MARCO A. HIERRO / ILUSTRACIONES: JUAN IRANZO
El de esta tarde es el primer gran cartel del ciclo continuado de Sevilla, con tres figuras del toreo que llegaron en momentos distintos a la cima del toreo pero permanecen hoy en distintas circunstancias. Todo ello con una de las ganaderías fijas en La Maestranza y una previsible buena entrada que puede empañar la lluvia que azota la capital sevillana en las últimas horas y que pone en riesgo la celebración del festejo.
El extremeño Miguel Ángel Perera llega a una de sus plazas talismán, en una de las que mejor se siente y se encuentra como artista. Son esta y Madrid las que de verdad motivan al de la Puebla del Prior, tal vez porque el camino independiente que eligió para desarrollar su carrera le otorga más réditos en las plazas más importantes.
A eso hay que unir el carácter de Perera. Es tan de verdad el hombre que hace mucho más verdad aún al torero. Poseedor de una capacidad técnica casi perfecta, Miguel es uno de los toreros más templados de los últimos tiempos, lo que le facilita el toreo de firme caricia, de impositor mimo casi para cualquier tipo de toro.
Culminó el pasado año con una Puerta Grande en Madrid, rubricando una temporada de menos a más que sirvió para reivindicarse de nuevo. Y así cada año que empieza. Esta tarde llega a la cita con cuatro corridas de toros en el esportón, cinco orejas y un rotundo triunfo en Arles la última vez que vistió el chispeante. Es uno de los toreros que siempre apetece ver.
Otro extremeño genial que llega esta tarde a Sevilla es Alejandro Talavante, y no es esta una plaza que le haya reportado muchos triunfos, pero sí momentos inolvidables, como aquel natural al toro de Cuvillo que entró por méritos propios en los anales del toreo.
Dos triunfos lleva este año en la espuerta de las cuatro corridas en las que trenzó el paseíllo: comenzó con gloria en Olivenza y Castellón, pero todo se volvió agrio cuando llegaron los silencios de Valencia y de Cieza. Esa doble versión de Doctor Jekyll y Mister Hyde que siempre ha acompañado a Alejandro le señala como genio completo de la Tauromaquia, pero también hacen que regrese una irregularidad que parecía tener superada.
Es tan imprevisible el extremeño que ni siquiera él sabe por dónde va a salir cuando está en la cara del toro, pero también sabe -ahora que ya tiene la madurez alcanzada- entrenar esos momentos de inspiración para tirar de ellos cuando le hacen falta. Sevilla siempre es un marco donde las figuras quieren triunfar. Y a él ya le toca en esta primera bala de las dos que tiene.
El temporadón arrollador que firmó Andrés Roca Rey en 2016 se volvió el pasado año responsable y rentable firma de contratos que, indefectiblemente, dejó en parte sin cumplir por los numerosos percances. Es cierto que ya no le hacen tanto daño los toros a Andrés, pero también lo es que la juventud va curándose a medida que pasa el tiempo.
Es el peruano la viva expresión del torero que triunfa joven porque no queda más remedio, después de andar toda la vida al socaire del toro. con la empresa de Sevilla detrás para dar soporte en Europa y Casa Toreros para hacer las Américas, a Roca Rey ya no le preocupan tanto las corridas firmadas como cuando estaba sólo con José Antonio Campuzano. Y aún así, sigue arrimándose como un perro cada vez que se enfunda el chispeante.
En el caso de Andrés no se sabe muy bien cuándo concluye una temporada y comienza otra, porque no para de torear. Desde que comenzase el año 2018 el peruano ha toreado 17 corridas de toros, seis de ellas en Europa desde la feria de Olivenza. Arrollador, desde luego, pero también con el deber pendiente entre el aficionado de mostrar su evolución, dado el margen que le otorga su insultante juventud. Es tal vez el torero que más se paga por ver, y esta es la segunda de sus tres tarde en el abono sevillano.
El hierro de la Casa Matilla es uno de los fijos en Sevilla desde hace años y en ello tendrá que ver -no lo dudo- el poder de Toño en el actual sistema, pero también los buenos resultados de una divisa que vivió el pasado año una temporada especialmente exitosa. Un total de doce corridas de toros lidiadas la sitúan en uno de los lugares de privilegio.
En la actual temporada sólo ha lidiado un toro. Fue un sobrero en Castellón, donde Miguel Ángel Perera le cortó una oreja. Hoy se encuentra el torero con un encierro completo del mismo hierro.
La vacada charra lleva sangre Domecq procedente de dos de sus ramas, porque son Jandilla y Juan Pedro las sangres que confluyen para dar los resultados a un hierro que luce con sus actuales señas y propietarios desde 1987. Hoy volverá a pasar otro examen en el Baratillo.