Cayetano, Roca Rey y Pablo Aguado –en sustitución de Morante de la Puebla- hacían el paseíllo, este 12 de julio, en la octava de la Feria del Toro, en la que se lidiaba un encierro de Jandilla.
El viento, el toro y Cayetano no conectan con el primero, pero una espada baja y efectiva propicia petición
De mucha seriedad el primero de Jandilla, un animal largo y con cara, negro bragado de capa, número 25, nacido en octubre de 2019 y primero del lote de Cayetano. Frío de salida, lo cuidó en el caballo de Pedro Geniz. Se le cuidó también en la lidia a un toro al que comenzó faena Cayetano sentado en el estribo, en un prólogo que preludió una faena de detalles en las que el viento, el noble toro a menos y Cayetano no llegaron con fuerza arriba. Le dejó un espadazo desprendido y hubo petición por ello, no atendida por el palco.
Faena de compromiso y entrega de Roca Rey a un noble y humillador primero: corta una oreja con fuerte petición de dos
“Pasota” se llamaba el segundo, número 18, negro bragado de capa, de 520 kilos, nacido en octubre de 2018 y primero de Roca Rey. A por todas salió el peruano, que se fue a la puerta de chiqueros y le dio una cambiada coreada por los tendidos a sones “Perú, Perú”. Le faltaba algo de fuerza al toro en el caballo, y también en el buen quite de Pablo Aguado a la verónica. Replicó Roca Rey por chicuelinas. Y emotivo fue luego el quite de Andrés: “Por esta fiesta tan bonita que no sabe ni de izquierdas ni de derechas. Por Perú, que es mi país, por España y por Su Majestad”. Se echó de rodillas y se cambió al toro por detrás y por delante en un inicio con mucho calado arriba, y luego domeñó y llevó largo y embebido al animal, alargando en todo momento su embestida. Tiró de toreo ortodoxo y también de efectista, con alguna arrucina, para componer una faena de compromiso. De noble y humilladora embestida también este segundo, y aunque justo de fuerzas tenía un fondo de bravura, por lo que tuvo que administrar con cabeza las series el joven, que dejó naturales de calidad en la última parte de la faena. Y se montó entre los pitones en el final de la faena, cuando el toro ya tenía menos recorrido, además de unos ayudados de epílogo de bello trazo. Dejó una estocada en lo alto, de la que tardó en caer, sacando fondo de bravo el animal. El palco concedió una oreja y le negó la segunda, pedida con fuerza.
Pablo Aguado deja una obra de gracia torera y despaciosidad al manso pero noblón y humillador tercero
“Jaramago” se llamaba el tercero, número 21, negro de capa, primero del lote de Pablo Aguado, un animal de 540 kilos de peso. Salió con querencias hacia toriles, y de hecho recibió el primer puyazo, largo, en ese caballo; el segundo ya fue en el jaco de la contraquerencia. Manso y falto de fuerza pareció en el segundo tercio el animal, que se cayó incluso entre las banderillas. Y pareció cambiar el animal radicalmente en las lapas que le dejó Aguado para iniciar faena, en muletazos con gran cadencia y despaciosos. Dejó una faena de toreo a ralentí especialmente por la izquierda, por donde se rompió en su naturalísimo concepto el sevillano. Muy templado en todo momento, la obra no caló con fuerza pero estuvo llena de esencia. Y el remate final de ésta, por bajo, además de los finales de serie, tuvieron empaque y gracia torera. La espada, entera, hizo que el animal cayese en los medios.
Cayetano pasa un quinario con el acero frente al cuarto
“Zabra” era el cuarto, número 96, segundo del lote de Cayetano, un negro mulato de 530 kilos de peso nacido en enero de 2020, de serísima estampa y con dos velas hacia lo alto. Manseó una barbaridad de inicio, parándolo el subalterno Joselito Rus. Tras las varas en el caballo de Luciano Briceño, de las que salió suelto, también fue mansurrón en banderillas. El toro se adueñó de la situación en el inicio de faena, hasta que se lo llevó a los medios Cayetano, donde se vino abajo el toro y pudo sacar algún muletazo voluntarioso, pero sin eco. Pasó un quinario con la espada y con el descabello el torero.
Roca Rey redondea una tarde de máxima figura con otra oreja al quinto
“Omeya” se llamaba el quinto, número 68, jabonero sucio de 595 kilos, nacido en noviembre de 2019 y segundo del lote de Roca Rey, al que saludó en la puerta de chiqueros con una emocionante cambiada y luego toreó a la verónica de rodillas. Máximo compromiso, de nuevo, de Andrés, que dejó también chicuelinas erguido de mucho calado, y un quite por gaoneras en el que se pasó a milímetros de los muslos al de Jandilla. Viruta fue ovacionado tras parear al toro, que lo lidió magistralmente Antonio Manuel Punta. Al tendido brindó el peruano, que dejó un prólogo por estatuarios. Siempre le dejó la muleta en la misma cara al noble animal, que no le quedaba otra que tomar el trasto y seguirlo. Obra muy firme de Andrés, con gran seguridad por ambos lados. Y dejó una estocada que valió otra oreja con fuerza.
Aguado deja una faena de esfuerzo reposado en la querencia al deslucido sexto
“Ratero” se llamaba el sexto, número 61, colorado bragado de 535 kilos, nacido en enero de 2019 y segundo del lote de Pablo Aguado. No rompió en los primeros tercios, no humillando ni en el peto ni en el capote lidiador. Pero domeñó al toro Aguado en los doblones de inicio en terrenos de la querencia, y luego en una primera serie por naturales de muchísimo gusto en el trazo y en la composición. Obra corta, pero intensa la del sevillano, ante uno de Jandilla que era muy deslucido por la mano derecha, y al que volvió al natural, pero le echaba la cara arriba y le protestaba también por ese lado. Bellos los ayudados de final de obra,
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Pamplona. Octava de la Feria del Toro. Corrida de toros. Lleno.
Toros de Jandilla. Noble a menos el primero; también con noble y humilladora embestida el segundo, pero justo de fuerzas; manso pero noblón y humillador el tercero;
Cayetano, silencio y silencio tras aviso.
Roca Rey, oreja tras aviso y oreja.
Pablo Aguado, oreja y silencio.
FOTOGALERÍA: EMILIO MÉNDEZ
