PERÚ

Alfonso de Lima y Juan Leal destacan en Cutervo con verdad y entrega


lunes 30 junio, 2025

En la tarde de ayer, penúltima de feria en la plaza de Cutervo, el toreo se dividió en dos versiones: una tarde sin eco de Sebastián Castella y la entrega sin reservas de Alfonso de Lima y Juan Leal.

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El paseíllo.

En la tarde de ayer, penúltima de feria en la plaza de Cutervo, el toreo se dividió en dos versiones: una tarde sin eco de Sebastián Castella y la entrega sin reservas de Alfonso de Lima y Juan Leal. Estos dos últimos se llevaron el reconocimiento del público gracias a su compromiso y a momentos de alto valor artístico. Con estilos muy distintos, ambos fueron capaces de sacar adelante una tarde que, por momentos, parecía perdida.

Castella fue quien abrió el cartel. Su primer toro, débil y sin raza, no encontró respuesta del francés. En su segundo, algo más entero, repitió el mismo tono distante.

La historia fue otra para Alfonso de Lima, que llegó con ganas de justificar su inclusión en la feria. En su primero, un toro complicado y sin codicia, fue el banderillero Alonso quien asumió gran parte de la lidia con temple y solvencia. Alfonso brindó al público, pero no encontró materia prima para estructurar una faena con contenido. Aun así, dejó algunos detalles técnicos y logró media estocada a un toro que exigía oficio. Su segundo toro, en cambio, fue otro cantar: bravo, noble y con clase, permitió al limeño mostrar su mejor versión. Tras saludar con el capote, volvió a lucirse su banderillero Alonso en banderillas y se desmonteró tras dos pares reunidos que arrancaron la ovación. Con la muleta, construyó una faena larga, medida y por momentos muy profunda. Se sintió especialmente cómodo por el pitón derecho, por donde hilvanó tandas ligadas y con empaque. Remató con manoletinas ceñidas que encendieron la plaza. La muerte del toro se hizo esperar, lo que le valió un aviso, pero eso no impidió que diera una vuelta al ruedo ganada a pulso.

Por su parte, Juan Leal dejó una actuación llena de poder y decisión. En su primer turno, se impuso a un toro de escasas virtudes y logró meterlo en la muleta con firmeza. Fue una faena de dominio, de exponer, de quedarse en el sitio y decir presente. Hubo muletazos importantes y pasajes de tensión y temple. Falló con la espada al primer intento y tuvo que recurrir al descabello, pero el conjunto fue muy bien recibido por el público. El sexto de la tarde fue devuelto por manso, y en su lugar salió un sobrero de Paco Gutiérrez con peores condiciones aún. Leal, lejos de venirse abajo, redobló su apuesta: valor seco, planta firme y muletazos extraídos a base de aguante. No hubo lucimiento fácil, pero sí una actitud intachable que supo ganarse el respeto del tendido. La estocada, en lo alto, fue el broche de una actuación sincera.

Así terminó una tarde marcada por los contrastes. Castella, frío y ausente, no dejó más que indiferencia. Juan Leal y Alfonso de Lima, en cambio, salvaron el cartel con entrega, coraje y verdad.