Los hubo de (casi) todos los colores. Faltó el manso típico de este encaste, que dentro de su fondo natural, se emplea y transmite al querer irse. Aquí los de Dolores buscaron la tapia de la peor manera, con genio y pegando tarascadas. Corrida sin atisbo alguno de raza para seguir las telas o sujetarse en los engaños con la que un Robleño en trance de retirada pronto desistió mientas Damián Castaño lo intentó sin éxito con sus armas más reconocibles. El protagonista de la tarde fue el colombiano Juan de Castilla, que, herido y todo, tiró de arrojo para, a pesar de las dificultades, poner su nombre a la tarde y erigirse en protagonista de la misma. El bravo, de verdad, fue él
Robleño pasaporta con suficiencia al manso y descompuesto primero
Grande y amplio el chorreado y girón primero. De pitón blanco, con caja y alzada. Hizo la salida abanta característica de este encaste, pero después de pasar por el caballo doliéndose y yéndose suelto no cambió su comportamiento en el último tercio, donde acometió descompuesto, queriéndose ir y arrollando para dentro. A favor de querencia lo lidió Robleño con oficio y solvencia, el toro pasó por allí sin emplearse y sin transmitir.
Damián Castaño lo intenta en vano con un segundo que no se empleó nunca
Muy abierto de cuerna el segundo, menos lleno, más suelto de carnes. Mostró debilidad en los primeros tercios pero, al no terminar de emplearse nunca, tampoco se cayó. No lo apretó tampoco Damián Castaño, que aprovechó la inercia de su viaje para pasarlo por ambos lados, sin quebrantarlo ni molestarlo, en una obra que por la condición del toro, careció de emoción.
Juan de Castilla da la cara y deja un soberbio volapié al complicado tercero
Más estrecho el chorreado tercero, con más cuerpo que remate, animal que se metió por dentro en el capote y arrolló de fea manera a Juan de Castilla en los prolegómenos de la faena de muleta. Se vino el animal cruzado, tiró al colombiano con la fuerza que traía y cuando hizo por él en el suelo le abrió una ojal en la taleguilla. Se repuso el torero, se puso unos vaqueros cortos para esconder el desaguisado y plantar cara a un animal complicado, que no pasó nunca por el lado zurdo y se tragó vsrios muletazos por el pitón derecho, cuando el de Medellín, todo sinceridad, le dejó la muleta en la cara. Dejó una gran estocada y tras petición insuficiente dio la vuelta al ruedo, mientras el de Dolores, que se resistió a morir y demoró su agonía en tablas aún recibió palmas en el arrastre de quienes vieron en aquello un signo de bravura que el animal jamás exhibió.
Robleño no se da coba con un cuarto manso y reservón
Un tanque el cuarto, voluminoso, hondo y paliabierto. Otro que manseó de salida y no quiso saber nada del caballo, pirándose sin disimulo cuando sintió el hierro. En la muleta probó por ambos pitones, amagando sin pasar y buscando en mitad de viaje. Robleño tampoco se dio coba.
Esfuerzo sincero de Damián Castaño con el quinto, que solo duró una tanda
Ovacionado de salida el melocotón quinto, largo, arremangado de pitones, el mejor hecho del envío. Descolgó sin terminar de pasar en el capote de Castaño y en varas deambulo muy suelto por el ruedo, sin fijar nunca. Tuvo una embestida emocionante de inicio, pero en cuanto Damián Castaño le exigió por abajo en una serie con la derecha, la más rotunda de la tarde por cierto, el animal, que la tomó humillando y empujando las telas, se resintió y ya no quiso emplearse más. Hizo un esfuerzo sincero y meritorio el torero salmantino que le sirvió para saludar después de una expuesta estocada.
Juan de Castilla, por encima del genio del sexto
Enorme el sexto, por viga, caja y musculatura. Se fue Juan de Castilla a saludarlo a chiqueros y después de una larga con suspense el animal no terminó de pasar en el capote del colombiano. Toro muy deslucido en la muleta, amagando y probando, y cuando pasada, lo hacía protestando, soltando la cara y queriéndose quitar el trapo. Imposible lucimiento
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de Toros de Las Ventas. Decimosexta cita de la Feria de San Isidro 2025. Corrida de toros. 19.569 espectadores.
Toros de Dolores Aguirre. Manso y descompuesto el primero; no se empleó nunca el endeble segundo; manso y complicado el tercero; manso y reservón el cuarto; con movilidad y sin entrega el quinto, que se resintió cuando lo exigieron; probón y geniudo el sexto.
Fernando Robleño, de vainilla y oro con remates negros: silencio y silencio.
Damián Castaño, de marino y oro: silencio y ovación.
Juan de Castilla, de sangre de toro y oro: vuelta tras petición y silencio.
FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO
