LA MÉXICO

Castella aprovecha las virtudes; Adame y Roca Rey pinchan las obras


lunes 5 febrero, 2018

Una oreja cortó Castella del desigual encierro de Jaral de Peñas, mientras Joselito Adame y Roca Rey pinchaban obras de premio y Jerónimo se estrellaba con un lote sin opciónes

Una oreja cortó Castella del desigual encierro de Jaral de Peñas, mientras Joselito Adame y Roca Rey pinchaban obras de premio y Jerónimo se estrellaba con un lote sin opciónes

MARCO A. HIERRO / FOTOGALERÍA: EMILIO MÉNDEZ

Sebastián Castella, Joselito Adame, Jerónimo y Roca Rey hacían el paseíllo en la tarde de este lunes en la Monumental Plaza de toros México dentro de su tradicional festejo del Aniversario del coso el 5 de febrero. Enmarcada la corrida en la segunda parte de la Temporada Grande Internacional, se lidiaban toros de Jaral de Peñas.

Mejoró notablemente la presentación del encierro respecto al de ayer con el colorao de Jaral de Peñas que hizo primero, al que Jerónimo lanceó con delantales muy afectados en el trazo, muy barrocos ante la arrancada adormilada y cansina de un toro con la raza muy justa. Tanto que bastaron un par de muletazos por abajo para acabar con la voluntad de embestir del animal, que se dedicó entonces a huir cada vez que le planteaban la pelea. Tuvo la intención en principio Jerónimo de buscar los medios, pero la remisión del manso lo obligó a acorralarlo contra las tablas e intentar allí tirar de torería, pero sin lograr que se involucrase en la faena el de Jaral de Peñas. Y, sin embargo, la convicción y la firmeza del mexicano sirvió para arrancar las palmas del nutrido público. Un espadazo contundente le valió una ovación al esfuerzo.

Muy en las hechuras parladeñas del encaste Domecq estaba el segundo, chorreao y serio de trapío y de exresión, que no mostró, sin embargo, gran raza en los primeros tercios ni gran empleo ni empuje en el percal de Castella. Espeluznante fue el quite por saltilleras de Sebastián, pasándose al toro tan cerca que a punto estuvo de llevárselo puesto en una pasada. Soberbio fue el último par de Rafael Viotti, obligado a desmonterarse por su extraordinaria forma de parear. Pero fue aún más extraordinaria la forma de meter en la muleta al de Jaral de Peñas de un Castella que sabía que se iba a rajar de inmediato. Más poderoso que sutil, más firme que estilista, más mandón que compuesto, pero siempre aprovechando la obediencia del chorreao para coserlo a los flecos en muletazos que parecían no terminar por la forma magistral del frances de pulsear los trazos. Concluyó con manoletinas y con una estocada muy desprendida que dejó su premio en oreja protestada.

Un tío era el sardo tercero de Jaral de Peñas, con dos pitones respetables que quiso pasarse cerca desde el principio Joselito Adame en las chicuelinas del quite, porque quedó inconcluso el saludo por la falta de ritmo de salida del animal. A media altura con la muleta, donde le demandaba la falta de calidad de la embestida del toro. El vuelo para citar, en lugar del toque, la distancia y el enganche dejando llegar al animal y embarcando para soltar lejos. Aguantó parones de tremendo peligro José cuando el toro se quedó sin el fuelle para perseguir el trapo y se negó a pasar de los embroques en algunas ocasiones. Pero cayó muy baja la espada a la hora de matar y quedó sin premio la faena del hidrocálido.

Con mucho empaque y el paso ganado en cada lance saludó Andrés Roca Rey al cuarto, un bello toro negro de Jaral de Peñas que se fue viniendo a menos en el brío a medida que transcurría el saludo capotero del peruano. A los medios para el inicio de muleta, con los péndulos marca de la casa y con la muleta pretendiendo siempre hacerlo por abajo. Muy asentado en la arena, empeñado, incluso en que se viera esa circunstancia en los redondos que tendía a tomar en varios tiempo el animal, pese a su fijeza. Aún así, llegó con facilidad al tendido el peruano, que desplegó valor por arrobas para asustar a los espectadores. Una gran estocada precedió a la ovación.

