El coso techado “Alma Barragán” registró un tres cuartos de entrada para la primera corrida de la feria, la que, por cierto, por causas de fuerza mayor, comenzó cerca de 50 minutos más tarde, resultando triunfadores el torero a la jineta navarro Pablo Hermoso de Mendoza, en su despedida de esta plaza y, el matador lagunero Arturo Gilio, quienes tras repartirse, de manera equitativa, seis apéndices, fueron izados en hombros. El otro espada en el cartel, Arturo Saldívar, no tuvo suerte toda la tarde.
Se lidiaron dos toros de la dehesa de Pablo Moreno para rejones, siendo toreable uno y, el otro, bravo y de buen son. Y cuatro de la ganadería de Julián Hamdan para la lidia a pie, siendo complicado el primero, bueno el segundo, que fue aplaudido en el arrastre, lo mismo que el tercero, que tuvo clase y calidad y, el cuarto, tuvo que regresar a los corrales por haberse lastimado la pata izquierda. El toro tardó en ser devuelto y, en su lugar, salió el reserva de la divisa de Aurelio Franco, justo de presencia, pero, de buen juego y falto de fuerza.
En el toro que abrió plaza, llamado “Caspa Gris”, que se dejó torear, el caballero en plaza, el estellés Pablo Hermoso de Mendoza, dejó de inicio dos rejones de castigo para, luego, darse a realizar una faena plena de maestría, destacando la colocación de las banderillas largas a una mano al cambio, sobre todo, cuando montó a su corcel “Ilusión”. Hizo el toreo de costado, cerró poniendo palos cortos, hizo la suerte del “Teléfono” desde su montura y acabó de efectiva estocada para serle otorgadas dos orejas.
A pie, el acalitense Arturo Saldívar en su primero dio una larga cambiada de rodillas cerrado en tablas y, ya de pie, veroniqueó sin mucha limpieza debido a lo incierto del astado. Con la muleta, se le vio dispuesto y entregado en todo momento. Su antagonista no colaboró, se la puso complicada al torero pues se le colaba por el lado derecho, pero, aun así, ahí estuvo Arturo, buscando el lucimiento hasta dejar algunos pases de mérito. Termino de estocada tendida y descabello para tener silencio.
En su primero, “Hombre Sabe”, de buen juego, el coahuilense Arturo Gilio se recreó en estupendos lances a la verónica y se hizo ovacionar en un quite por ceñidas chicuelinas, de muy buen empaque. Con la sarga, empezó de rodillas en la zona del tercio para encender el ánimo de la concurrencia y, ya incorporado, realizó una lucida faena, empezando con dos tandas derechistas para así ir estructurándola, con torería y buen trazo, muy completa, aprovechando las buenas condiciones del toro. Abrochó la obra con manoletinas ajustadas y mató de certera estocada para hacerse de dos orejas y, al estado, se le aplaudió en el arrastre.
Hermoso de Mendoza en su segundo, “Tocayo”, el del adiós de esta plaza, bravo y de buen son, al que, tras doblarse con él en el centro del ruedo, le colocó un fierro de castigo para, después, lucirse al poner rehiletes largos a una mano, al cambio y de frente, dando el pecho del caballo, además de templar de manera emocionante de costado, a la grupa y a la mínima distancia. Cerró clavando tres rosas en un palmo de terreno y un par de banderillas a dos manos por dentro, exponiendo de verdad y acabó de estocada en buen sitio para obtener una oreja y dar la vuelta al ruedo con el forcado del grupo Amadores de México, quien realizó una buena pega de cara al tercer intento.
A su segundo, con clase y calidad, Saldívar lo capoteó sin mucha seguridad. Buena vara del picador Omar Morales. Brindó al maestro Pablo Hermoso de Mendoza. Con la pañosa, Arturo pasó apuros para entender al buen toro y al que había que hacerle bien todo, pero, se le vio desconcentrado. Aun así, logró algunos pases aislados buenos, aunque, sin redondear. Hizo entonces el toreo para la galería como molinetes y desplantes de rodillas. No tuvo acierto con la espada y escuchó palmas. Al burel se le aplaudió en el arrastre.
Al que cerraba el festejo, se le tuvo que regresar a los corrales por haberse lastimado la pata izquierda. El toro tardó en ser devuelto y, en su lugar, salió el reserva de la divisa de Aurelio Franco, “Alteño” de nombre, justo de presencia, pero, de buen juego y falto de fuerza, al que Gilio bregó de forma solvente. Con la franela, lo fue cuidando, tomando en cuenta la debilidad del “socio” y, tras sobarlo con talento, le cuajó una más que destacada faena para hacer el toreo a su gusto, con elegancia y estética por ambos lados. Mató al segundo viaje y le otorgó una oreja.
Al finalizar el festejo, tanto Pablo Hermoso de Mendoza como Arturo Gilio fueron paseados en hombros.
FICHA DEL FESTEJO
Moroleón, Guanajuato. Primera corrida de la Feria. Coso “Alma Barragán”, techado. Tres cuartos de entrada en tarde agradable.
Dos toros de Pablo Moreno para rejones, siendo toreable uno y, el otro, bravo y de buen son. Y cuatro de Julián Hamdan para la lidia a pie, siendo complicado el primero, bueno el segundo, que fue aplaudido en el arrastre, lo mismo que el tercero, que tuvo clase y calidad y, el cuarto, tuvo que regresar a los corrales por haberse lastimado la pata izquierda. El toro tardó en ser devuelto y, en su lugar, salió el reserva de Aurelio Franco, justo de presencia, pero, de buen juego y falto de fuerza.
El rejoneador navarro Pablo Hermoso de Mendoza, quien se así se despidió de este público: Dos orejas y una oreja en el del adiós de esta plaza.
Arturo Saldívar: Silencio y palmas.
Arturo Gilio: Dos orejas y una oreja.
Los Forcados Amadores de México: Vuelta al ruedo.
Al final, Hermoso de Mendoza y Gilio fueron paseados en hombros.