MARCO A. HIERRO / ILUSTRACIONES: JUAN IRANZO
Con el regreso de Cuadri a la plaza de toros de Las Ventas iniciamos la última semana de feria, el epílogo ‘torista’ que se quedó instaurado por diferentes conveniencias y que la nueva empresa ha decidido no variar. Los gladiadores entran a la escena, aunque hay muchos de ellos que tienen muchos más argumentos que la batalla para exponer en el ruedo.
El salmantino Javier Castaño ha experimentado muchos cambios en su vida, y también en su carrera, empezando por el cambio de apoderado. Su ruptura con la casa Palomares precedió a la llegada del grupo Sinta, que hasta el momento le ha hecho una corrida de toros en esta temporada, organizada por la propia empresa en Alba de Tormes y en la que cortó una oreja de cada toro. Llega, por tanto, a Madrid para hacer su segundo paseíllo del año, después de quedarse fuera de los carteles de Sevilla.
Para Castaño no fue nada fácil la temporada 2016, que comenzó con un cáncer en un testículo y concluyó -felizmente recuperado- con 11 festejos toreados y diez orejas paseadas, lo cual no es una cifra muy elevada para sus costumbres de otros años. Debe remontar el vuelo Javier, que fue prodigio de temple cuando iniciaba su carrera y la lidia de asperezas y de faltas de confianza le hizo trocarlo por recursos técnicos para no sufrir ante las corridas más duras.
Con hitos importantes a sus espaldas, como la encerrona en Nimes con seis de Miura y su tremenda tarde ese día, hoy se enfrenta Javier a la lucha desde cero para volver a entrar en el corazoncito de Madrid. Y no lo tiene fácil, pero ¿quién lo tiene?
Lidiando con las duras, exhibiendo técnica, oficio y sitio, templando embestidas o tarascadas, Fernando Robleño puede decir bien alto que es torero de Madrid. Por eso le respeta esta plaza y le da su sitio en los carteles, aunque no le embista un toro para expresar lo mucho que guarda en el pecho desde hace al menos tres años. Hoy, con la madurez apuntando en su carrera, torea tal vez mejor que nunca, y Cuadri puede ser muy propicio para el madrileño.
Tan sólo nueve festejos fueron los que toreó el menudo torero el pasado año, y será este de hoy su particular inicio de temporada, pero ya está acostumbrado Fernando a iniciar las campañas en Las Ventas y se asusta bastante poco. Aquí fue donde el pasado año concluía su temporada gobernando una embestida exigente y correosa de un toro de Palha que a punto estuvo de dejar en sus manos una oreja y, aún sin cortarla, paseó una vuelta al ruedo en la que sintió el reconocimiento de este público.
Perfecto conocedor de la técnica, de los terrenos y de la lidia en general, es Fernando un torero eminentemente de sentimiento, aunque pueda parecer lo contrario, y sorprende a propios y extraños cuando un toro se le entrega de verdad. Tal vez sea hoy y en la plaza más importante del mundo. Su tremenda honradez lo merece.
Al torero jiennense José Carlos Venegas se le está haciendo costumbre ya esto de matar una de las duras en la última semana de San Isidro, pero lo importante es estar. No tiene, el joven torero, el oficio ni la sapiencia de sus compañeros de terna, pero sí una desmedida afición y una decisión total para irse para adelante cuando tocan a rebato. Esas son principalmente las cualidades que le han traído hasta aquí.
También José Carlos inicia hoy y en Las Ventas su temporada, y tampoco eso es nuevo para él. Fueron seis corridas de toros las que inició el pasado año en Vic Fezensac y fueron cinco orejas y un rabo los paseados, porque cuando le mete un toro el morro Venegas sabe torear. Y cuando no, también tiene valor para que sea lo que Dios quiera.
Además, en Madrid, no le queda otra que buscar su futuro a carra de perro.
Con el prestigo siempre intacto por una trayectoria intachable y la sabiduría y afición de su ganadero, Fernando Cuadri, la vacada onubense lleva ya algunos años sin echar ningún toro bueno al ruedo de Madrid. Por eso la oportunidad de esta tarde puede ser tan buena como cualquier otra, porque hasta el momento sólo han lidiado un toro esta temporada y fue aplaudido en el arrastre en la concurso de Zaragoza.
Toro largo y pesador, toro basto y poco fino en sus cabos, es el de Cuadri un animal que, sin embargo, suele humillar y entregarse a nada que le deja el peso. Tiene, además, esta vacada la particularidad de que el público suele darle mucha importancia a lo que se les haga a los toros de este hierro, con lo que un triunfo -que no será fácil- pesa mucho más.
A Cuadri le ha llegado la hora de volver a echar algún toro importante en Madrid, y el día puede ser hoy.