De exigente movilidad el castaño Campesino
Distraído y acusando querencias salió Campesino, un castaño de amplia caja, largo cuerno y carnes apretadas que rebrincó sus embroques en el capote con las manos por delante, aunque empujó abajo en el penco de Montoliú. Galopó el animal en banderillas y por abajo tomó el capote de Mambrú en la brega. Tuvo disparo y tuvo exigencia en la muleta un animal que demandó imposición y no la tuvo. Le faltó entrega para romper, pero tampoco se la ofrecieron, y entero llegó al final para que lo despenara Padilla.
Centurión, una devanadera de cara suelta
Largo, grande y generoso de pitón era el burraco segundo, al que le cabían más quilos a pesar de su amplia planta. Humilló y repitió con ritmo en el saludo a la verónica y en los quites de Moral y López Simón. Vulgar en varas, acudió dos veces al peto. Soltó más la cara en los embroques de banderillas y salió con ella a media altura del percal en la brega. En la muleta fue una devanadera de cara suelta a la que había que andaré muy firme y sin dudar para ganar la pelea. Tuvo emotividad su arrancada encendida, pero careció de clase y de ritmo y le sobró actitud de protesta y disparo con carbón.
Delta, un torrente de repetición sin clase
Generoso de cuna y amplio de trana y pechos era el bajo Delta que hizo tercero, que se rebrincó y echó las manos por delante con cierta violencia. Bruto en el caballo de Ángel Rivas, que lo midió mucho en dos encuentros. No terminó de humillar en la brega de banderillas, pero fue franco en los embroques. Tuvo emoción el toro, salida de la codicia al coger la muleta, y repitió con emoción, agradecido ante la entrega de un apabullante López Simón. Tuvo duración y tuvo entrega para pelear, aunque le faltó clase en la movilidad y largura que exhibió.
Áspero y exigente para Padilla el Galán cuarto
De baja cruz y buen corte era el cuarto, de corta mano y largo lomo, generoso morrillo y largo cuello coronando la capa castaña. Lo utilizó para humillar en el capote con brío en la arrancada y recargó con los riñones debajo del peto en larga vara. Durísimo castigo se llevó en el segundo encuentro con Alventus. Humilló también en ña brega en banderillas y se arrancó con entidad para galopar al colocar los pares. Tuvo mucha seriedad en la embestida el animal, en línea recta y con todo siempre, pechugón al principio, más templado cuando se le agotó el fondo, que fue pronto porque acusó el castigo en varas. Salió con la cara por arriba y fue costoso para Padilla.
Brusco, protestón y deslucido el amplio Fastuoso quinto
Tan Fastuoso era el quinto de nombre como de planta, con sus seis quintales, sus largas perchas, su badana prominente y su riñonuda trana para humillarle los embroques al saludo capotero de Pepe Moral. Más espeso en el caballo, se dejó pegar, y mucho, en dos varas y vino mejor que se fue durante la brega de banderillas, poniendo en aprietos a los subalternos. Pero no tuvo recorrido en ña muleta, donde protestó los finales con un tornillazo feo y obligó a perder pasos para que no remontase tras la reposición. Deslucido y sin clase ni gracia ni entrega, terminó afligido cuando lo pudieron.
Deslucido y aplomado el Farruca sexto
Más alto era el Farruca sexto, de Vegahermosa, que arrancó siempre con todo y en línea recta al capote de López Simón y topó contra el peto en una vara muy medida y un picotazo para dejarlo crudo. Midió mucho y vino dormido en banderillas al capote, pero galopó cuando le colocaron los rehiletes. Muy pronto se paró el animal, que de airear en línea recta y venir por dentro en el inicio terminó afligido y aplomado por la tremenda autoridad de López Simón, al que terminó respetando porque no le quedó más remedio.