Diego Ramón Jiménez fue el nombre
destacado de la corrida de rejones en la que Leonardo Hernández salió en
hombros. Pero no fue en las actuaciones del rejoneador extremeño sino en el
cuarto toro, un manso de bandera con el que Fermín Bohórquez se las vio y se
las deseó para clavarle los dos primeros rejones de castigo. Fue en ese momento
cuando la lidia del auxiliar fue la clave para despertar la atención del
respetable. Diego Ramón Jiménez, acompañado por César Martín y Pedro Arellano
supo encelar el tranco informal y mansurrón del astado para conseguir que el rejoneador
jerezano hilvanara trasteo en el centro del anillo, algo casi imposible de no
tener delante las manos veteranas de tres lidiadores importantes.
Con el segundo, la cuadrilla de
Hermoso de Mendoza formada por José Francisco Serrano, José Manuel Rodríguez y
Manuel Goncet debió cuidar muy mucho el tranco soso del animal de Capea. Lo
mismo debió realizar frente a un quinto para entender en la lidia. Por su
parte, Nicolás Hernández, hermano del rejoneador Leonardo Hernández, Diego Fera
y Francisco Estévez destacaron en la lidia de un tercero bravo que había que
darle medicina en el capote y un sexto noblón pero que había que sostener.