AVANCE CALI

Un canto a la bravura, el temple y la emoción de la lidia


jueves 30 diciembre, 2021

El esperado mano a mano entre Luis Bolívar y Emilio de Justo con los toros de la A coronada

31 Victorino Bolívar Y De Justo Cali En Hombros

Esperaba con ansia Cañaveralejo la corrida de este jueves, 30 de diciembre, porque había una corrida de Victorino Martín esperando en los chiqueros a que rompiese el paseíllo, donde Luis Bolívar y Emilio de Justo se jugaban los cuartos mano a mano.

El secreto del ritmo le da a Bolívar las orejas del primero, de vuelta al ruedo

4 Bolivar Cali Veronica
Verónica de Luis Bolívar a un gran toro de Victorino Martín

Muy por abajo salió embistiendo el primero, largo en las salidas y pronto para volver en un largo y templado saludo del caleño hasta el remate de media en el centro del anillo. Pero se acortó el viaje después del caballo, y la calidad del animal no pasaba del suave embroque. Por eso lo empujó mucho en el delicado inicio de doblones, sin remate para no quebrantar; y a torear con la zurda, que había pocos muletazos y tenían que ser muy buenos. Tanto que se iban haciendo un mundo mientras los dibujaba Luis, con un perfecto conocimiento de la embestida de esta casa, pero también con una capacidad tremenda para cuajar una embestida tan despaciosa. No menos bueno fue el sentido del ritmo de Bolívar, que fue lo que puso al animal en las mejores condiciones para desarrollar su clase. Contundente con el estoque, desorejó a un animal que fue premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre.

La emoción del segundo le permite a De Justo componer su exposición

El segundo, sin embargo, no sacó la misma calidad, y sí deferentes complicaciones en los primeros tercios, que se agudizaron en banderillas. Pero supo darle De Justo un inicio sometido y exigente, pero componiendo la figura para que nada resultase crispado. Y siguió con el toma y daca, sabiéndose más poderoso que el díscolo victorino. Por eso le construyó un trasteo tan poderoso como estético, exponiendo mucho al natural, pero estando listo para recuperar la distancia y darle pausa a los muletazos, contrastando entonces su quietud con la rapidez de colocación. Rugió la plaza al natural, porque volaron clamorosos los que dibujó Emilio sobre la emoción que destilaba el de Victorino.

Bolívar torea abandonado a un tercero de Victorino de extraordinaria calidad

El tercero repitió con codicia en el saludo capotero de Bolívar, que se estiró con estética intención ganando el paso hasta la doble media en el centro del platillo. Quiso lucirlo en dos varas, y se arrancó el animal, aunque sin la alegría que hubiera sido plausible. Al empresario fue el brindis del colombiano antes de plantarse en los medios para iniciar el toreo sin probaturas. Aunque la embestida humillada y andando del animal no pusieron fáciles las cosas a un torero que esperaba más carbón en esa primera tanda. Muy tapado, entonces, supo citar con firmeza y ya no soltar hasta el remate a un animal con mucha bondad y entrega. Especialmente meritorios fueron los naturales a pies juntos del epílogo, pulseando casi imperceptiblemente una embestida que iba decayendo ya por el transcurso de la faena. Con la mano derecha y sin ayuda, abandonado completamente terminó Bolívar, mientras los pañuelos blancos afloraban en las gradas. Pero se apresuró Luis a despenarlo de una estocada hasta las cintas para pasearle las dos orejas.

De Justo se emborracha de suavidad para cuajar al cuarto de Victorino

La de Emilio de Justo al cuarto fue la faena de la sutilidad, después de un primer tercio de ahormar la voluntad de un toro que siempre la quiso por abajo, despacio y sin un mísero toque. Y así se la ofreció Emilio, que supo tirar con precisión de muñeca en el inicio muletero para que el viaje no fuera tan corto como quería el animal. Bamboleo después, muleta al morro y dibujo ralentizado, casi dormido, como la embestida -siempre duradera- del animal de Victorino, en el tipo engatillado de los albaserradas con entrega. La misma que el extremeño, que terminó hundido en la arena caleña, toreando sin ayuda. Pero no sin espada, porque fulminó Emilio al cuarto con el acero para pasearle las dos orejas y el rabo.

El reservón y desclasado quinto baja a la tierra a Bolívar y a Victorino

El quinto no tuvo mucho que ver con los anteriores, y fue el encargado de poner las cosas difíciles desde que salió por la puerta de chiqueros. Pegajoso, gazapón, mirón y reponedor, nunca quiso irse hasta el final del muletazo, pero tampoco humillar ni siquiera en los embroques. Le faltó la entrega que le sobraba a Luis Bolívar, que intentó sin éxito hacerlo bueno porque no había fondo de entrega. Mal con la espada, escuchó silencio.

Emilio de Justo pasea una oreja del último Victorino de un destacado encierro

Una oreja paseó Emilio de Justo del último toro del festejo, un Victorino de menos clase y entrega que los primeros, pero con la virtud de la humillación para que el extremeño ensayase el toreo con el tendido ya rendido a su obra y al resultado artístico de una tarde para el recuerdo.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Cañaveralejo, Cali, Colombia. Quinta de abono. Corrida de toros. Más de media plaza en tarde agradable.

Toros de Victorino Martín, de variada hechura pero tipo fijado. De gran calidad el humillador y enclasado primero, de vuelta al ruedo; con transmisión entregada el exigente segundo; de gran dulzura y entrega el humillado tercero, de vuelta al ruedo; de extraordinaria calidad y humillación el dormilón cuarto, de vuelta al ruedo; reservón, pegajoso y mirón el complicado e incómodo quinto; manejable el sexto.

Luis Bolívar (corinto y oro): dos orejas, dos orejas y silencio.

Emilio de Justo (verde menta y oro): dos orejas, dos orejas y rabo y oreja.

Fotogalería: Diego Alaís