SANTANDER

Cosas del querer


jueves 25 julio, 2019

Cuando el querer se sobrepone al poder, siempre se llega a buen puerto. Perera lo consiguió y Juli a punto estuvo con una desagradecida corrida de Garcigrande. Aguado, sin opciones con su lote.

Cuando el querer se sobrepone al poder, siempre se llega a buen puerto. Perera lo consiguió y Juli a punto estuvo con una desagradecida corrida de Garcigrande. Aguado, sin opciones con su lote.

La corrida del Día de Santiago llegaba, en la tarde de este jueves 25 de julio, a la Feria de Santiago de Santander en un festejo en el que hacían el paseíllo El Juli, Miguel Ángel Perera y Pablo Aguado con toros de Garcigrande.

El primero fue un animal probón y sin celo, que terminó siendo muy obediente por el poderío absoluto del torero. Lo estuvo Juli empujando hacia adelante y terminó cortándole una oreja porque se inventó al animal.

El segundo fue un toro con una calidad soberbia por el pitón derecho. Tenía la raza justa, pero Perera lo templó bien y, sin exigirle demasiado, lo llevó con mucha profundidad. Con saltilleras de viaje cambiado y gaoneras quitó el extremeño. De rodillas en los medios lo recibió en el inicio de faena, cambiándole la embestida de viaje. Lo cuajó en el toreo en redondo especialmente a diestras, ya que a zurdas le costaba un punto pasar. Espadazo soberbio y oreja de mucho peso. 

El tercero fue un animal bajo de raza que dudaba si entrar o no al embroque. Terminó rebrincado en la muleta de Pablo Aguado. El sevillano no pudo sacar ese toreo tan personal suyo, pero sí tuvo una faceta distinta, intentando lidiar más, ganándole siempre la acción al animal con temple y gusto pero sin que rompiese su labor. Mató bien y fue ovacionado. 

El cuarto fue un toro deslucido y que no terminó nunca de humillar, saliendo de cada muletazo totalmente desentendido. El Juli estuvo superior con el animal, suficiente con él, pero sin lucimiento por la condición del astado. Lo pasó con oficio y mucho dominio de la situación pero sin brillantez. Estocada y ovación tras petición. 

El quinto fue un animal muy bajo de raza y escaso de fuerza y celo. El toro no tenía tampoco ritmo y era bastante pobre en virtudes. Perera lo mimó mucho con temple, porfió con él y finalmente sí que consiguió dos series de derechazos de bella factura, evitando que el toro se fuese y obligando a quedarse. Espadazo y oreja tras aviso. 

El sexto fue un toro al que le faltó empuje, chispa y vida. Era obediente a media altura, pero le faltaban muchas cosas. Aún así, Pablo Aguado lo toreó muy bien de capote, siendo el inicio de faena con mucho gusto y cadencia. El toro se fue apagando cada vez más a pesar de que lo templó el sevillano. No consiguió llegar arriba el trasteo. Pinchazo, estocada y ovación tras aviso. 

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Cuatro Caminos, Santander. Quinta de la Feria de Santiago. Corrida de toros. Lleno.

Toros de Garcigrande.

El Juli, oreja y ovación. 

Miguel Ángel Perera, oreja y oreja tras aviso. 

Pablo Aguado, ovación y ovación tras aviso.