Seis «cebadas» se lidiaban, este martes en la cuarta de abono de la Feria del Toro, en la que hacían el paseíllo en la Monumental navarra los toreros Antonio Ferrera, Pepe Moral y Román Collado.
Faena habilidosa de Ferrera a un primero que tuvo un viaje franco por lado derecho

Largo, fino, agalgado el cárdeno que rompió plaza. Amplio de cuna, muy astifino. Cumplió en el peto, donde le pegaron trasero, y llegó a la muleta con movilidad, y un viaje franco por el pitón derecho, pese a que no terminó de humillar. Por ahí estructuró Ferrera una faena habilidosa, dejándole al toro embestir a su altura, sin obligarle. Obra ligada, limpia, sin tiempos muertos. Sólo hubo una serie por lado zurdo por donde el “cebada” se quedaba más corto.
Entrega de Moral con un segundo que se defendió por su falta de raza

Largo el segundo, más hondo, con cuello. Muy abierto de cuerna también. Se fue a chiqueros a saludarlo Pepe Moral, que calentó el cotarro concatenando verónicas con chicuelinas. Comenzó a defenderse el animal en banderillas, echando la cara arriba, misma tónica que siguió luego en la faena de muleta. Inicio muy emocionante de Moral, de rodillas al hilo de las tablas, en el que se libró milagrosamente de salir herido tras perder pie y quedar a merced del animal cuando intentó levantarse para rematar el prólogo. Se salvó haciendo la croqueta. Estuvo a punto de romper la faena, porque aunque el toro no repetía, Moral lo buscó entre un pase y otro para dar fluidez a aquello, pero el toro, que aceptó la proposición a regañadientes en las primeras series, acabó punteando el engaño al final de la faena. El público reconoció la entrega del torero obligándole a saludar tras una estocada entera y un par de descabellos.
Román, sin opción con el reservón tercero, que esperaba agazapado el momento de hacer presa

Menos aparatoso el tercero, fino de cabos, bajo de agujas, ensillado, con cuello. Astifino desde la mazorca. Bien hecho. Se lo pensó tras salir del peto, midió en la brega durante el tercio de banderillas y en la muleta tuvo un comportamiento reservón, guardándose todo. Román se puso con las precauciones lógicas de saberse radiografiado por el astado, que esperaba agazapado, con la intención de hacer presa al menor descuido de valenciano. Pinchó mucho y mal.
Ferrera aplicó oficio con un cuarto que se movió siempre a la defensiva
Precioso el cuarto. Largo de viga, cornidelantero, pero de pitón vuelto, enseñando las palas. Su juego sin embargo no se correspondió con sus hechuras, pues fue toro que pasó por el peto sin hacer ruido, echó la cara arriba en banderillas, y en la muleta se movió pero sin entregarse nunca, viniendo por dentro en ocasiones y sabiendo siempre donde estaba el torero. Ferrera usó su oficio para estar alerta y sin darse nunca coba.
Moral se entiende con el ensabanado quinto, se relaja con la zurda y le corta una oreja

Una pintura el quinto, tanto de pelaje, ensabanado mosqueado, como de tipología. Bajo, reunido. Guapo. Moral le dio la bienvenida en chiqueros de nuevo y galleó por chicuelinas para llevarlo al caballo, donde empujó humillado y fijo. Fue toro noble en la muleta, y aunque le faltó empuje para soportar un muletazo más (o dos) en cada serie, resultó manejable y colaborador. Moral alternó ambas manos en una faena bien estructurada y mejor descrita, más poderoso con la mano derecha, por donde llevó al toro muy sometido, incluso en una serie de rodillas a mitad de faena, y se gustó más por el lado zurdo, verticalizando y relajando más la figura. La oreja, después de una estocada entera, tuvo fundamento.
Román cierra el festejo con un toro tardo y sin ritmo
Largo, con más alzada, y con la cara colocada el castaño sexto. Fue toro tardo, que escarbaba con la cara entre las manos al principio de cada serie, para luego acometer con fuerza tres o cuatro veces, pero de forma desordenada y sin ritmo. Román se puso por los dos pitones con la convicción de que allí había poco que hacer. Atravesó al toro con el acero.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Pamplona. Cuarta de la Feria del Toro. Corrida de toros. No hay billetes.
Toros de Cebada Gago, con movilidad el primero, que tuvo un buen pitón derecho, aunque no terminara de humillar; se defendió por su falta de raza el segundo; complicado por reservón el tercero; con movilidad y sin entrega el cuarto; noble y manejable el quinto; tardo, sin clase ni ritmo el sexto.
Antonio Ferrera, de blanco y oro: silencio tras aviso y silencio.
Pepe Moral, de canela y oro: ovación tras aviso y oreja tras aviso.
Román Collado, de corinto y oro: silencio y silencio tras aviso.
FOTOGALERÍA: MÉNDEZ
