El tímido inicio de la feria en las taquillas sumado al amenazante cielo valluno hizo temer un triste comienzo de ciclo. Mucho más cuando el cartel tuvo que ser recompuesto a ultimísima hora con la baja de Felipe Miguel Negret, aludiendo un esguince de segundo grado en la rodilla derecha una hora después del sorteo. ¡Qué cosas! Y, para rematar, la mansedumbre rajada del primero daba para pensar que la tarde venía chafada.
Nada más lejos de la realidad, porque dos horas y media más tarde, el ambiente era completamente distinto tras ver cómo Cristiano Torres y Luis Miguel Ramírez salían a hombros de la plaza.
Finalmente, en el cartel entró Luis Miguel Ramírez, un novillero que prácticamente pasaba por allí. El antioqueño había entrenado en la plaza por la mañana, llegó a su casa para comer y enterarse de que tenía que conseguirse un vestido prestado para torear. Horas más tarde salía a hombros de la plaza. Así es esto. Fue él el primero en golpear cortando una oreja del noble segundo. Un novillo noble y blando, al que supo instrumentarle un trasteo comprometido, con ambiciosa apuesta al principio y más asentada después, cuando notó que al utrero le faltaban fuerza y fondo. Supo medirlo bien el sustituto y aprovechó su oportunidad, ligando un par de serie de derechazos encajados y mandones, antes de despenar al novillo con una espada delantera. Y con el cuarto selló un día que no olvidará fácilmente, porque se ganó el derecho a salir por la puerta grande de Cañaveralejo con otra faena entonada y de planteamiento impecable en su base, corriendo la mano por abajo con ritmo y ligazón, antes de que el noble se rajara y tuviera que exprimir lo poco que le quedaba en las tablas con una actitud encomiable. La espada cayó en el sitio y el público, con justicia, le agradeció el esfuerzo con la oreja que le abría la puerta grande.
La tarde, se catapultó al triunfo desde el tercero, un buen novillo de Juan Bernardo con el que Cristiano Torres electrocutó a Cañaveralejo. Fue como una detonación, un estruendo. El maño mezcló muletazos de vertical elegancia con otros de mayor apuesta que, aunque resultaron menos limpios, hicieron vibrar a los aficionados por su exposición tanto que, el tímido ¡Ollé! de los primeros se vio opacado por el ¡Uy¡ de los segundos. Muchas veces el torero se veía cogido, no le importaba y se quedaba en el sitio, como confiando en que ocurriera el milagro que descarrilara al tren. Voló un par de veces, pero insistió y la plaza se puso de su parte hasta concederle las dos orejas. Otra cortaría del sexto, esta vez abusando un poco de la cercanía, donde claramente se siente comodísimo. El novillo fue exigente, pidiendo distancia, toques, alturas, tempo, sitio y una delicadeza que Cristiano pocas veces reunió, pero que, cuando lo hizo, se vio recompenzado con una embestida enclasada y profunda.
El revés fue para Anderson Sánchez, quien se estrelló con la ya reseñada mansedumbre rajada del primero, el mismo que le obligó a pasar a la enfermería tras una violenta voltereta si mayores consecuencias que la paliza, pero que tuvo en el cuarto al mejor de la tarde, un novillo con una calidad tremenda vestida de prontitud, humillación, recorrido y entrega, al que toreó a gusto con la mano derecha en muletazos hundidos. Tanto que Anderson se engolosinó y se pasó de faena de lo bien que se lo estaba pasando. Y, como suele pasar en estas ocasiones, la espada se negó a entrar y a punto estuvo de recibir los tres avisos. Ese fue el duro precio que tuvo que pagar por querer degustar de más tan dulces embestidas.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Cañaveralejo, Cali (Colombia). Lunes 26 de diciembre. Primera de feria. Pobre entrada.
Novillos de Juan Bernardo Caicedo, correctos de presencia y buenos en términos generales, excepto el manso primero. Los demás, tuvieron más virtudes que problemas, destacando la calidad del cuarto.
Anderson Sánchez (tabaco y oro): Silencio tras aviso y silencio tras dos avisos.
Luis Miguel Ramírez (palo de rosa y oro): Oreja y oreja. Salió a hombros.
Cristiano Torres (nazareno y azabache): Dos orejas y oreja. Salió a hombros.
Incidencias: Anderson Sánchez fue atendido en la enfermería, a la muerte del primero, por una contusión leve en la cabeza. Ricardo Santana saludó tras un excelente par de banderillas al sexto.
FOTOGALERÍA: DIEGO ALAIS