MARCO A. HIERRO / ILUSTRACIONES: JUAN IRANZO
A una carta se juegan el futuro casi todos los integrantes del cartel de hoy. También es la última para Fortes, pero él ya dejó su sello en una primera comparecencia cargada de argumento. Los demás, es decir Daniel Luque, Juan Leal y Valderfresno, dependen de hoy para mantener o incluso incrementar su prestigio, en distinto momento de ‘forma’ en cada uno de los protagonistas.
Primera y única tarde en este San Isidro 2017 para un Daniel Luque que ha empezado a desaparecer de los carteles de las ferias y cuyo nombre se escucha cada vez menos entre los que suenan para torear. Muy pregonado fue -por varios de sus antiguos mentores- su indiscutible marchamo de figura, pero fueron pasando los toros y ni siquiera los que le valían para triunfar le hicieron coger el poso de figura.
Torero con capacidad para resolver una tarde, son demasiadas las mañas que usa durante las faenas y escaso el compromiso que aporta a cambio, por lo que cada vez se ve menos su nombre en los carteles. Necesita imperiosamente un triunfo en Madrid para recuperar el crédito perdido y esta es su única baza en el año que puede aportarle soluciones.
Compuesto y pinturero, es Luque un torero que vive del gran proyecto de figura que llegó a ser durante algún tiempo, pero ni es ya tan joven ni se le espera como se le esperó cuando los nombres importantes gestionaban su carrera y se aprovechaba de eso -del nombre- para entrar en los carteles, a falta de triunfos propios. Y Madrid ya lo tiene muy visto.
El peculiar concepto de Saúl sigue calando con profundidad en una plaza que valora mucho la sinceridad de un tío en la cara del toro. Su anterior actuación, sin cortar trofeos, resultó un compendio de seguridad con el animal que tenía enfrente, y dejó las ganas de volverlo a ver entre los que poblaban el tendido.
Con cinco años de alternativa a sus espaldas, ya no es Fortes un imberbe con la hierba en la boca, pero sí un torero al que la vida y los palos han hecho ir madurando a una velocidad superior que el resto de los mortales. Pero aún tiene clavada la espinita de Madrid, y esta es la tarde que se vislumbra en su horizonte particular.
El francés de dinastía ya dejó un extraordinario sabor de boca el pasado año en Las Ventas, por lo que repite en un ciclo donde sólo tiene esta bala para pegar el aldabonazo más importante de su vida. Y tiene valor y conocimientos para hacerlo, pero también una afición desmedida y muchísima inteligencia para lograr sus objetivos.
Juan es un torero de corte muy clásico, pero de un valor pavoroso que le lleva a respirar libertad en el terreno donde a otros se les hace de noche. Entregado y sincero siempre, la tarde de hoy supone un jalón tan importante en su carrera que es posible que ni él alcance a vislumbrar su valor. Y eso redunda siempre -no les quepa duda- en beneficio del aficionado.
Una de las ganaderías más prestigiosas del campo bravo salmantino, Valdefresno no pasa en la actualidad por el mejor momento de su historia, es verdad, pero también lo es que guarda el poso más auténtico del encaste Lisardo con el tipo de toro más apto -en cuanto a su trapío- para la plaza de Las Ventas.
Con nueve festejos en 2016, la divisa charra sigue manteniendo el nivel de exigencia que siempre le aportó el desaparecido Nicolás Fraile y que ahora mantienen vivo sus hijos. Madrid sigue siendo un pilar importante en la historia de la vacada y aquí suelen echar siempre algún toro de triunfo. Esta tarde tendrá que se la elegida para cumplir la tradición.