TEXTO: EMILIO TRIGO / VÍDEO: PABLO LÓPEZ RIOBOO / FOTO: J.L.ARIZMENDI
La
tradicional corrida de toros de San
Jorge acogía esta tarde abrileña la localidad onubense de Palos de la Frontera. Tres toreros con
mucho cartel en Huelva hacían el paseíllo en el Coso de los Descubrimientos: Miguel
Ángel Perera, Cayetano Rivera Ordoñez y el paisano David de Miranda frente a un encierro
de Hnos. Domínguez Camacho.
La tarde
estuvo marcada por el impacto llamado David de Miranda. Un joven torero que con
su acusada personalidad puso a todos a cavilar. Miranda, con su estoicismo dejó claro que puede subirse a las barbas
de las figuras y que debe estar ya en otro espectro del escalafón. Su tarde fue
realmente profesional y maciza, sin concesiones a nadie y menos al toro. David
que caracteriza humildad, también desprende en el ruedo esos reaños que tienen
los escogidos para alcanzar el estatus de figura. Lo de Miranda es cuestión de tiempo, más bien de poco tiempo. Lo
realizado hoy, llega a tener otro escenario de relumbrón y Miranda a estas
horas, sería el nuevo republicano del toreo.
David de Miranda mostró un personal concepto con el
capote al interpretar con prestancia la verónica. Recordó a su maestro en cada lance, el saludo fue un homenaje al
malogrado Manolo Cortés. Miranda revistió a todos los presentes en un
inmóvil quite con el percal a la espada. Fue un pasaje de extraordinaria
capacidad y firmeza que levantó al público de los asientos. El joven triguereño
brindó a sus paisanos una faena fiel a su concepto vertical y entre pitones. David impuso su ley conocedor de los
terrenos que pisaba y de obra que estaba fraguando. A Miranda se le vio
«cómodo» con los pitones en la barriga y en las piernas, donde las
puntas le rozaban constantemente. Torero
de valor seco, impávido, sin vender nada que terminó desbravando a su colaborar
astado. Un toro que él hizo a base de consentir y tragar para después apretarle
e imponerse con absoluta autoridad. Además de su impresionante quietud
David de Miranda demostró que tiene
gusto toreando y que también los acompaña con la cintura. Faena de rabo en
cualquier plaza pero la espada no quiso entrar a la primera y a sus manos
fueron dos rotundas pelúas.
El sexto
salió con mucho ímpetus hasta tal punto de perder las manos por tanta
fogosidad. Otro que se movía con prontitud pero con poco fondo transmisor. Miranda nuevamente cuaja un importante
quite por donde ahormó tafalleras, afarolado y revolera. Gustó mucho ese
quehacer de David. El onubense volvió a
ofrecer el toreo que lleva dentro pero imprimo un nuevo registro al ofrecer el
pecho en cada embroque. Miranda demostró que no sólo tiene
«cojones» sino que además luce muñecas y piensa delante de sus
oponentes. El cierraplaza un desigual con poca raza terminó pareciendo mejor de lo que era por las virtudes de su matador.Por convencimiento y toreo David está llamado a encabezar una revolución en el
escalafón, así lo firmó ante el último y corroboró toda la tarde. Pinchazo
estocada y dos descabellos. Oreja.
Junto a
Miranda, Cayetano también hecho una importante tarde. Rivera cortó tres apéndices y cuajó dos faenas de distintas
consideración. La primera, al segundo de la tarde, con el empaque y estética
que posee el menor de los Ordoñez y la otra, al quinto, con la raza que
desprende su dinastía Rivera.
Bonito el segundo astado de la jornada pero a la
postre con escaso contenido en su interior. Un toro humillador, aplomado, que dejó estar a un dispuesto Cayetano
que subió de enteros su labor a base de buen gusto y no aburrirse. Un
antagonista de embestida irregular y desclasada al que Rivera ofreció una muleta elegante y templada. Se
tiró Cayetano muy recto y cobró una buena estocada antes pichó arriba. En
los primeros tercios el astado mostró sosería y falta de fuerzas, lo que
propinó una lidia de escaso contenido. Meritorio el quite de Cayetano y la
oreja que arranca a base de raza.
El quinto
tuvo plaza. Astado con cuajo y volumen que también se movió pero sin clase
alguna. Un constante ir y venir pero sin terminar de romper para adelante. El que cerraba el lote de Cayetano era de
pelearse de con él, de no dudar y de sacar la raza de los Rivera. Cayetano sin
fisuras y sin contemplaciones toreó con mando, montándose encima de su
antagonista en una labor de menos estética pero de mayor técnica y arrojo. Otra
vez se fue detrás de la tizona y la metió hasta la cruceta. Dos orejas a la
gallardía de Cayetano.
Abría cartel Miguel Ángel Perera, que tiró de oficio anduvo
fácil ante tan deslucido material. El
extremeño soltó en algunas fases de su particular tarde la clase y la capacidad
que atesora, pero es cierto que su lote no fue el más propicio para lucir su
toreo de cercanías. Perera pudo tocar pelo en el cuarto de no pichar.
Variado
estuvo Miguel Ángel Perera en el saludo. El extremeño muy suave se expresó a la
verónica y por chicuelinas ceñidas. Miguel
Ángel se topó con un toro de embestida noblona pero de condición rajado. Perera
lo mimó en el peto, a pesar de derribar el Domínguez Camacho al piquero. La faena de Miguel Ángel Perera fue trazada
por ambos pitones con aparente facilidad y ligazón. No pudo apretar a su
oponente por abajo puesto que protestaba y avisaba con ‘najarse’ a tablas,
algo que hizo al imponer su ley el diestro. Oreja al buen hacer de Miguel Ángel
ante un manejable mansito.
El cuarto lo dejó crudito Perera en el
caballo. Un astado pegajoso de embestida
descompuesta. Miguel Ángel no se pudo lucir de primeras con el capote, sin
embargo, en el quite mostró su capacidad por tafalleras. Brindó en los medios a
su segundo oponente y tras las probatorias iniciales, le rebajó los humos al temperamental que tenía en suerte. Transmitió
moviéndose sin clase en la muleta del extremeño, que lo toreó por ambos pitones
con firmeza y ligazón. Perera acortó las distancias y los cites en las postrimerías
de una notable obra. La espada le privó de tocar pelo. Ovación con saludos.
FICHA DEL FESTEJO
Coso de los Descubrimientos. Palos de la Frontera (Huelva).
Corrida de toros. «No Hay Billetes».
Seis toros de Hnos.
Domínguez Camacho. Correcta de presentación se movió sin entrega y estuvo baja de raza y casta.
Miguel Ángel Perera, oreja y ovación.
Cayetano, oreja y dos orejas.
David de Miranda, dos orejas y oreja.