TEXTO: MARCO A. HIERRO / ILUSTRACIONES: JUAN IRANZO
Tarde de clases medias que apuntan alto. Tarde, también, de un hierro histórico que garantiza embestidas. Pero sobre todo tarde de buscar ocupar un sitio y defender un nombre. Todo con la vista puesta en la puerta de enfrente, la que abre la gloria en la calle de Alcalá.
Uno de los toreros queridos por la afición de Madrid que, sin embargo, ha visto cómo Madrid lo ninguneaba y le faltaba al respeto en el ruedo mientras intentaba torear en la pasada Feria de Otoño. Aquí pudo dejarse la vida; aquí se ha ido dos veces en volandas y otra en parihuelas sin saber dónde iba a acabar el camino. Y ahora se ve en el trance de reconquistar su plaza por el capricho de no se sabe quién. Las aguas volverán a su cauce, porque lo tiene dentro.
Y, aún así, ha sido un único festejo el que ha toreado en 2019, el paseíllo que realizó en Tomelloso, con toros de El Ventorrilo y donde cortó una oreja. Su tremendo pundonor y su fe ciedga en sus posibilidades son un perfecto aval para él, aunque ya no es incipiente ni tenga nada que demostrar.
La de Paco Ureña es la siguiente Puerta GRande que está deseando abrir esta plaza. Así se lo demostró en su última comparecencia, de la que se fue con una oreja que eclipsó el faenón de Roca Rey. Aún está adaptándose a su nueva situación y a la pérdida del ojo, pero el camino es correcto para él. Tiene el poder de comprometerse y el pulso para triunfar. Y desde hace años tiene también el cariño de Madrid.
El Álvaro Lorenzo de 2019 está mejor colocado en los carteles que el de la campaña anterior, pero es que cuando descerrajó la Puerta Grande de Las Ventas el Domingo de Resurrección ya estaban rematados los carteles de San Isidro. Por eso son tres las tardes que le ofrece su rédito este año, en el que entró en el bombo de las diez corridas para le tocase en suerte Garcigrande. Torero elegante y templado, es el adalid del toreo ortodoxo y lento y está llamado a soportar el peso del futuro.
El de hoy es su séptimo festejo del año, en el que ha pisado los ruedos de máxima responsabilidad con éxito y ha dejado a los públicos deseando volverlo a ver, porque han sido más las sensaciones que los números. Sólo una oreja ha cortado el toledano, la de Arles, pero sus actuaciones en Valencia, Sevilla y Aguascalientes han sido muy positivas.
La primera comparecencia de Alcurrucén es una de las más esperadas por la plaza de toros de Madrid en lo que va de ciclo isidril.
Es el hierro de la familia Lozano que pasta en tierras toledanas, pero detrás de esta vacada está la historia de superación de una de las sagas taurinas más importantes de la historia. Con el encaste Núñez por bandera, son defensores a ultranza de este tipo de toro que es de salida muy frío pero conforme van avanzando los dos primeros tercios van ahormándose para sacar lo mejor de sí.