CASTELLÓN

Los paisanos sacan a Soler en hombros junto a Padilla


jueves 3 marzo, 2016

Con el toro “Adulador”, de Hermanos García Jiménez, tomaba esta tarde la alternativa el torero castellonense Vicente Soler en su tierra y salió a hombros junto a Padilla; ovacionado se fue Paquirri

Los paisanos sacan a Soler en hombros junto a Padilla

MARCO A. HIERRO / FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO

Con el toro «Adulador”, de Hermanos García
Jiménez, tomaba esta tarde la alternativa el torero castellonense Vicente Soler
en su tierra. Era la primera corrida de toros del serial de La Magdalena,
ejerciendo de padrino el jerezano Juan José Padilla y de testigo el sevillano
Francisco Rivera «Paquirri”.

A la puerta de chiqueros se fue Soler a
recibir al toro de la ceremonia, largo y de mano corta, pero se levantó al
verlo venir andando. Con delantales y alguna chicuelina intercalada interpretó
el saludo, y por el mismo palo el quite. Más bullanguero que brillante fue el
tercio de banderillas, con el público siempre muy a favor. Con la muleta anduvo
ligero y sin compromiso, sin tragar nada, sin colocación y sin encontrar el
valor para tenerla. Con manoletinas concluyó el trasteo, y con un pinchazo
antes de la estocada, que precedió a la ovación tras petición.

Estrecho, alto y ensillado salió el segundo, humillador en las verónicas de buen trazo y pie firme de Padilla. Con chicuelinas lo galleó al caballo el jerezano, y lo dejó a buena distancia para que llegase a empujar con más intención que poder. Compartió banderillas con el toricantano en un tercio de facilidad al parear. Bueno, aunque largo, fue el inicio de rodillas, con la muleta abajo y el ritmo cogido para acompañar la embestida boyante y humillada. Tenía voluntad el de Peña de Francia, que obedeció al toque cuando vino suave, más parado cuando se citaba con más energía. Supo Padilla trazarle dos series limpias a diestras, pero la exigencia en muletazos acabó con el fuelle del animal. Terminó pasando con quietud la arrancada ya desfondada y lo despenó de un estoconazo. Dos veces se le arrancó con la espada metida, pegándole un pitonazo al Ciclón en la rodilla. Cojeando visiblemente paseó una oreja. 

Tropezado fue el saludo a la verónica de
Paquirri al tercero, más por dentro a la hora de rematar. Poca fuerza anunció
el toro en el caballo, protestando corretón y sin fijeza a la salida. Templado
y torero fue el inicio de doblones, conduciendo con suavidad una embestida
docilona. La aprovechó Francisco para andarle con parsimonia y firmar un
trasteo aseado que hubiera sido brillante con más ajuste en los embroques.
Obedeció el animal siempre, pero penalizó los trallazo saliendo suelto; cuando
viajó acompasado el trapo, se fue hasta donde lo mandaron. Circulares en el
final, la media estocada trasera no valió para despenar al de Peña de Francia,
tardó en caer y sonó un aviso antes de la ovación.

Inválido y sin vida el cuarto, se fue por
donde vino al derrumbarse tras visitar al penco. Con una larga cambiada en el
tercio saludó Padilla al sobrero, al que le costó repetir en el percal, pero
humilló cuando lo hizo. Vistoso fue el quite por faroles que firmó el Ciclón
para no quebrantar la condición del jabonero sucio. Sacó chispa el toro en
banderillas, y le cuajó Padilla un vibrante tercio, con un cuarteo importante y
un violín muy expuesto por los pies del jabonero. Largo fue el inicio de
muleta, imponiendo el ritmo a la llegada con transmisión para ahormarle la
voluntad al animal. Le dio distancia y tiempo el jerezano para meterse después
en el cuerpo a cuerpo, muleteando con solvencia en series largas. Un tiempo
entre pases le dio al natural, más largo en el trazo, pero con menos conexión
con el público por la falta de ligazón. Con circulares buscó la oreja que le
faltaba para abrir la puerta grande, y con una estocada volcándose en el
morrillo hasta el punto de salir zarandeado de mala manera antes de pasear el
trofeo.

Al quinto, el de más peso del encierro, le anduvo para atrás Paquirri con la intención de darle ritmo a un saludo que no tomó vuelo. Derribó al caballo al cogerlo por los pechos y recibió una dura vara después. El mismo inicio genuflexo y suave de su primero sirvió para tomarse el pulso a este quinto, que no viajaba tan largo, sin embargo, y sí con la misma nobleza. La falta de raza le hizo a este protestar los finales y acusar los kilos, pero no molestó nunca al torero y obedeció a una muleta que lo trató con suavidad. Limpio y pulcro Francisco, no alcanzaron los derechazos la magnitud del brillo y se fue en silencio tras la estocada.

Hasta seis largas cambiadas de rodillas le pegó Soler al cierraplaza,  con pinta de vaca vieja y movilidad suficiente para que se volase el paisanaje en un tercio de banderillas de cualquier manera, sin colocación ni sosiego. Algo más de asiento tuvo con la muleta tras quitarse en el cambiado, pero es que ña embestida del sexto tuvo clase, calidad y ralentí. No la tuvo un Soler más confiado, pero falto de estructura y asiento al que equivocaron los paisanos al atorgar las dos orejas tras la estocada desprendida en la suerte de recibir.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Castellón. Cuarta de la
Feria de La Magdalena. Corrida de toros.

Seis toros de Hermanos García Jiménez, soso y vulgarón el alto primero, boyante, humillado y bravo el silleto y feo segundo, 

Juan José
Padilla, oreja y oreja. 

Francisco
Rivera «Paquirri”, silencio y ovación

Vicente
Soler, que tomaba la alternativa, ovación tras petición y dos orejas.