LA CRÓNICA DE OTOÑO

Dos mansos bienaventurados


viernes 6 octubre, 2023

Una mansa corrida de Victoriano en los primeros tercios ofrece opciones a dos toreros con valor para lidiar a un manso y terminar toreando

70 Castella Copia
Sebastián Castella abandona Las Ventas con el respeto de Madrid © Luis Sánchez Olmedo

En la corrida de Victoriano, donde se esperaba el poder, el empuje, la bravura y todas las complicaciones que ella implica, salieron cinco mansos. De todos los pelos, de todas las hechuras, de todos los tamaños excepto el que se tiene por fenotipo del toro de Victoriano, a quien le hizo la ganadería un toro de nombre Aldeano, burraco él, y otro animal que se llamó Alcalde y que no tenían nada que ver con todos estos que salieron hoy. Sí es verdad, sin embargo, que hubo dos mansos bienaventurados. Y decimos bien, porque tuvieron la ventura de topar con dos superhombres que hoy son un poco más toreros.

Lo es Sebastián Castella. No por mecerle verónicas de muñeca fácil al primero, una media a pies juntos de acabar con el cuadro -respondiendo al quite de Ureña- y un inicio por estauarios en el que un cambiado por la espalda que desafió a la física puso el corazón en las gargantas del personal. No fue por torear a ese primero, el único en hechuras de embestir y el único que embistió de verdad, si bien puede que el galo se metiera con él demasiado pronto y el toro se afligiera demasiado pronto. No salió Castella convertido en superhombre por haberle dado una lidia marca de la casa a ese abreplaza. Lo fue por lo que llegó en el cuarto.

Y es que en la corrida que mandaron los Del Río a Madrid no parecía existir nada especial, y Ginés se acababa de topar con un manso que se negó a caminar sin atender a razones. Ese cuarto se fue de caballo a caballo, salió de naja en varias ocasiones, se desentendió de las telas cuando se las pusieron delante y no quiso saber más del asunto. Pero de repente, como por arte de magia, un capotazo de ese gigante del toreo que se llama José Chacón le cambió el Norte al toro. No porque cambiase el animal, que aún se tuvo que jugar la vida Rafael Viotti con él para ponerle un par de banderillas. Sino poerque logró que se quedase en las telas. Y eso es clave en un torero como Sebastián.

Se salió a los medios, le dio el medio pecho, le acercó despacito la muleta y no le perdió la mirada mientras el tendido pensaba que estaba loco. Tuvo esa ventura el manso, que en ese momento dejó de parecerlo para acudir a los cites mientras Castella manejaba los vuelos de forma que no se saliera de ellos. Y tenía emoción. Y transmitía. Y tenía esa virtud de algunos mansos de Atanasio que se redondean tanto en su huída hacia adelante que terminan embistiendo con clase y con mucha calidad. Mérito del torero, que jamás le cedió un centímetro si no era para ganar en inercias; que nunca le tiró líneas si no era para colocarlo donde él quería que comenzase el sublime siguiente natural. Lo sintió tanto Sebastián, se le clavó tan dentro lo que acababa de hacer que el obsceno pinchar y pinchar resultó desalmado hasta para el tendido, que le cambió las dos orejas que ya tenía en la mano por una sentidísima vuelta al ruedo que sabe a verdad.

Una verdad que también tenía que derrochar Paco Ureña con el siguiente, un toraco por todas partes que no sólo se desentendía de pencos y telas, sino que huía, buscando la zona donde no hubiera nadie. La vergüenza que debieron pasar los ganaderos -conociéndolos- cuando el enorme burraco fue condenado a banderillas negras. Y ya al ponerlas casi le echa mano a Curro Vivas, apretando hacia las tablas. Lo había visto, Ureña. Sabía cuál era su condición. Pero también sentía que en su plaza, la que se lo ha dado todo, no se escatima un esfuerzo o se va uno para casa. Y, como no tiene intención de irese, se sacó al toro a los medios y allí, donde pesan más los toros y ayudan menos las querencias, le dio trapo exponiendo muslo, barriga, pecho y hasta cara. Colocado siempre, comprometido siempre, como si fuera bueno el funo, al que no le quedaron más redaños que embestir a la muleta del murciano, que en ese momento citaba sin cuerpo.

Un paso atrás, algo más largo de lo normal, dió con la tecla para ligarle un par de series; no atosigarlo con encimismos y ofrecerle los vuelos desde antes del propio embroque lograron que se viniera detrás del trapo rojo; estar convencido de que el gobierno era de él, y sólo de él comenzó a poder al toro en un par de naturales que ya no salían con la cara por las nubes. Pero ya se había acabado. Por eso tiró de emoción con manoletinas y con una estocada en la suerte de recibir cuando el primer volapié pinchó. Lástima que cayese desprendida y encima no fuera fulminante. Pero qué suerte que tuviera el toro delante al lorquino que se pegó su vuelta al ruedo obligado por el que pagó por ir.

Pero Ginés Marín, que estuvo impecable con los dos bueyes de carretas que le cupieron en suerte -también eran los dos con las hechuras más vulgares- se fue al hotel hoy con la impresión de no haber pegado un muletazo por incomparecencia bovina. Y tenía toda la razón.

Como la tuvo hoy el tendido de Madrid al reconocer la ventura de los dos mansos para mostrarle su respeto a los que los hicieron bienaventurados.

https://twitter.com/OneToroTV/status/1710379494928695770

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Las Ventas, Madrid. Feria de Otoño, cuarta de abono. Corrida de toros. Casi lleno.

Cuatro toros de Victoriano del Río (primero, segundo, tercero y sexto) y dos de Toros de Cortés (cuarto y quinto), bastotes y grandones, dispares de hechuras y tipos. De gran clase y entrega el primero, que se vino abajo por ello; de buena intención y excesiva protesta por la nula fuerza el segundo; manso y rajado el tercero; manso de libro con fondo de gran clase el importante cuarto; probón, medidor y áspero el manso quinto, condenado a banderillas negras; manso, deslucido y parado el sexto.

Sebastián Castella (turquesa y oro): silencio y vuelta al ruedo.

Paco Ureña (sangre de toro y oro): silencio y vuelta tras dos avisos.

Ginés Marín (coral y Oro): silencio y silencio.

FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO

Fotogaleria Madrid 6 10 2023