Más díscolo fue el quinto, castaño girón, altiricón y serio, que cantó muy pronto  su falta de raza y sus ganas por salir corriendo de los embroques con el percal de Jerónimo. Con la muleta se lo pensó menos aún, dejando en estériles los esfuerzos del torero mexicano por aprovechar el escaparate en el que hoy estaba expuesto. Tuvo que fajarse y tirar de técnica Jerónimo, y lo hizo sin problema alguno, arrancando muletazos a partir de la exposición. Lástima que su entrega no fuera correspondida por el manso y rajado girón de Jaral de Peñas. Pero pinchó y allí se quedó cualquier posibilidad de premio. Silencio. 

El sexto se partió un pitón contra el peto en la suerte de varas y fue devuelto para que saliera un sobrero del mismo hierro con el que se desmonteró Gustavo Campos en banderillas. A José Chacón, su banderillero, brindó el toro Sebastián Castella, que le caminó muy torero en el inicio, a media altura, empujando siempre con los vuelos para apuntalarle la voluntad. Manejó a la perfección los tiempos, llenando el escenario mientras ofrecía aire al animal para que volviese a embestirle cuatro o cinco veces cada tanda, ligando el toreo con mucho temple y con mucho gusto, menos forzado que en otras ocasiones, con la colocación perfecta para girar sobre el talón sin dar pasos entre los pases. Pero pinchó con la tizona, y la puerta grande se quedó en el intento. Ovación. 

Con mucho encaje se fue rápidamente Joselito Adame a saludar a Bohemio, el toraco negro de Jaral de Peñas que hizo séptimo y que embistió con ímpetu al capote hasta el remate bello de Adame soltando la punta del capote. Muy ajustado el quite por gaoneras, de gran exposición y conexión con el tendido.Un tremendo par de banderillas de Ángel González provocó su salida al tercio junto a Héctor Rojas. Con la muleta aprovechó Joselito la movilidad y la largura del toraco, que tuvo ciertos resabios que había que confiarle. Y lo hizo Adame en el inicio de péndulos, en el toreo despatarrado y largo, taando la salida en el final para que no se rajase todavía. La siguió el animal cuando no le quedó más remedio, cuando se la dejó en la cara un arrojado y temperamental Joselito, que lo hizo todo para ganarse a la grada. A ella le hizo el guiño de concluir con las populistas luquecinas. Le dejó una estocada recibiendo, aprovechando una arrancada del toro, y la frialdad repentina del tendido lo dejó todo en ovación.

Con mucha suavidad se empleó Roca Rey en el recibo capotero al octavo toro, serio y colocado de pitones, que se empleó con cierto ritmo en las verónicas de máxima cadencia. Quiso sorprender con un quite por gaoneras muy ajustadas, mirando al tendido una de ellas. Pero le faltó motor y le faltó recorrido en la muleta para que pudiera Andrés alcanzar el triunfo. Hubo naturales aislados, algún derechazo robado y poco más con un toro remiso y sin la más mínima voluntad de entregarse. Silencio.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros Monumental de México. Corrida del 5 de febrero, 72 aniversario de la inauguración del coso. Más de tres cuartos de entrada en el numerado.

Toros de Jaral de Peñas, bien presentados. Huidizo y mansurrón el colorao primero; rajadete pero obediente y embestidor el chorreao segundo; pasador sin clase ni calidad el serio tercero; carente de fondo y de clase el bello cuarto; rajado y hueco el girón quinto; devuelto el sexto por partirse un pitón contra el peto; de movilidad y clase sin poder el colorao sexto bis; de movilidad dócil y de corta duración el toraco séptimo; renuente y sin raza el castaño octavo.

Jerónimo (corinto y oro): ovación y silencio.

Sebastián Castella (celeste y oro): oreja y ovación.

Joselito Adame (verde botella y oro): ovación y ovación.

Andrés Roca Rey (pizarra y plata): ovación y silencio.