PABLO LÓPEZ RIOBOO
Abría la temporada de verano en la Plaza
Real un festejo sin caballos en el cual cinco novilleros de la tierra se verían
las caras con una novillada del histórico hierro de la R. Una novillada
que a la postre sacó a relucir las bondades de este hierro y el buen concepto
plasmado en dos faenas de gran interés de Juan de María y Álvaro López,
los cuales con dos novillos de muy diferente condición hicieron lo más
reseñable en un festejo donde sus compañeros no pudieron triunfar debido a su
escaso oficio.
Abrió plaza Alejando
González, ante un novillo de Carlos
Núñez que sacó la virtud de la movilidad y la fijeza, pero el defecto de la
falta de clase. El eral, de exigente condición pedía las cosas perfectas, tanto
en colocación como en cites. Se le notó la bisoñez al joven espada, el cual
acertó en ciertas ocasiones a dejársela muerta en la cara y tirar del animal,
llegando esos muletazos al tendido. Faena que no llegó a tomar vuelo por las
continuas volteretas y la informalidad de la misma. Fue prendido hasta en dos
ocasiones al entrar a matar. Sonaron hasta dos avisos en un trasteo que se
alargó en el tiempo, siendo su labor finalmente ovacionada. Palmas para el
novillo en el arrastre.
Lo cantaron sus hechuras ya de salida y ‘Correríos’ no falló. Un animal franco, humillador y de gran clase.
Lo lanceó con gusto a la verónica Juan
de María, en tres lances presididos por el temple, pero el cénit de su obra
vino con la muleta. Llevó embebido en la pañosa al importante animal en un
inicio genuflexo, abriéndole siempre los caminos y enseñándole a embestir. Los
muletazos a derechas tuvieron buen metraje en series desiguales pero muy
templadas y siempre intentando llevarse al animal detrás de la cadera. Con la
zurda se vio lo mejor de su actuación, naturales al ralentí con el novillo
queriendo comerse la muleta por abajo y hasta el final. No era tonto el eral,
pidiendo siempre que las cosas se hicieran con mando y temple, nada podía ser
de cara a la galería. El novillero se gustó en naturales de una gran cadencia,
sobresaliendo también el temple ejecutando los de pecho y remates para cerrar
las tandas iba para premio la faena pero marró con los haceros. Tras una
estocada que hizo guardia y otra caída sonó un aviso, reduciéndose todo a una
fuerte ovación desde el tercio. Justa ovación también para el interesante e
importante animal del hierro de la R en el arrastre, quizás un cortó premio
para un animal de tan magnificas virtudes.
Muy deslucido resultó el tercero del festejo, un eral basto de
hechuras con el que solo pudo estar correcto David Merino. Nunca se entregó el animal venido de tierras de
Tarifa, por lo que poco se pudo ver de un novillero con el rodaje justo. Se
atacó con los aceros y todo quedó en una cariñosa ovación.
Poca historia vimos en el cuarto acto del festejo, un novillo con
cierto genio y un novillero que no lo vio del todo claro. José Antonio Noriega, anduvo voluntarioso pero su escaso bagaje no
le permitió resolver los problemas que le planteó un novillo que pese a su
descompuesta y desclasada embestida, si tuvo la virtud de la humillación. Tras
pasaportar al animal fue ovacionado.
Cerró festejo otro animal con la raza justa y embestidas a media
altura. Se vivió un momento de tensión cuando Alejandro González quiso hacer su turno de quites. El novillo vino
vencido y se lo llevó por delante, quedando el novillero inmóvil en el suelo y
teniendo que ser trasladado a la enfermería. Quiso someterlo desde el inicio Álvaro López en un trasteo de más a
menos ante un animal que iba y venía sin demasiada codicia, pero manteniendo en
sus embestidas una nobleza que dejó al espada local torear con limpieza en
series a derechas. Cuando parecía que la faena se diría, esta tomo vuelo en una
serie final de mano baja y trazo limpio y unos adornos de figura erguida y
muletazos por abajo que volvieron a darle consistencia a un trasteo
interesante. Se le notó cuajado al novillero, sabiendo aprovechar las virtudes
de un animal que pedía mando ponérsela muy de verdad, ya que siempre se lo
pesaba antes de entrar en la pañosa. Ese final de toreo encajado y de gran
temple acabó por volver a meter al respetable en la faena. Tras pinchazo,
estocada y descabello cortó la única oreja del festejo.
FICHA DEL
FESTEJO
Plaza
de toros de El Puerto de Santa María.
Primer festejo de la temporada de verano. Algo menos de un quinto de plaza en
noche agradable.
Erales
de Carlos Núñez, de juego interesante aunque de desigual comportamiento. Destacaron el importante y bravo segundo y el buen primero.
Alejandro González: Ovación
con saludos tras dos avisos
Juan de María: Ovación
con saludos tras aviso
David Merino: Ovación
con saludos
José Antonio Noriega: Ovación
con saludos
Álvaro López: Oreja
INCIDENCIAS
Alejandro González pasó a la enfermería en el quinto de la noche
tras sufrir una fea voltereta