La historia dirá que hoy, domingo 8 de junio, Morante abrió por vez primera la Puerta Grande de Las Ventas. Y que lo hizo cortando una oreja a cada uno de sus toros de Juan Pedro Domecq en la Corrida de Beneficiencia que cerró el maratón taurino de esta primavera en el coso madrileño. Sin embargo, lo que no reflejarán la estadísticas es la manera de conseguirlo. Habrá que bucear en hemerotecas y navegar en la red para calibrar el modo de torear del genio cigarrero, su recital, su torerísima faena, justa y medida, de acuerdo a las condiciones de su primero, y, sobre todo, los tres monumentales naturales que le sopló al cuarto. tres maravillas de la naturaleza, que quedaron esculpidas entre los tendidos 10 y 1 del coso capitalino. La historia también dirá que Fernando Adrián cortó una oreja un día como hoy, después de bordar el toreo a la verónica. Imposible torear más cadencioso y con más compás al mejor toro del envío. No corrió igual fortuna Borja Jiménez, a cuyo lote le faltó el fondo necesario para desarrollar la buena clase que se le intuyó.
Faena superior de Morante al enclasado primero de Juan Pedro

Grande pero proporcionado. Buen hecho. Largo, con la cara colocada el primero, que hizo salida abanta, cada vez que llegaba a su jurisdicción, Morante le soplaba un lance cumbre, ya fuera veronica, delantal o chicuelina. Cumplió el toro en el peto y dentro de su medido empuje tuvo clase y calidad. Morante le dibujó una faena preciosa, medida, adecuada a la condición de un toro que tuvo una gran calidad pero quizá por su excesiva romana, le faltó ese punto de motor para ser de vacas. Después de un inicio torerísimo se superó en dos series con la derecha que tuvieron reunión, hondura y aplomo. Enroscándose el toro a su anatomía con sencillez y suavidad únicas. Una serie con la mano zurda, también descrita muy hundido en la arena y una estocada colosal, cobrada con inusual despaciosidad, puso en sus manos una oreja cara.
Otra oreja para Fernando Adrián del excelente segundo, al que toreó de modo soberbio a la verónica

Bajo el segundo, con cuello, acodado de pitones, con longitud de pitón. Soberbio saludo de Adrián, por despacioso, cadencioso y acompasado. Incluida una media, enroscada, de cartel. Otro toro de calidad suprema, este además con motor y fondo. Adrián lo toreó mejor de lo que muchos vieron. Por trazo y despaciosidad. Hubo faenas con más eco por explosivas, las de sus salidas en hombros. Pero nunca ha toreado en Madrid este torero tan asentado y con tanta suavidad como esta primavera en Las Ventas. Se apretó de verdad por bernadinas y cortó una oreja después de una estocada tendida.
Faena de más fondo que eco de Borja Jiménez al noble y desfondado tercero

Otro taco de presencia el tercero. No se sobra ni le falta nada. Se estira a la verónica, pero ya en el saludo se ve el estrecho fondo del animal, que pese a su calidad no tuvo motor para tirar para delante. Se lo hizo todo perfecto Borja Jiménez. Colocación -casi frontal- altura de la presentación del engaño, suavidad en el modo de enganchar y longitud y limpieza del muletazo. Los hubo de excelente trazo. La falta de transmisión del toro y la imposibilidad de apretarlo y ligarle los muletazos motivó que no le tuvieran en cuenta.
Tres naturales monumentales de Morante, que corta otra oreja y abre la Puerta Grande

Muy suelto el cuarto, muy bonito de hechuras. Seguramente, demasiado bonito para esta plaza. No hizo nada destacado el toro en los primeros tercios pero Morante le tuvo paciencia y fe. Apostó por él, le tragó en los inicios con la derecha, sólo girando, descritas las series en un palmo de terreno. Con el toro acusando su medido fondo, le ofreció entonces el torero media muleta, componiendo y llenando la escena de modo inigualable. Pero, con todo, lo mejor llegó al final. Con la zurda. Tres naturales extraídos de uno en uno, tirando del animal con una languidez insuperable, enroscándose al toro y llevándolo detrás de la cadera. Cada uno de ellos duró tres cuartos de hora. Se fue baja la espada, pero la petición no ofreció discusión. Cayó otra oreja y su primera Puerta Grande como matador en esta plaza, que refrenda su histórico paso por Las Ventas esta primavera.
Adrián trata de dosificar a un quinto noble pero carente de fuelle

Un torazo el quinto. Largo de viga, fino de cabos, reunido de sienes, engatillado de pitones. Templadísimo saludo de Adrián con faroles de rodillas. De rodillas también el inicio de faena, que arrancó en los medios, con un pase cambiado por la espalda. A pesar de su buena condición, le faltó fuelle al animal. Adrián trató de dosificarlo, pero a pesar de los mimos, el animal no respondió en el momento crucial. Un inoportuno desarme echó dio al traste con la faena, que además concluyó de un feo metisaca.
Borja, sin opciones con un sexto de nobleza insulsa

Bajo y hondo el sexto, enseñando las palas, con desarrollo de pitón. De nobleza insulsa el animal, muy bien picado por Tito Sandoval, por cierto. Borja Jiménez le pegó muletazos conforme mandan los cánones, pero el toro no terminó de entregarse, de empujar el engaño, sobre todo perdió el objeto al final del embroque, y aquello no tuvo fluidez ni continuidad. El público nunca conectó.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Ventas. Corrida de La Beneficencia. Festejo fuera de abono. Lleno de ‘No hay billetes’.
Toros de Juan Pedro Domecq. Con clase superior y medido fondo el primero; con clase y fondo el segundo; con calidad pero sin empuje el tercero; de duración escasa el cuarto; noble y sin fuelle el quinto; de nobleza insulsa el sexto
Morante de la Puebla, de azul noche y azabache: Oreja y oreja
Fernando Adrián, de catafalco y oro: Oreja y silencio
Borja Jiménez, de grana y oro: Silencio y silencio
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FOTOGALERÍA LUIS SÁNCHEZ OLMEDO