Cartel de arte en la tarde de Alfaro, donde José Antonio Morante de la Puebla, Diego Urdiales y Juan Ortega componían un importante cartel en el que esperaban en chiqueros seis toros de Guadalmena para servir de material para el arte. Ambiente de gran expectación para el segundo festejo de la Feria de San Roque y Ssn Ezequiel en la localidad riojana. Un cartel de puro arte en el coso de La Molineta.
Silencio para Morante con un primero que no le ofreció ninguna opción
Acusó poca fuerza el que abría plaza al que Morante de la Puebla toreó con suaves verónicas y un par de garbosas chicuelinas. Como garbo tuvo la puesta en suerte en el caballo, apenas señalado el puyazo. Inicio de faena por alto, en terrenos de tablas previo a llevarlo a las rayas. Muleta en la diestra para torear en redondo pero las embestidas sin celo deslucían los muletazos, tal cual que cuando cambió de pitón. Así las cosas Morante, con buen criterio, optó por tomar la espada, dejando un pinchazo hondo en lo alto que necesitó el refrendo del verduguillo. Silencio,
Un rotundo y regustoso Urdiales pasea las dos orejas del segundo
Apretó de salida el segundo a Diego Urdiales, que resolvió con eficacia lidiadora. Embestidas desordenadas que continuaron en el segundo tercio. Diego Urdiales, muy asentado, consiguió conducirlas con templanza y largura por el pitón derecho y, con paciencia, también al natural. Pero el derecho era el pitón del toro y por ahí se sintió Urdiales, encajado, rotundo. Gran estocada y dos orejas como justo premio.
Un tercero vacío de contenido deja sin margen de maniobra a un Juan Ortega inédito
No permitió el tercero el mínimo lucimiento a Juan Ortega, que inició con torería la faena llevando el toro a los medios. Se puso con la mano izquierda pero el toro, reservón, incierto, no respondió al envite. Tampoco cuando cambió de mano, embistiendo a oleadas. A por la espada, que no funcionó como debía. Silencio.
El acero se lleva lo cimentado por Morante en labuena faena al cuarto
Dos lances a una mano soltando el capote, farol y manojo de verónicas con su aquel, fue el saludo de Morante al cuarto, que embestia con cierta violencia y la cara por las nubes. Inicio de faena con suavidad y el fulgor de un molinete saleroso. Derechazos embarcando embestidas que nunca fueron entregadas, lo mismo que en el toreo al natural. No se aburrió Morante, que incluso toreó por manoletinas, pero lo mejor estuvo al final , en los muletazos por alto a dos manos, pura estampa de añeja torería. El toro cantó su condición echándose sobre la arena tras dos pinchazos. Una cerrada la ovación supo reconocer lo hecho por el torero de La Puebla.
El quinto le echa la persiana a Urdiales y el intento del riojano queda en ovación
Codicioso y descompuesto de salida el quinto y Urdiales que aún así dejó un par de enjundiosas verónicas. Llegados a la muleta el torero arnedano se fajó con él hasta que llegó una tanda en redondo de gran expresión. Y luego otra, cada vez más entregado el toro a la apuesta de Diego, que lo intentó por el izquierdo, sin resultado. Por eso, vuelta a la mano derecha pero ya con el de Guadalmena echando la persiana. Estocada arriba tras pinchazo dejó el premio en ovación.
El sexto tampoco tiene nada que ofrecerle a Juan Ortega antes del repentino chaparrón
El que cerraba plaza tampoco permitió lucirse a Juan Ortega. Llegados a la muleta , el cielo repentinamente negro dijo agua va, el toro se echó a las primeras de cambio y Ortega se fue a por la espada, entre el enfado de la gente que empezaba la desbandada.
Bronca y todos a correr.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Alfaro, La Rioja. Corrida de toros. Llena estaba la sombra y media entrada en los tendidos de sol. Tres cuartos, por tanto.
Toros de Guadalmena, correctos de presencia.
Morante de la Puebla: silencio y ovación.
Diego Urdiales: dos orejas y ovación.
Juan Ortega: silencio y silencio.