Javier Espada / Fotos: Emilio Méndez
El Bibio vistió hoy sus mejores galas para acoger uno de los carteles más esperados de la feria. La expectación era grande y así se vio reflejado en el buen aspecto de los tendidos, que registraron prácticamente un lleno en el aforo permitido. Manzanares consiguió abrir la puerta grande con dos orejas en una tarde muy rotunda. Sus dos faenas fueron rubricadas con un excelente manejo de la espada y eso le alzó como triunfador numérico del festejo. La actuación de Roca Rey, sobre todo con el complicado y bronco sexto, fue de compromiso y exposición máxima. Se jugó el tipo el peruano ante un astado con mucho peligro, que lo puso todo muy difícil desde que salió por toriles. El mal uso de la espada dejó el premio en una sola orejas. El arte y la torería llegaron de la mano de Urdiales. Fueron dos verónicas en el recibo al primero, pero qué lances… El de Arnedo paró el tiempo, sellando lo más destacado de la tarde en el plano artístico.
Las dos verónicas que le permitió el que abría plaza a Urdiales en el saludo capotero tuvieron mucha, mucha despaciosidad. Relajó cada músculo del cuerpo el de Arnedo para componer hasta el final en esos dos lances con los que se presentó en El Bibio. La labor de la cuadrilla en banderillas fue buena, aunque ya mostró el de José Vázquez su intención de meter la cara por arriba. Con calidad, pero justo de motor y viveza, embistió el animal en las telas de Diego Urdiales. Fiel a su esencia, el riojano lo hizo todo muy despacio, robándole muletazos una vez ya rajado el toro en los terrenos que él dictaba. Quiso sellar la faena por abajo y cobró un estoconazo arriba.
Empujó, aunque con la cara por las nubes el segundo en el peto del caballo. No quería ni ver la muleta en el inicio de faena el andarín astado de José Vázquez, que salía siempre muy suelto del final del muletazo. Se quedó en el sitio Manzanares, haciendo gala de su tauromaquia rebosante de mando y poder para intentar ligar los muletazos y sujetar al animal. Así logró una serie a diestras con la que conectó con el tendido. Después llegó otra, también rotunda por el mismo pitón que remató con un larguísimo circular. Esperó para matar recibiendo y cobrar una estocada que fue efectiva.
No quiso ni sentir el hierro el tercero, que probó los dos caballos y llegó a banderillas con apenas un picotazo. Rompió el hielo Roca Rey con el vistoso quite por caleserinas al que respondió el de José Vázquez. Quieto, muy quieto se quedó Andrés en el inicio de faena al tercero para después imponer su mando exigiendo y bajando la mano al animal. Arrastró la muleta sobre el albero asturiano para llevarlo muy por abajo y en largo, especialmente por el derecho. Solo veía muleta el animal, que respondió con motor y fijeza, aunque se aplomó al final. Tiró de recursos, que de eso anda sobrado el peruano y así llegaron los pases cambiados y los circulares en cercanías. Se deshizo de la ayuda y se echó la muleta a la espalda para cerrar con la serie de bernadinas sin espada que se inventó y con la que redondeó su labor. Todo lo estropeó con los aceros.
Se dobló muy por bajo Diego Urdiales en la exquisita y torera apertura de faena al cuarto. Muy paradito se quedaba el de José Vázquez en mitad del muletazo, dificultando a Urdiales aue rematara por detrás de la cadera. Se puso muy de verdad el riojano, logrando pasajes muy artísticos por el pitón izquierdo, pese a la condición de un animal que se orientaba por momentos. Hubo destellos de esa tauromaquia de zapatillas asentadas en el albero y series rematadas por abajo con torería, todo muy a favor del animal, que no terminó de entregarse. Se atascó con el descabello.
El quinto titular fue devuelto por inválido. Empujó y mucho el quinto bis de José Vázquez en el peto del caballo, al que terminó derribando. Antes, Manzanares había conectado arriba con las verónicas que le recitó en el saludo. En banderillas, destacó un par de Mambrú. Con son y buen ritmo embistió el quinto en la franela de Manzanares sobre todo por el pitón derecho, por donde abrió el compás y ligó los muletazos el alicantino. Más parado se quedaba por el pitón izquierdo. Volvió al derecho para recetarle la tanda más rotunda de la faena. Las series sólo se vieron empañadas por los arreones bruscos que daba el animal cuando tocaba las telas. Se fue a por la espada y cobró un estoconazo de ley.
El sexto también fue devuelto por inválido. En su lugar saltó un sobrero bis de José Vázquez, más largo de hechuras y más serio por delante. Se le coló en un par de ocasiones a Roca Rey en el saludo de capote. Muy difícil se lo puso a los subalternos en los palos, esperando una barbaridad y acortando en los capotes y desarrollando un gran sentido. La tensión en el ruedo se hizo notar arriba. Se quedó en el sitio Roca Rey en el inicio de faena, colocándose y exponiendo. Fijó muletazo a muletazo la bronca y áspera embestida, aguantando los feos derrotes y las vueltas que le buscaba el astado. El mando del peruano se fue imponiendo, logrando tandas muy logradas sobre todo por el derecho. Fue una faena que derrochó exposición elevada a su máximo exponente y el mando que está sólo al alcance de Roca Rey. Un pinchazo precedió a la estocada con la que rodó el animal.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de El Bibio, Gijón. Segunda de la feria de Begoña. Corrida de toros. Lleno en el aforo permitido.
Toros de José Vázquez. Le faltó motor y raza, aunque colocó bien la cara por momentos al primero. Rajado desde el inicio de faena el segundo. Embistió con ritmo y fijeza, aunque se paró al final el tercero. Paradito, le costó de mitad del muletazo hacia delante al cuarto. Áspero, de embestida bronca e incierta, derrotando feo y acortando el viaje, muy complicado el sexto.
Diego Urdiales, oreja y ovación tras dos avisos.
José María Manzanares, oreja y oreja.
Roca Rey, ovación y