lo que es más importante, dos vueltas al ruedo para toros de esta ganadería y dos indultos, los acaecidos en las plazas de Dax (donde Ginés Marín indultó a uno), y Abarán, donde el último toro de la carrera de Pepín Liria regresó al campo.
Las plazas de Antequera, Dax, San Sebastián y Málaga fueron los hitos más importantes de la temporada 2018 de un hierro en franco ascenso. En 2019, por el momento, no ha lidiado ningún toro, por lo que esta tarde efectuará su debut en la campaña 2019, en la que también estará en Madrid.