EMILIO TRIGO/ FOTOGALERIA: JOAO SILVA
Tomaba la alternativa en la tarde de
este sábado el novillero Miguel Ángel
Silva en su tierra, Zafra, con Morante de la Puebla como padrino y el
jovencísimo Ginés Marín como testigo
de la ceremonia. Se lidiaban toros de Zalduendo,
Victoriano del Río Cortés, Garcigrande, Toros de Cortés, Cayetano Muñoz
González y Vellosino.
La tarde fue para Ginés Marín desde el principio. Un torero que ha evolucionado una
inusual madurez para tan corto bagaje y que posee todas las connotaciones de
los que están llamados a ser figuras del toreo. Marín se mostró demoledor y contundente ante dos astados
importantes uno de Victoriano del Río y
otro de Fuente Ymbro. Ginés desplegó una tauromaquia de muchos quilates
donde reunió temple, buen gusto y mucho mando. Además, la tizona, funcionó
de forma concluyente.
Ginés
Marín se rompió a torear a un extraordinario toro de Victoriano del Río. Marín cuajó una faena de principio a fin de
altísimos vuelos, donde además de torear de verdad, hizo con su colaborador
antagonista lo que le vino en gana. Tan
importante como exageradamente bella su faena. Ligazón, temple y
personalidad madura de un Ginés mandón y subido a la barbas de cualquiera. Pasajeó por arrucinas, bernadinas,
cambios de manos cumbres y derechazos titánicos. Un joven diestro que marcó un
alboroto ante el bravo tercero. Lo mató por arriba de un puñetazo en todo lo
alto. Dos de locura. Antes lo recibió con un ramillete de verónicas muy
templadas y de mano baja. Después subió más su capacidad capotera con un
bellísimo quite a la verónica.
El segundo del lote de Marín fue un importante toro de Fuente Ymbro. Astado bravo, con clase y
fijeza que pedía hacer las cosas con mando y capacidad. Ginés muy metido en su tarde y conocedor de lo que se jugaba en el
envite salió otra vez a mil. El
extremeño desplegó un toreo absorbente por formas y fondo cuajando otra enorme
e importante labor. Ginés muleteó al quinto con poderío y temple, donde las
distancias y los cites suaves tuvieron mucho que ver en tan cuajada labor.
Demostración de madurez que cautivó a todos. Nuevo espadazo y triunfo legítimo.
Dos rotundas orejas.
El otro protagonista principal de la
tarde fue el toricantano Miguel Ángel
Silva que tomó la alternativa ante sus paisanos. Silva tuvo ceremonia de doctorado muy seria y dejando claro que
viene para quedarse. Miguel Ángel se mostró enfibrado, manejando los engaños
con especial temple y sello. Torero
poderoso en el trazo y de firme convicción en su estilo. Obtuvo una oreja
de cada oponente en dos faenas muy diferentes pero ambas de importante
desarrollo.
Se sintió Miguel Ángel Silva a la verónica. El local encajó riñones y jugó
los brazos con cadencia y gusto. Buen saludo de Silva. El primero se pegó un tremendo balancín al salir de un
remate. Él toricantano recetó un precioso quite con el capote a la espalda.
Planta erguida y firmeza ante un toro de buena embestida. Precioso inicio por
alto al toro de la ceremonia. Antes, Miguel
Ángel brindó a su padre. Momento de gran emoción y sentimiento a flor de
piel con ambos abrazados. Silva realizó
una faena notable en planteamiento y buen hacer. El nuevo matador impuso su temple y gusto ante un toro con problemas en
la vista y con mejor inicio que final. El Zalduendo resultó molesto con un
cabeceo que había que ahornar y al que Miguel
Ángel le puso técnica y compostura.
Tal vez a la faena le faltó continuidad, pero tampoco el astado ayudó para eso.
Al natural cuajó un par de tandas muy lentas y con la diestra, el toreo en
redondo fue meritorio. En resumen, un Silva muy entonado y tranquilo en el toro de su alternativa. Se escapó del
percance al entrar a matar en la primera ocasión con un varetazo en la ingle.
Estocada algo cauda y oreja con petición de segunda.
Silva empujado por su raza
dibujó unas verónicas al sexto de mucho gusto, al igual que un apretado quite
por chicuelinas. No se le dio en el caballo y el cierraplaza sacó temperamento.
Carbón y brusquedad con transmisión en la muleta de Miguel Ángel Silva. Él
cinqueño no fue fácil para un joven toricantano que superó el examen con buena
nota. El último pedía oficio y muleta dictatorial para imponer su ley el
diestro. Así lo entendió Silva que
con cabeza despejada entendió a la perfección a su oponente. Amagó con rajarse pero Miguel Ángel lo
amarró y le apretó por abajo con la cintura quebrada para prolongar el limpio
derechazo. Al natural, el toro empujaba para dentro y comprometía la
jurisdicción del matador que no rectificaba en el compromiso. Silva se impuso a base de actitud y
demostrar que puede funcionar. Pinchazo y oreja arrancada.
El
maestro de ceremonia no tuvo su mejor tarde. Una de cal y otra de arena. La de cal, ante un
animal muy noble pero sin poder alguno, al que Morante plasmó un toreo soñado y lentísimo. La de arena, con el
reservón cuarto bis. Un toro de los que le hacen pasar un mal rato a cualquiera
y José Antonio no se dio coba.
Morante lanceó con particular
sello a la verónica. No terminó de explotar el saludo capotero pero sí regaló
algunas para el recuerdo. También se
mostró con un capote único en el maravilloso quite por chicuelinas y media de
antonomasia. Tras la devolución de los trastos, Morante acarició con sutileza un inicio de faena para enmarcar donde la
personalidad del cigarrero marcó diferencias en todo. José Antonio tuvo enfrente un animal que gran nobleza y entrega,
pero carente de todas fuerzas lo que dificultaba la continuidad y transmisión. Todo lo hizo Morante con dulzura, con mimo
dejando una faena llena de perlas que fueron carteles de toros. Una pena
que El Vellosino casi no se tenía en pie, porque de haber tenido poder, hubiera
sido de traca. Gran disposición del sevillano que hizo recordar al toreo de
otros tiempos. Pinchazo y estocada.
Tardó en salir el sobrero más de lo
debido y enfrió un poco el cálido ambiente. El Zalduendo para colmo salió «empestiñado» en no
embestir por derecho y marcó nada más saltar al ruedo su negativa mansedumbre.
Le dieron jabón en varas pero la realidad es que lo necesitaba, a pesar del
enfado generalizado. El cuarto un guasa,
y de los gordos, que se lo guardó todo en su interior. Ni verlo el artista de La Puebla y ya se sabe que los genios son así «o todo o nada» y esta vez fue
nada ante un imposible, a pesar del mosqueo de la parroquia. División.
FICHA
DEL FESTEJO
Plaza
de toros de Zafra. Primera de Feria. Corrida de toros. Casi lleno.
Toros
deZalduendo, Victoriano del
Río Cortés, Garcigrande, Toros de Cortés, Cayetano Muñoz y Vellosino.
Morante
de la Puebla, oreja y división.
Ginés
Marín, dos orejas y dos orejas.
Miguel
Ángel Silva, que tomaba la alternativa, oreja y oreja.
FOTOGALERIA: JOAO SILVA