LA CRÓNICA DE MADRID

Sergio Galán pierde por el descabello su séptima Puerta Grande


sábado 6 junio, 2015

Se lidiaron toros de María Guiomar Cortés de Moura para Rui Fernandes, Sergio Galán y Manuel Manzanares

Se lidiaron toros de María Guiomar Cortés de Moura para Rui Fernandes, Sergio Galán y Manuel Manzanares

A las
siete en punto arrancaba el paseíllo de la corrida de rejones penúltima de
Feria en Madrid: en el cartel, Rui Fernandes, Sergio Galán y Manuel Manzanares
ante un encierro de María Guiomar Cortés de Moura.

A pesar de que Rui Fernandes se fue a la puerta de
chiqueros, el primero, tan grande y pesado como falto de celo, se desentendió
del «ETC» con total desinterés. Ni los dos rejones de castigo le
despertaron una embestida entregada. Apenas e banderillas, ya cuando el
portugués montaba a «Estoque», consiguió alegrar al toro y al
público, pues supo llegar cerca de los pitones para tirar del toro en
adormecidos galopes de costado que fueron ganando en intensidad a medida que le
provocaba en la cercanía. No fue una lidia del todo limpia, pero sí muy
efectiva y vistosa, tanto por la belleza y elasticidad del caballo, como por la
suavidad en los quiebros y el temple de su galope. Luego, las batidas sobre
«Ozono» tuvieron verdad, pues fueron siempre dando el pecho y salió
con espectacularidad haciendo varias piruetas, poniendo lo que le faltaba al
toro y clavando siempre con reunión. Buena faena, centrada en la lidia del
manso que rompió a mejor sin ser del todo bueno, pero que agradeció el esfuerzo
del jinete que, tras las cortas a lomos de «Curro», dejó un
defectuoso rejón de muerte que necesitó varios golpes de descabello y echó por
tierra su buena labor a caballo.

 

Recogió Sergio Galán con ralentizado temple al segundo, un
toro que si bien tuvo fijeza, se empleó poco siguiendo a «Ben-Hur»,
por eso tras un único rejón de castigo, sacó a «Trópico» y entendió
perfectamente al toro, pues nunca dejó que los pitones se alejaran de su
montura lo suficiente para perder el interés, a pesar de que le faltaba
transmisión, pero la emoción del temple lo suplió todo, tanto en los rítmicos
galopes de costado, en los que el caballo asentó sobre los cuartos traseros
para tirar del toro, como en las ceñidas batidas a pitón contrario, clavando,
además, con reunión. «Titán» alegró con sus piruetas una lidia
siempre a más, con un toro ya metido en el canasto, y «Artista», puso
la guinda, haciendo uso de su inmenso galos para dejarse llegar al toro muy
cerca en las cortas (falló en el segundo palo, aunque cuenta como anécdota) y
dejó al jinete en lugar inmejorable para dejar un rejón contrario pero
efectivo, que de haber sido perfecto le hubiese dejado el doble trofeo en sus
manos.

Manso y aquerenciado resultó el tercero, al que paró bien
Manuel Manzanares a pesar de lo desprendido que cayó el hierro, pero después,
sobre «Farruquito», Manuel enderezó el camino, encelando bien y
sacando al toro de sus querencias con una buena lidia. Batió bien y dejó los
palos en buen sitio, pero lo mejor fue el temple y la manera de llevar al toro
a mejores terrenos y fijarlo en la lidia. Con «Tomatito» se ciñó más
en las batidas y, precisamente cuando estaba queriendo lograr más ajuste, se
apresuró y el toro atropelló a caballo y caballero, dando con el jinete en la
arena y arrollándole sin aparentes consecuencias. Volvió ya a lomos de
«Chavela», pero aunque quiso recuperar el sitio ganado, esta vez le
faltó precisión en las cortas y el rejón definitivo necesitó la ayuda del
descabello.

Accidentada comenzó la lidia del cuarto, pues por un exceso
de confianza Rui estuvo a punto de ser desmontado de «El Dorado», con
el que, más allá del percance, paró bien, aunque no consiguió encelar demasiado
al manso. Esa labor la ejecutó con «Cervantes», con el que supo
provocar bien esas arrancadas, aunque a veces se vio sorprendido por algún
arreón que pudo resolver bien. Hubo reunión en los embroques y en los palos,
dejando la espectacularidad a cargo de «Único» y
«Casanova», el primero con los balanceos en los cites y el segundo
con un tierra tierra, ambos dando el pecho y ajustados en los embroques. Las
rosas, también en todo lo alto, con «Fado», y el rejón, defectuoso y
de lento efecto, cerró a menos una faena meritoria a un toro complicado.

A la puerta de chiqueros se fue Sergio a recibir al quinto,
el mejor hecho de todos y que salió también con las alegría, por eso lo quiso
administrar con «Amuleto», parándolo en corto y con un rejón en lo
alto del morrillo, para después lidiar dando el pecho con mucha pureza sobre
«Ojeda», y evitar que el manso se fuera a las tablas. Pero lo mejor
vino con «Apolo», ese maravilloso perla que lo mismo hace una piaffé
en la cara del toro, que sirve un par a dos manos en terrenos comprometidos, llega
a la cara con un tranquilo passage o galopa templadamente de costado, cuidando
que el toro siempre le respire cerca de su piel. Todo fue medido y preciso, por
eso cuando el toro ya pedía la muerte, «Artista» alegró con un
caracoleo para dejar los palos cortos, otra vez arriba, otra vez reunidos, y se
dejó llegar al toro para que el rejón cayera seguro al segundo intento. Sin
embargo, los dos golpes de descabello le echaron el cerrojo a la puerta grande.

Dos rejones con «Jumillano» dejaron al sexto con
energía suficiente para seguir los galopes de costado de «Príncipe»
con el que batió bien a pitón contrario y tuvo que esmerarse en las
comprometidas salidas, cuando arreaba el murube portugués. Manuel estuvo
valiente y asumió una lidia completa con sus riesgos cerca de los chiqueros,
donde estableció su querencia un toro al que siempre le faltó ritmo. Ya con el
toro muy parado y cerrado en tablas. dos banderillas cortas y varios pinchazos
antes de medio rejón definitivo, otra vez con «Chavela», dejaron en
silencio una actuación en la que se noto la buena evolución del menor de los
Manzanares.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza
de toros de Las Ventas. Feria de San Isidro. Corrida de rejones.

Toros
de María Guiomar Cortés de Moura, 
reglamentariamente despuntados, de correcta y pareja
presentación y hechuras. 1º, Manso, sin celo, pero agradecido; 2º, escaso de
celo, pero fijo, con ritmo y a más; 3º, aquerenciado y distraído; 4º, embistió
sin ritmo, pero obedeció a los toques; 5º, el mejor hecho de todos, alegre y
con calidad pero a menos; y 6º, con poder y sin ritmo, también a menos.

Rui Fernandes, silencio y silencio. 

Sergio Galán, oreja y ovación. 

Manuel Manzanares, ovación y silencio. 

 FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO