José Luis Cirugeda, Alejandro Chicharro y Joel Ramírez hacían, este martes, el paseíllo con erales de Lorenzo Rodríguez Espioja en la final del Camino hacia Las Ventas con más de 13.000 personas en los tendidos de Las Ventas.
Muletazos sueltos y tropezones de Cirugeda con el primero
El primer susto tardó poco en llegar, cuando al segundo capotazo el eral se vino recto al pecho de José Luis Cirugeda aunque sin terminar de topar. Y es que el de Espioja fue pronto y con empuje, aunque no siempre obedeció los toques, por eso en el quite del gaditano por gaoneras lo elevó por los aires si aparentes consecuencias para el novillero. Ya con la muleta Cirugeda consiguió llevarlo más toreado, aunque nunca terminó de gobernar una embestida suelta y con tendencia a tablas. Así, a favor de querencia, dejo varios muletazos de bonito corte, aunque sin demasiado peso. Otro topetazo se llevó al entrar a matar, antes de dejar una estocada entera y delantera. Vuelta tras tibia petición.
Chicharro estropeó con la espada una faena candidata al trofeo del certamen en el segundo
A la puerta de chiqueros se fue Alejandro Chicharro para recibir al segundo, con e que resolvió bien la larga cambiada, antes de que se mostrara reservón el novillo en los primeros lances. Más recuperado corrido y decisión mostró en el templado quite por chicuelinas de Joel Ramírez, lo que aprovechó Chicharro para la réplica por tafalleras. De rodillas en los medios y cambiando la embestida por la espalda, recibió Alejandro la eral, antes de enganchar, todavía de hinojos, una buena serie de derechazos, que sólo fue el inicio de una faena muy seria del madrileño, por templada, encajada y mandona, además de inteligente, porque siempre ayudó a un novillo que fue a más para que sacará todas sus virtudes. Entre ellas, la de la calidad encastada, esa que se crece cuando se obliga al animal por abajo. Chicharro supo enganchar las embestidas en la distancia, la altura y el momento precisos para que sus muletazos tuvieran ritmo y ligazón. Mejor aún al natural, por donde llegó a relajar el trazo, pero lo estropeó todo con los aceros, llegando a escuchar el aviso antes de las palmas que escuchó desde el callejón.
Ovación al esfuerzo de Joel Ramírez en el tercero
Joel Ramírez también apostó por una larga cambiada a portagayola para saludar al tercero, un eral más suelto y que casi siempre salió contrario de las suertes, que le partió el capote en dos en un tornillazo a la verónica. Firme y muy dispuesto se plantó Joel en los medios, que tuvo que tirar de toques fuertes y autoridad para fijar y conducir las protestonas embestidas del de Espioja, que llegó a elevarle los pies del suelo en dos oportunidades, cuando se quedó debajo de las telas y vio la ventana abierta entre el engaño y el cuerpo del novillero. Llegó a escuchar un aviso antes de tomar la espada, pues porfió y buscó limpiar las embestidas hasta robar algún muletazo recio y de mérito, aunque a su faena le hizo falta la sensación de conjunto. Ovación tras aviso.
Oreja para un inteligente y templado José Luis Cirugeda en el cuarto
Aunque el acople entre el cuarto y Cirugeda con el capote se evaporó pronto por las sueltas embestidas del eral, este sí que llegó en la faena de muleta, que comenzó con una soberbia serie de derechazos de rodillas, que tuvieron en el temple su secreto, pues gracias a este el novillo fue disminuyendo su molestó cabeceo y comenzó a humillar con entrega. José Luis también aprovechó las inercias, dando distancia al de Espioja para que su recorrido se extendiera cada vez más. Después, y mucho más con la mano izquierda, bajaría el trazo del muletazo, llegando a veces a reducir con mando la velocidad de la embestida en dos naturales rotundos. Además, mató con n eficacia y paseó un justo trofeo después del aviso.
Chicharro se deja en la espada otra buena faena al natural en el quinto
Apostó de nuevo Chicharro por recibir frente a toriles al quinto con una larga cambiada bien resuelta, aunque después no consiguió redondear el saludo a la verónica. Sin embargo, lo mejor vino con la muleta, la que manejó con serenidad, gusto y mucha seguridad. Los doblones por el pitón derecho tuvieron autoridad, pero fue al natural como alcanzó su máximo nivel, enganchando las embestidas con toques sutiles y conduciéndolas con pulso suave y mucha lentitud. Hubo dos naturales sublimes, en los que el madrileño encajó la figura y se gustó con sinceridad. No obstante, más allá de instantes verdaderamente buenos, hubo algunos tiempos muertos que redujeron la temperatura de su buena labor, de nuevo estropeada con la espada, quedando nuevamente en palmas tras aviso.
Esfuerzo de Joel Ramírez, que se impuso al sexto
Más desordenadas y encendidas fueron las embestidas del sexto, al que se fue a recibir nuevamente Ramírez a la puerta de toriles para iniciar con una larga cambiada a portagayola una faena de esfuerzo, en la que trató de imponerse al eral que, cuando fue sometido por abajo en una tanda buena de derechazos, se quiso ir hacia las tablas evidenciando su falta de raza. Y, aunque Joel aguantó el envite y dejó muletazos de mucho mérito, el conjunto no terminó de tomar vuelo, más allá del buen espadazo con el que despachó a su ejemplar.
FICHA DEL FESTEJO
Madrid, plaza de toros de Las Ventas. Más de 13.000 personas en tarde cubierta. Final del X Camino hacia Las Ventas.
Erales de Lorenzo Rodriguez Espioja. Manso y sin gobierno el primero; de comienzo reservón, pero rompió y fue a más, con casta, humillación, calidad y duración el segundo; protestón y deslucido resultó el tercero; obediente, noble y con n recorrido el cuarto; noble y bueno el repetidor quinto; el sexto embistió con ímpetu, pero de forma desordenada y se quiso rajar.
José Luis Cirugeda (verde botella y oro), escuela Navas del Rey: vuelta y oreja tras aviso.
Alejandro Chicharro (espuma de mar y oro), escuela de Colmenar Viejo: palmas y palmas tras aviso.
Joel Ramírez (azul marino y oro), escuela José Cubero «Yiyo»: ovación tras aviso y palmas.
FOTOGALERÍA: PABLO RAMOS
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