TEXTO; MARCO A. HIERRO / ILUSTRACIONES: JUAN IRANZO
Llega la primera confirmación del abono, con Ángel Téllez como protagonista y una buena colocación para la ceremonia, entre Castella y Emilio de Justo y con una corrida de Jandilla, que este año está respondiendo a las expectativas. Todo pinta bien para el novato.
El francés de Beziers cumple hoy el primero de sus tres paseíllos en Madrid, y el de hoy, a pesar de que podría haber sido un hierro elegido por el francés para la feria, lo eligió el famoso bombo que está marcando el devenir de esta feria. Pero viene de matar, por decisión propia, la corrida de Miura en Sevilla, que aunque no pasó nada -él era consciente de que existía esa posibilidad por encima de las demás- sirvió como gesto de un torero que no lo necesita.
De hecho, ese paseíllo sevillano con la corrida de Miura era el número 21 desde que comenzase el año 2019, en el que ha cortado un total de 13 orejas, y con tres tardes en San Isidro -en 2018 abrió su quinta Puerta Grande- un torero como él no tenía nada que demostrar a nadie salvo a él. Valor, quietud y pulso son algunas de las cualidades que tiene un torero que tiene a Jandilla como uno de sus hierros fetiche en este tipo de compromisos.
El torero extremeño es el abanderado actual de la pureza de líneas y el clasicismo en el toreo, el que quieren ver los que recuerdan épocas pasadas porque el toreo eterno no muere jamás. Le ha costado llegar hasta el gran circuito, pero la verdad con que torea Emilio no tiene contestación en contra. No es posible darla. De concepto sobrio, figura vertical y desmayo en las formas de pura entrega, Emilio es uno de esos toreros que da gusto verlo aunque no corte nada.
Son sólo tres hasta la fecha los compromisos que lleva toreados el torero de Cáceres, en un 2019 que viene marcado por la lesión de escafoides que le produjo un toro en Vistalegre y que le hizo perder muchos contratos en un inicio de temporada diseñado para él. Las dos ovaciones saludadas en Sevilla el día de la reaparición hacen albergar esperanzas de verlo en Madrid -esta es la primera de sus tres tardes tras su Puerta Grande en Otoño- en toda su plenitud.
En una temporada de transición para él como la de 2019, Ángel Téllez ha pasado de ser cabeza de león -como puntal del escalafón de novilleros en que se había convertido las dos últimas temporadas- a cola de ratón, porque una vez tomada la alternativa tiene que refrendar lo apuntado como novillero, y el excelente cartel en que efectúa su presentación en Madrid como matador pone las cosas más fáciles, pero también exige estar a la altura.
De hecho, comenzó su temporada en tierras murcianas de San Javier, pero fueron dos plazas de primera, Sevilla y Valencia, las que lo vieron despedirse de novillero con tres orejas paseadas en tres festejos, pero ya ha cumplido los mismos paseíllos como matadro -alternativa incluida- y suma once orejas más y un rabo a su palmarés de 2019. Pero esto, amigo, es Madrid, y la primera feria del mundo, donde la exigencia se eleva exponencialmente.
Si Téllez confirma, Jandilla está sobradamente confirmada como una ganadería de las que más se demandan en una plaza como Madrid por su gran regularidad a la hora de echar toros de triunfo, pero sobre todo por la posibilidad de echar toros legendarios. La vacada de Borja Domecq lleva ya varias temporadas lidiando toros de los que entran en la historia, desde aquel Hebreo al que se enfrentase precisamente Sebastián Castella.
Son tres festejos los lidiados por Borja Domecq este año 2019, con 14 reses en los cosos de Valencia, Arles y Sevilla -máxima responsabilidad todo- y son once las orejas que han paseado los toreros que se han enfrentado a ellas, en cuatro ocasiones cortadas de dos en dos. Es, sin duda, una de las mejores ganaderías del campo bravo por la raza y el picante que aporta a su excepcional fondo de clase.