Solal Camet “Solalito”, Jordi Pérez “El Niño de las Monjas” y Luis Pasero hacían el paseíllo, en la tarde de este domingo, en la plaza de toros de Las Ventas dentro de una nueva novillada dominical, en la que se lidiaban tres astados de Casa de los Toreros y otros tres de Montealto.
Deslucido encuentro entre Solalito y ‘Ardillito’ para abrir la tarde
La extraña manera de coger el capote de Solalito no le ayudó a controlar las indefinidas embestidas de salida del bonito primero, que además hizo una pelea deslucida en el caballo, antes de llegar a la muleta del nimeño, berreón y echando las manos por delante. Ya en la segunda serie, en los medios, Solalito demostró un interesante sentido del temple, más allá de que su muleta todavia no tenga la autoridad para mandar y ordenar las arrítmicas embestidas de un novillo deslucido y cambiante, que nunca acudió dos veces igual y fue bastante incómodo para tan poco gobierno. Quedará algún derechazo bueno en las fotos de la galería del francés, pero lamentablemente no hubo armonía en el encuentro suyo con «Ardillito», al que despachó de un pinchazo hondo sin soltar y una estocada casi entera en buen sitio, antes de saludar una ovación compartida con la policía que retiró del ruedo al antitaurino Peter Janssen.
El Niño de Las Monjas no se encuentra con el buen segundo
El segundo, que enseñó las puntas hacia arriba y hacia afuera en su badanuda y generosa caja, se movió suelto y en los capotes, empujó franco en el caballo y llegó al último tercio con recorrido, fijeza y prontitud, cualidades más que suficientes para que El Niño de las Monjas cuajara una faena más reunida, tanto en la ligazón de las series como en el ajuste con el noble novillo. Es cierto que la faena no tuvo tiempos muertos, que hubo muletazos de buen corte, como un par de templados derechazos, y que hubo apuesta en el valenciano, que demostró voluntad, sobre todas en las manoletinas del cierre, pero no quedó en el ambiente la sensación de un conjunto compacto y redondo. Además, con la espada estuvo calamitoso.
Luis Pasero divide las opiniones con el bravo novillo de su presentación y da una vuelta al ruedo
El bravo tercero fue condenado a un severo castigo en varas por haber cometido el delito de robarle el capote de las manos a Luis Pasero hasta en dos oportunidades, más por el ímpetu de su salida y por las inseguras manos del novillero, que por algún defecto en su embestida. No era fácil levantar en ya caldeado ambiente de Madrid tras este episodio, por mucho que el novillero iniciara con una rodilla en tierra y tratará de conectar pronto con un tendido que todavía le protestaría cualquier detalle, lo tenían cruzado. Lo que no sé esperaban es que en su arrolladora actitud encontrara el sitio perfecto para cuajar una soberbia serie de naturales, hondos y templados, correspondientes con la calidad del buen «Manchego», que metió la cara con clase y empujó con raza tras los vuelos. Pudo haberse apresurado en tomar la espada, pues el novillo tenia guardadas varias embestidas más. Un pinchazo y una certera estocada hicieron asomar una buena cantidad de pañuelos (concentrados casi todos en un sector del tendido 8), que no fueron suficientes para que el presidente sacara el suyo, pero sí para animarle a dar una (protestada por otro amplio sector) vuelta al ruedo.
Detalles aislados de la clase de Solalito con el cuarto
El garbo y los toreros andares de Solalito relucieron más con el segundo de su lote, un castaño de Montealto al que banderilleó con clase y sobriedad y al que, ya muleta en mano, espero en los medios para torear en redondo. Estos primeros derechazos resultaron deslabazados, más por no haberse hecho aún a las embestidas del novillo, que por la buena propuesta planteada. Mejor la segunda tanda, por reunión y acople, aunque el «Montealto» rebrincó deslució su corto viaje. Más corto aún por el izquierdo, por donde, además, sacó la cara por arriba con un molesto derrote. Hubo un natural, a favor de las tablas, en el que se enroscó al novillo en la cintura con profundidad y sabor añejo. Pero la faena se fue apagando entre la voluntad del francés y los derrote el novillo enganchando la muleta de Solalito. Eso sí, entró a matar derecho y desde una distancia considerable y dejó un gran espadazo.
Las ganas de El Niño de las Monjas como pecado y penitencia ante el quinto
Se encomendó Jordi a sus benefactoras monjas cuando se echó de rodillas frente a chiqueros para recibir al quinto, que amagó hasta en tres ocasiones antes de renunciar y salir por patas a darse una vuelta al ruedo. Cuando por fin se encontraron a la verónica, el novillo marcó su gusto por soltar derrotes a destiempo. Algo que se acentuó más en la muleta, justo después de que el valenciano se cambiará la embestida por la espalda en los medios y lugar a dos buenas series de derechazos, deslucidas en las ocasiones en las que el novillo tocó las telas y derrotó con violencia. Sin embargo, cuando no fue así, empujó hasta el final. Sin embargo, ese defecto se pronunció cada vez más, a lo que se unió el evidente deseo de triunfo del novillero mutado en ansia que casi le hizo amontonarse y dejando sin norte el rumbo de la faena. Un pinchazo, una estrella de cada entera y trasera y varios golpes de descabello.
Pasero tampoco se entiende con el sexto
De nuevo la inseguridad de Pasero con el capote le hizo perder el útil con el bonito Montealto que hizo sexto, con el que destacó en banderillas Rafael González, ovacionado. Quiso hacerse Luis con el novillo por doblones en su inicio con la muleta, serio y acertado. Pero. Cuando se puso para torear con derechazos en redondo tuvo que corregir constantemente la colocación, sin sitio, superado por las embestidas nobles aunque no fáciles del novillo, que comenzó a pensarse cada arrancada, sobre todo después de quedarse también con la muleta enredada en sus pitones. Así se fue diluyendo la labor del madrileño, que al natural se halló más cómodo con las, ya entonces, medias embestidas del Montealto. Sin embargo, aquello ya era imposible de remontar. Una estocada delantera y caída fue suficiente para despenar al utrero.
FICHA DEL FESTEJO
Domingo 7 de mayo de 2023. Plaza de toros de Las Ventas (Madrid). Novillada de temporada espectadores. Alrededor de 6200 espectadores en los tendidos. Tarde soleada y agradable.
Novillos de Casa de los Toreros y Montealto (4º, 5º y 6º). Berreón, sin ritmo e deslucido y bonito primero; fue pronto, fijo y con recorrido el feo segundo; bravo, encastrado, y con calidad y poder el reunido tercero; el cuarto, bien hecho, resultó deslucido en su buen fondo; de correcta presentación el pronto quinto, que soltó más derrotes de los deseados; bien presentado el hechurado sexto, de nobles pero no fáciles embestidas.
Solalito (azul marino y oro), que se presenta en esta plaza: ovación y ovación.
El Niño de las Monjas (salmón y oro): silencio tras aviso y silencio tras dos avisos.
Luis Pasero (azul pavo y oro), que se presenta en esta plaza: vuelta con división y ovación.
Incidencias: Solalito y Luis Pasero se presentaron con «Ardillito», nº 33, colorado de 490 kg. y «Manchego», nº 35, negro de 446 kg., respectivamente.
FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO