MÁLAGA

Adame entra en la Malagueta; Sólidos Escribano y Garrido


martes 18 agosto, 2015

Con un enorme #FuerzaFortes dibujado en el ruedo recordaba La Malagueta a su hijo herido en un gesto de tremenda sensibilidad.

Con un enorme #FuerzaFortes dibujado en el ruedo recordaba La Malagueta a su hijo herido en un gesto de tremenda sensibilidad.

Llegaba a Málaga una seria corrida de Torrestrella para que hicieran cargo de ella, en busca del triunfo, Joselito Adame y José Garrido, con Manuel Escribano ocupando la plaza del lesionado Antonio Ferrera.

A la puerta de chiqueros se fue Escribano a recibir al burraco primero, y dos largas más de rodillas le sopló en el tercio antes de levantarse y mecer con mimo y suavidad la humillada llegada del animal, con encaje en el riñón y soltura en las muñecas. Variado fue el quite de Adame, con gaoneras tafalleras, celestina y revolera para abrochar. Más vibrante puro fue el tercio de banderillas, culminado con el espectacular quiebro del estribo. Con cambiados inició el sevillano la labor, con suavidad y empuje en los muletazos, sin exigencias, como en el toreo en línea de una primera tanda que resultó suave, larguísimo, muy para el toro. Y entonces llegó el toreo. Fueron tres tandas, tres momentos variados en las manos y en los trazos de los que sobresalió una serie al natural maciza, sentida, lenta en la que se sintió Manuel. Pausado y sereno el sevillano, con reposo en las formas incluso cuando se acabó el toro y tuvo que atacar. Sólida la impresión y contundente la estocada para pasear una oreja, con una segunda que denegó el palco.

Con un espectacular manejó del capote se asentó en el ruedo Adame para lanceros al segundo con el pecho encima del embroque, las muñecas elásticas y el vuelo terso, ganando el paso hasta los medios. Declaración de intenciones fueron las gaoneras comprometidas del quite de Garrido. Fulgurante fue el inicio de Adame con la muleta, con estatuarios sin enmendar, una firma de buen gusto y uno ralentizado de pecho. Y a los medios a torear. Distancia para recoger la emotiva transmisión, suavidad y temple al disparo del bravo Torrestrella, exigente para puntear los errores. Mejor cuando lo cogió en corto con la mano izquierda y llegó el toreo largo, sereno, abandonado. Faena de gran nivel que tuvo momentos excelsos.a pies juntos al natural concluyó el trasteo, con una estocada al encuentro que reventó al Torrestrella sin remisión. Una oreja le cortó, con una tremenda bronca al palco por no conceder la segunda.

Soberbio en el encaje al lanceros a la verónica estuvo José Garrido con el guapo tercero, casi berrendo en la capa burraca, abrochados las puntas vivísimas sobre la sien. Hermoso fue el galleó para colocarlo al caballo, donde le faltó algo de empuje a un toro que había humillado con entrega y que lo volvió a hacer, aunque mermado, en las lentísimas tres verónicas del quite de Garrido. Uno más le hizo Escribano, de chicuelina de mano baja. No le acompañó la fuerza al animal para mantener la entrega en el inicio muletero que proponía el extremeño, que tuvo que dar distancia para encontrarse con la protesta de cara suelta que puso en un brete a Garrido al vencerse a diestras. Lo metió en la muleta al natural José, citando con el palillo en la cadera y el vuelo lanzado al morro, inteligente para ganarle medio metro a una embestida que no era larga. Tragó con valor y seguridad, con la seriedad del que quiere ser gente. Incluso quedó prendido al rematar una serie y se escapó en el suelo de la cornada que tiró el burraco. En las tablas el final cuando se rajó el bicho, con los pitones en el vestido porque no había otra en una solidísima actuación. Pinchó varias veces, sin embargo, sonó un aviso y en una ovación quedó su obra.

Al altar de los miedos se fue de nuevo Escribano a ponerse de rodillas para recibir la falta de entrega y de viaje en el percal del cuarto, al que le suplió las carencias el sevillano poniendo el encaje y la verdad que no tenía el de las patas negras. Hasta los medios le ganó el paso para ver cómo pasaba por allí con la cara en las nubes. Tampoco en el caballo tuvo empleo, y se fue a topar a media altura en el peto. Encima se le vino a Adame en la primera chicuelina del quite, obligándole a hurtar el cuerpo, sin pasar del embroque y con la cara a su aire. Tuvo que provocar mucho la arrancada Manuel en banderillas para cumplimentar un tercio muy solvente. Lo empujó con sentido Escribano en el inicio de muleta, pero se negó el animal a humillar primero y a pasar después, haciendo imposible cualquier intento de torear. Le fue extrayendo medios muletazos para justificarse y optó por irse a por la espada. Silencio.

Más basto y menos hermoso era el quinto, frío en su salida, con poca entrega y media humillación en las verónicas en las que sí se entregó Adame para despachar la pasada deslucida. Tampoco en el caballo tuvo empleo el animal en ninguna de las dos varas. Muy bien dibujadas y esperadas las chicuelinas de Garrido en el quite, peor tomadas por el colorao. Con el morro contra las tablas se fue tras el primer muletazo el animal, y pareció espabilarse, porque se fue para adelante detrás del trapo a partir de ahí. Sin clase, sin boyantía, pero repitiendo. Se asentó Adame con seguridad y con aplomo para trazar, en la media distancia en los cites, muy hundido en la arena en los trazos, aprovechando templado la pasada bobalicona y dándole importancia con su compromiso. Sonó la música y paró la banda por su cuenta ante el enfado del público. A más fue siempre la faena a partir de entonces y volvió a sonar la banda para que pidiese Adame que parase la música. Y el público con él, entregado para pedir la oreja tras la estocada caída. No hubo más remedio que darla; también le debía una del toro anterior.

De rodillas se puso Garrido a lancear al sexto sin probaturas, comprometido, ambicioso y fresco de mente para levantarse cuando apretaba y para rematar cuando se acababa el viaje del negro toro, más en el tipo de los primeros. Tuvo brío para arrancarse al caballo para que le midiesen el castigo en varas. Horrible fue la forma de coger a José María Amores en un apretón y volteado con saña para meterle el pitón. En la muleta fue todo defenderse ante la firmeza segura e imponente de Garrido. Afligido el animal, rebrincó sus intenciones y cambió radicalmente su comportamiento para dejar sin opciones a un porfión Garrido. Palmas.

FICHA DEL FESTEJO 
Plaza de toros de La Malagueta, Málaga. Tercera de abono. Dos tercios de entrada en el tendido.

Toros de Torrestrella, serios. Con desliz, clase y entrega el primero, de muy buen fondo, emotivo y con mucha transmisión el segundo, con disparo, protestón y rebrincado, de cara suelta el rajado tercero, sin humillación ni viaje el borrico cuarto, pasador sin clase, pero a más y defensivo y orientado el sexto.

Manuel Escribano (grosella y oro): Oreja y silencio

Joselito Adame (Caña y oro): Oreja y oreja

José Garrido (mercurio y oro): Ovación con saludos y palmas