PERÚ

Apoteosis en Cutervo: Fandi, Colombo e Ismael Martín, con el primer indulto de su carrera, salen a hombros con un No hay billetes


domingo 29 junio, 2025

Se lidiaron toros de San Simón, San Pedro y Campo Bravo, buenos en general, el sexto de Campo Bravo indultado por Ismael Martín

Sin Título
Foto: Diego Renato

Desde horas antes del paseíllo, Cutervo ya latía con fuerza. La plaza Jorge Piedra Lozada, majestuosa en su estructura y rugiente en su ambiente, rebosaba de emoción. No cabía un alfiler. El cartel lo merecía: tres toreros en plenitud, tres estilos distintos, y una afición que volvió a responder con pasión y respeto. El Fandi, Jesús Enrique Colombo e Ismael Martín ofrecieron una tarde completa, intensa, cargada de momentos inolvidables. Todo bajo el impecable timón de la empresa La Esperanza, comandada por Tito Fernández, verdadero artífice del renacer taurino del Perú. Lo que hace unos años era un sueño, hoy es una realidad palpable: Cutervo se codea con las grandes ferias del mundo.

El Fandi abrió la tarde con temple y elegancia. Su saludo capotero por verónicas fue una carta de presentación rotunda, que marcó el ritmo del festejo. En banderillas, firmó uno de los momentos más vibrantes del día, compartiendo el tercio con Colombo e Ismael Martín. Tres toreros, tres pares cada uno, y un toro que lo permitió todo. La plaza, en pie, ovacionó el espectáculo con furor.

Con la muleta, el granadino se gustó especialmente por el izquierdo, dejando muletazos de gran trazo y limpieza. Mató de una estocada de ley que le valió las dos orejas. Más tarde, con el cuarto, de San Simón, repitió el impacto con un saludo por chicuelinas y verónicas, y un arriesgado despliegue con cuatro pares de banderillas. La espada cayó bien, pero el toro tardó en doblar, y el premio se redujo a un apéndice.

Colombo recibió al segundo con categoría, aunque el protagonista del arranque fue el propio toro, que saltó al callejón sembrando la alarma. El susto dio paso a una faena vibrante. El venezolano supo exprimir el motor del animal con un toreo ligado, por ambos pitones, rematando con manoletinas de infarto. Estocada en buen sitio y dos orejas en su esportón.

El quinto, de San Pedro, planteó más dificultades. Colombo lo saludó de rodillas con una larga cambiada antes de bordar las verónicas. Brindó la faena a El Fandi. La lidia fue de altísima nota: inteligencia, suavidad, y mucha firmeza para llevarlo siempre a media altura. Remató con una gran estocada, y se le concedieron dos orejas más. Pero el gesto que conmovió al tendido fue otro: el torero pidió que el propio Tito Fernández diera la vuelta al ruedo con él. El empresario, emocionado, recibió el aplauso más sentido de la tarde. Fue el reconocimiento de una afición agradecida por devolverle al Perú taurino su lugar.

El tercero fue para Ismael Martín, que desde el primer momento dejó clara su intención de no pasar desapercibido. Dos largas cambiadas de rodillas encendieron la plaza, seguidas de verónicas con sabor añejo. En banderillas, volvió a repetirse la fórmula de los tres matadores, provocando una de las ovaciones más largas del festejo.

En la muleta, el torero dejó una faena de temple y profundidad. Remató con una gran estocada y paseó dos orejas. Pero lo mejor estaba por llegar.

El sexto, con el hierro de Campo Bravo, fue el toro soñado. Un animal con clase, bravura y recorrido, al que Ismael entendió desde el principio. En banderillas lució con entrega, y con la muleta dejó series por el pitón izquierdo que encendieron la pasión en los tendidos. El público pidió el indulto con fuerza, y el palco, sensible y justo, sacó el pañuelo naranja. El toro se ganó la vida y la plaza explotó en júbilo. Ismael dio la vuelta al ruedo entre lágrimas, con dos orejas y rabo simbólicos en su haber, consciente de haber vivido uno de esos días que marcan una carrera.

El encierro de Campo Bravo fue un verdadero lujo. Todos sus ejemplares sacaron fondo, bravura y personalidad. Algunos con más complicaciones, otros con más entrega, pero todos pusieron emoción a la tarde. El indultado fue la joya de la corona, pero el conjunto habló de una ganadería que atraviesa un momento excepcional. El resultado: toros que exigen, que transmiten, y que permiten el triunfo cuando hay delante figuras con verdad. Una divisa que merece seguir siendo protagonista en plazas de responsabilidad.

Lo que se vivió hoy en Cutervo trasciende lo anecdótico. Es una confirmación. Una declaración de intenciones. El Perú, de la mano de La Esperanza, ya no está pidiendo sitio: lo está ocupando con autoridad. La plaza Jorge Piedra Lozada ha sido el escenario de una corrida redonda, seria, cuidada hasta el último detalle. Desde el ganado hasta la organización, todo estuvo a la altura.

Hoy Cutervo escribió una página dorada de su historia taurina. Y con ella, el Perú ha dado un paso firme hacia la cima de la tauromaquia americana. La Fiesta está más viva que nunca en estas tierras. Y el mundo ya no puede mirar para otro lado.

CUTERVO, PERÚ

Plaza de Toros de Cutervo, Perú.

Toros de San Simón, San Pedro y Campo Bravo, buenos en general, el sexto de Campo Bravo indultado por Ismael Martín

El Fandi, dos orejas y oreja 

Colombo, dos orejas y dos orejas 

Ismael Martín, dos orejas e indulto con dos orejas y rabo