A pesar de las inclemencias meteorológicas y de estar lloviendo durante todo el día, arrancaba el festejo en la plaza de toros de Santander con un lleno en los tendidos este viernes. Se lidiaban toros de Juan Pedro Domecq para Diego Urdiales, José María Manzanares y Cayetano.
El primero fue un toro noblón y obediente con el que Diego Urdiales dejó buenas y torerísimas verónicas, especialmente en el remate. Tumbó al picador en el tercio de varas el animal, quitando por bellas chicuelinas el arnedano. Faena llena de empaque, de torería, de buenos momentos a pesar de la poca humillación y la falta de clase del animal. Estocada y ovación.
El segundo fue un toro también con tintes noblones pero sin fondo. Dejó lances aislados con el capote, dejando una faena muleteril de menos a más. Paulatinamente le fue encontrando la distancia el alicantino, dejando especialmente dos buenas tandas finales por el derecho. Intentó matar recibiendo sin éxito, metiendo el acero a la cuarta. Palmas tras aviso.
El tercero fue bravo y con calidad al que Cayetano saludó enrazado a la verónica. Empujó fuerte el animal en el caballo, quitando Rivera de forma vistosa por tafalleras. Fue una faena con la tónica esencial de la emoción, que comenzó con pases por alto hasta los medios. Por ambos lados corrió la mano el menor de los Rivera, calando sus series en redondo en el tendido antes de matar de estocada y pasear dos orejas.
Lo bordó Diego Urdiales a la verónica en el cuarto, un toro que se prestó de inicio al toreo capotero cadente y templadísimo del riojano. Luego tornó en reservona la condición del de Juan Pedro, pero la experiencia y el oficio de Urdiales se fueron sumergiendo en la condición del toro y lograron tres tandas de mucho empaque. Detalles toreros que calaron en el tendido en el final de faena, pero desafortunadamente falló con el acero, lo que evitó posibilidad de premio. Tardó en matarlo, escuchó un aviso, tuvo que utilizar el descabello y todo quedó en una sonora ovación. Le brindó el toro a Paco Ureña.
Deslucido fue el quinto, que le dio pocas opciones de capote y muleta. Tan sólo momentos aislados del alicantino, sin redondear faena. Le costó trabajo darle muerte a su oponente y fue silenciado.
En el sexto llegó la lluvia, al que saludó Cayetano con dos largas cambiadas de rodillas y verónicas también de hinojos. Faena emotiva en la que conectó con el tendido el torero, que mató de una estocada buena, tardó en caer el toro, recurrió al descabello y fue silenciado.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Cuatro Caminos, Santander. Sexta de la Feria de Santiago. Corrida de toros. Lleno.
Toros de Juan Pedro Domecq.
Diego Urdiales, ovación y ovación.
José María Manzanares, palmas tras aviso y silencio.
Cayetano, dos orejas y silencio.