PABLO LÓPEZ RIOBO
Se despedía el mayor de los Rivera de una plaza que ha significado mucho para el apellido Ordoñez. Trenzaba el paseíllo junto a su hermano Cayetano y el joven Ginés Marín ante una corrida con el hierro de V de Veragua.
A la entrada de la plaza un abuelo acompañaba a su nieto por primera vez a los toros. Iban leyendo el programa de mano, el abuelo le iba contando quienes compartan el cartel y que ganadería era. "Pues mira hijo, Francisco y Cayetano son dos toreros que vienen de una saga importante de toreros. El primero se retira en Ronda y el segundo pese a llegar tarde a los toros aun le queda camino". El nieto siguió leyendo y le preguntó por el que cerraba cartel. "Abuelo, ¿y quién es Marín?". El señor se quitó las gafas y con una sonrisa le dijo… "Ese es de los que hace el toreo de verdad, ese va a mandar en esto, no te olvides de él". El joven muchacho asintió con la cabeza y ambos entraron de la mano hacia los tendidos de sombra. Seguramente ese jovencito de apenas seis años no se olvidará de el nombre de Ginés Marín tras verle hoy en su plaza. Una situación que a buen seguro más de uno habremos vivido alguna vez. Se unieron en Málaga dos caminos, uno el de un aficionado que ya le atisbaba a su nieto lo que podía ocurrir, y segundo el de un torero que pese a su corta trayectoria reune cualidades sobradas para llegar a cotas importantes del toreo. Dos caminos que se unieron para la dicha de un jovencito que a buen seguro no se olvidará de su nombre.
El primero de la tarde llevaba por nombre Fardón, al cual Paquirri le dejó un ramillete de verónicas templadas y una bonita media de cierre abrochada en la cadera, ante un toro noble pero muy justo de fuerzas. En el tercio de banderillas perdió pie Juan García recibiendo una fea voltereta, afortunadamente sin consecuencias. Muy desfondado llegó el animal a la muleta de un Rivera que realizó una faena de muletazos sueltos de cierto temple pero sin mucho ajuste. Porfió el torero en un trastero con mayor intención que lucimiento debido a la bobalicona y sosa embestida de un toro tan noble como apagado. Todo fue a media altura para no quebrantar a un toro que estaba cogido con alfileres. Labor presidida por el temple, la cual fue ovacionada desde el tercio tras pasaportar al animal de media estocada en buen sitio.
Burraco de pelo era el segundo de Juan Pedro, el cual acometió con celo y vibración al capote de Cayetano. Tras una larga dejo varias verónicas con más intención que lucimiento. Lo mejor fue la media previa a la revolera final. Impecable estuvo su cuadrilla. Suave y pausada fue la lidia de Joselito Rus, torero fue el par de Alberto Zayas y muy meritorio fue la actuación de un Iván García que va camino de consagrarse como figura de plata -si no lo es ya-. Saludaron estos dos últimos montera en mano. Sentado en el estribo comenzó Cayetano su faena, mostrando empaque y mucho temple en sus muletazos. Como su hermano, el Juan Pedro mostró una evidente falta de fuerzas y por lo tanto de transmisión. Tiene la virtud Cayetano de llegar muy rápido al tendido. Ante un toro ya muy parado acortó distancias, se colocó dándole siempre los frentes y soltando sutilmente muñecas. Aguantó los parones y las medias embestidas de un toro de escaso juego. Mató de una gran estocada en el hoyo de las agujas, cayendo el toro sin puntilla. Se le pidió la oreja, no siendo finalmente concedida. El pequeño de los Rivera Ordoñez dejó una de las estocadas de la feria, de posible premio al finalizar el abono.
Salió a no dejarse ganar la pelea Ginés Marín en el tercero. Variado fue su saludo capotero, entremezclando verónicas, gaoneras y una media final que resultó algo atropellada. Templadido fue el quite por delantales de Paquirri, abrochado un una media muy sutil. Sin probaturas, directamente con la muleta en la mano derecha, citó al Juan Pedro de largo, para dejar una serie de muletazos rítmicos, suaves y mecidos, siempre llevándose al toro detrás de la cadera. Con la zurda plasmó en el ruedo naturales primero a media altura aliviando al animal, para luego obligar al toro por bajo en muletazos profundos. Se gustó en pases de pecho y remates al ralentí. No le tocó la muleta ni una vez, todo lo hizo con valor, temple y un gran sentido de la medida, ante un toro manejable con el hándicap de la falta de poder, pero de embestida templada. Faena por ambos pitones, la cual tuvo mayor calidad por el lado izquierdo. Un trasteo de gran expresión dentro y fuera de la cara del toro. Acabó su faena con dos series de naturales de figura vertical, zapatillas asentadas y muñecas rotas. De uno en uno brotaron muletazos con la premisa de la despaciosidad y el empaque. Tenía la oreja cortada, pero se atascó en la suerte suprema, saludando una ovación desde el tercio.
Con una larga cambiada en el tercio, cuatro verónicas de rodilla genuflexas, otras tantas tras recuperar la verticalidad, sumadas a una buena media fueron la carta de presentación de Rivera ante el cuarto. El quite de Cayetano tuvo el sello de la personalidad. Dejó un estimable tercio de banderillas, con tres pares es los que siempre dejó venirse de largo al animal. El último hacia tablas tuvo merito por la exposición y la embestida hacia la querencia del animal. Rodilla en tierra comenzó el trasteo, en el que hasta en dos muletazos se vio cogido por la ceñida embestida del toro. Tuvo mucho que torear este de Juan Pedro, un animal con carácter y exigencia, el cual perdía una muleta poderosa y siempre por abajo. No fue fácil el toro, Paquirri trenzó una faena de disposición y fases de toreo templado, sobre todo cuando acertó a cogerle la distancia al animal. Faena de disposición, de un torero que no quería irse de vacío de su adiós a Málaga, pero el cual no acabó de cuajar a un toro con casta y motor. Muy cariñosa estuvo La Magueta con él, sacándole a saludar al tercio tras pasaportar al animal. Ovacionado se fue Escritor en el arrastre.
También justo de poder salió el quinto, un toro al que Cayetano mimó en los lances de recibo. Marín entró en su turno de quites para dejar lances suaves pero desiguales. Por alto inició Cayetano su actuación. Los muletazos finales por bajo y el de pecho fueron lo mejor. No tuvo continuidad el trasteo con la zurda, dejando destellos y pasajes sueltos por ese pitón. Labor desigual ante un toro de escasa raza, embestida a media altura, sin entrega y poca transmisión. Faena en el que no pudo sacar a relucir su toreo el menor de los Rivera. Lo más destacado de su obras se vio en las postrimerías de la misma, en la cual dejo muletazos de gran personalidad. Tras una gran estocada al segundo intento saludo nuevamente desde el tercio.
Serio y amplio de encornadura fue el cierraplaza, un toro que no quiso entregarse al capote de Marín. Lo mejor vino a cargo de Fini por una lidia de enorme temple, abriéndole siempre los caminos y enseñando al toro a embestir. De descompuesta y agria embestida resultó el sexto, con el que Ginés ni tan siquiera pudo templarse. Porfió por ambos pitones en un trasteo de muchos muletazos sin mayor contenido. Conectó con el respetable en un final de faena donde se dejó llegar la gran arboladura del animal tanto al muslo como al pecho. Meritorio y valentísimo final de faena. Volvió a atascarse con los aceros y fue silenciado.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de La Malagueta. Séptima de Feria. Corrida de toros.
Toros de Juan Pedro Domecq. Bien presentados. Nobles, flojos y descastados. Destacó el encastado cuarto dentro de una corrida de poco juego
Francisco Rivera 'Paquirri' (Azul Pavo y oro): Ovación con saludos en ambos
Cayetano Rivera (Obispo y oro): Ovación con saludos tras petición y ovación con saludos
Ginés Marín (Verde Esperanza y oro): Ovación con saludos y silencio
INCIDENCIAS
Se guardó un minuto de silencio por los fallecidos en los atentados de Barcelona. Saludaron montera en mano tras parear al segundo Alberto Zayas e Iván García