LA CRÓNICA DE SAN ISIDRO

Un Gestor de atenciones


miércoles 20 mayo, 2015

Miguel Abellán y Manuel Escribano saludan ovaciones en una corrida de Jandilla a la que le faltó el fondo y con la que Fandi escuchó silencios

Miguel Abellán y Manuel Escribano saludan ovaciones en una corrida de Jandilla a la que le faltó el fondo y con la que Fandi escuchó silencios

Para el que cuenta dineros, observa los preceptos y pretende sacarle el máximo provecho a su paso por el mundo es importante contar con un buen gestor. Y ese gestor debe moverse, debe obedecer las órdenes que se le dan y debe agradecer el buen trato recibido otorgando sus mejores virtudes al cliente. Si se dan las circunstancias, al mencionado cliente le irá muy bien en todos los sentidos, aunque el gestor no sea el mejor del mundo.

Gestor salió cuarto, en el lote de Abellán, y tuvo todas esas cualidades cuando la corrida de Jandilla navegaba por los derroteros del fondo escaso, del morro por el suelo con los cinco quintales detrás, de la raza justa y el vecino de tendido llamando a su prima Maripili para hablar de algo. Fue Gestor de atenciones y miradas ese cuarto toro negro, bajo, musculado, prominente en el cuello, largo en el lomo y serio en la cara. Y fue importante porque así fueron sus arrancadas, que fueron de todo menos bobaliconas, sacaron disparo y exigieron apuesta al que manejaba el trapo. Ese se llamaba Miguel.

 

Ese Miguel, que caminaba por segunda vez en esta feria, se fue a saludarlo al secadero de gargantas que aguarda bajo el tendido 2 para ver cómo estaba a punto de rebañarle la hombrera al cambiarle la larga. Ya entonces, cuando los pies se aplomaron en verónica de vuelo suelto, se le vio galope al toro. Ya por aquel entonces estaba arrebatado Abellán, que miró altivo al tendido después de rematar con recorte de capote en una mano. Era Gestor de atenciones, de emociones y de premios ese cuarto enrazado que tuvo como principal virtud ser agradecido con el trato. Fue suave el de Miguel en percales, impositor en el inicio muletero para que no se le fuera a las barbas, para apostarle después en tres tandas de talón anclado girando sobre el eje para no quitar el trapo de la cara de Gestor. Emotivo en el tendido, corajudo en el albero el de nazareno y plata, que gobernó con poder el acople a la embestida y buscó las cercanías para matar el disparo. Era consciente Abellán de que no era el mismo a zurdas, y también de que debía gestionar el argumento para conservar la atención. Por eso se puso muy puro cuando citó en la zocata, y tragó quina en una tanda sabiendo que ya no había más. Ni falta que hacía para rebañar un despojo. Pero cayó lagartijera la media y se quedó en ovación.

Otra recibió Escribano por gestionar con perfil de listo la media embestida del sexto, jabonero apretado y pitorro de cara que manseó con descaro sin gestionar la atención. También se apretó Escribano para quebrar banderillas, para irse al portón de los sustos a recibir la salida, para quitar por chicuelinas la embestida muy corta. Ya la tenía en la cabeza cuando cogió el trapo rojo, pero le costó llegar a ese punto donde se habla el mismo idioma para trazar y embestir. Cuando lo encontró, supo coserle al morro un fleco que siempre esperaba tras el parón del embroque, convirtiendo dos medias arrancadas en un solo muletazo. Ese fue el mérito de Manuel, que fue a buscar a los medios una estocada y una oreja. La primera la cobró con derechura y arrojo. Para la segunda faltaron pañuelos.

Con buen gestor cuenta El Fandi, pero no tuvo la suerte de que le acompañase en el ruedo. Sabe aplicar David, tiempos, alturas y distancias para que, llegado el momento, le embistan hasta las mesas, pero no le duraron los toros tras el segundo tercio. Maneja el capote Fandi con magistral cadencia y temple, pero hasta eso se empeñó el viento en que no lo gestionase. Por eso quedó su tarde en un tercio de banderillas. Fue con el castaño quinto, y hasta en él le corrió para atrás y le buscó los terrenos para que no se apagase, pero no encontró manera. Por eso se fue en silencio, sin gestionar atenciones.

Eso quedó para el cuarto y un valeroso Abellán, que hoy vestía de nazareno y hasta un par de parroquianos de mi tendido preguntaron si no estaba. Parece que no venir de blanco y plata es también gestionar atenciones…

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Las Ventas, Madrid. Feria de San Isidro, décimotercera de abono. Más de tres cuartos de entrada en el tendido.

Toros de Jandilla (entregado y de fuerza justa el tercero; exigente, emotivo y agradecido el cuarto; áspero, protestón y de cara suelta el feble quinto; mansurrón y renuente de media embestida el sexto) y Vegahermosa (de buen fondo y nula condición física el primero; bonancible sin fuerza el segundo).

Miguel Abellán (nazareno y plata): silencio y ovación.

El Fandi (blanco y plata): silencio en ambos.

Manuel Escribano (fucsia y oro): silencio y ovación.

 

FOTOS: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO