VILLASECA DE LA SAGRA (TOLEDO)

Carlos Ochoa, madera de figura potencial


domingo 10 septiembre, 2017

Caló hondo la fuerte personalidad del joven madrileño en el Alfarero de Oro, que cortó con mucha fuerza la oreja del tercero; encastada novillada de Baltasar Ibán, que reafirma su momento en La Sagra

Caló hondo la fuerte personalidad del joven madrileño en el Alfarero de Oro, que cortó con mucha fuerza la oreja del tercero; encastada novillada de Baltasar Ibán, que reafirma su momento en La Sagra

JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO / FOTOS: IVÁN RODRÍGUEZ

Alejandro Fermín, Rafael González y Carlos Ochoa eran los novilleros encargados de cerrar, en la tarde de este domingo, la Feria del Alfarero de Oro en Villaseca de la Sagra. En el cartel, un serio encierro de Baltasar Ibán a lidiarse.

“Desagradecido”, número 77, nacido en noviembre de 2014, fue el primero de la tarde, novillo para Alejandri Fermín. De abierta cuerna y escurrido volumen, sembró el pánico el animal tanto en el tercio de varas como en el de banderillas. El astado sacó motor en la primera serie, en la que Alejandro se llevó al animal a los medios para iniciar a la antigua y por abajo la labor domeñando al de Ibán. Sacó casta el astado, que le aguantó hasta el final al novillero y quería más. No se cansó de embestir un animal que pedía sitio y planta firme a la hora del embroque, algo que intermitentemente lo hizo Fermín sin que llegase arriba la buena condición de un animal encastado y con movilidad, aunque pecó de falta de clase en su viaje. Optó por las distancias cortas en el epílogo muleteril cuando el viaje del de Ibán todavía pedía pelea, algo que evitó ver la condición del novillo en un final que terminó por aplomarlo. Los desplantes llegaron arriba. Espada en mano, el joven dejó feos pinchazos por no confiarse para ejecutar la suerte en el sitio.

“Bastonito”, nombre legendario en la ganadería de Baltasar Ibán, era el segundo de la tarde, primero del lote de Rafael González. El novillero lo saludó con intentonas a la verónica antes de protagonizar un rápido tercio de varas y banderillas y que el joven brindase a su abuela la labor. Otra condición diferente al abreplaza tuvo este animal, al que Rafael González le planteó el toreo por ambas manos pero no tenía tanto motor como su hermano anterior, aunque sí sacó más calidad. La aprovechó el buen gusto de González, que afrontaba esta tarde su segundo contrato de luces en la temporada después de cortar una oreja en Madrid en el mes de agosto. Le aguantó parones e incluso se desplantó en medio de los embroques con el medio viaje del de Ibán, que metía la cara pero no tenía apenas recorrido. Un enganchón final terminó de enfriar todo antes de que el novillero, espada en mano, finiquitase pronto al animal.

No logró encelar a la verónica con emoción Carlos Ochoa al primero de su lote, tercero de Ibán, de salida. Fue un animal al que picó Jesús Manuel Vicente y con el que brilló en el tercio de banderillas el matador de toros recientemente pasado a las filas de plata Andrés Revuelta. Al público fue el brindis del novillero. Excelente fue su primera tanda de toreo en redondo, por donde el joven se entregó ante la humillación evidente del astado de Ibán. Supo y quiso correrle la mano Ochoa para conectar con el público de “La Sagra” ante el Ópera Flamenca que rompió desde la banda. A pesar de algún enganchón, prosiguió corriéndole la mano de forma excelente el joven, Al natural compuso el joven ya en el epílogo, para terminar crujiéndose por ese lado. Mató de estoconazo sublime. Su extraordinario toreo le cortó una merecidísima oreja con fortísima petición de la segunda. Dio tres vueltas al ruedo ante la petición unánime y negación presidencial. 

 “Ruiseñor II” llevaba por nombre el cuarto de la tarde, segundo del lote de Fermín, al que el novillero extremeño saludó por verónicas entrelazadas con airosas chicuelinas incluso de rodillas, poniendo al respetable ya de su mano. Sutilmente se lo sacó a los medios al novillo, donde tuvo que encontrarle las teclas a un animal al que había que domeñar. Novillo siempre con la cara alta, pegando derrotes y desclasadísimo en su viaje, ahora sí hizo bien Fermín en acortar proposición para plantearle el toreo al natural. Mientras caía el animal, sonó un aviso.

“Sartenero”, número 55, fue un novillo de fuerte estampa y segundo del lote de Rafael González. El novillero madrileño lo saludó por una larga cambiada de rodillas en la que el novillo se quedó cortísimo y no pudo proseguir con el ramillete de verónicas. De rodillas comenzó trasteo entre las rayas del tercio, en un momento de apuro en el que estuvo a punto de cogerle. Más torero y encajado en su papel, González supo adueñarse de la situación para hacerle frente incluso con cierto gusto a un animal al que se enroscó de forma bella por el lado derecho para conectar con el tendido. A más la actitud del novillero. La encastada condición la mantuvo el de Ibán hasta el final del trasteo, en el que algún cambio por la espalda y muletazo por bajo fue el epílogo elegido por el novillero para finiquitar su labor. Una estocada trasera y caída pero al primer encuentro fue la rúbrica del joven, por lo que tardó en caer un novillo de Ibán aplaudido en el arrastre. Silencio para el novillero.

 “Ruiseñor I” llevaba por nombre el sexto del encierro, novillo castaño al que Ochoa saludó por una larga cambiada de rodillas entre las rayas del tercio, para proseguir con verónicas aisladas. Marcial Rodríguez se encargó de un tercio de varas en el que le propinó una fortísima primera puya al astado.  A la banda de música fue el brindis del novillero, que derrochó plena personalidad al astado por el pitón derecho en la primera serie, bajándole la mano y conectando enseguida con el tendido. Por ambos lados se lo pasó a gusto, pero no rubricó con la espada su buena proposición. Dos pinchazos previos a la media estocada precedieron la fuerte ovación de despedida.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Villaseca de la Sagra, Toledo. Quinta del Alfarero de Oro. Novillada con picadores. Más de tres cuartos de entrada.

Seis novillos de Baltasar Ibán.

Alejandro Fermín, silencio y palmas tras aviso. 

Rafael González, silencio y silencio. 

Carlos Ochoa, oreja con tres vueltas al ruedo y ovación de despedida.