TEXTO: EMILIO TRIGO / FOTOGALERÍA: EMILIO MÉNDEZ
La segunda y
última de la Feria de San Miguel arrancaba en la tarde de este domingo en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla a las seis en punto.
Hacían el paseíllo Sebastián Castella, José María Manzanares y Alberto López Simón frente a un
encierro de Hnos. García Jiménez.
Según afirma
el dicho popular «Cuando todo es distinto, todo es diferente» y es que así se mascaba el ambiente de Sevilla
en la tarde de hoy. Distinto, diferente al cansino de ayer. Una jornada dominical
que ha marcado diferencias ambientales y taurinas. Distas en juego del ganado,
en trofeos conseguidos, en faenas vividas y hasta en ánimos de toreros. Todo ha sido diferente en la Maestranza
cuando salíamos de ella repletos de buen toreo y embelesados por las obras de
Castella y Manzanares.
El francés más
sevillano donde los haya, ha cuajado una completísima tarde en su Sevilla. Sebastián ha sido otro Sebastián, incluso
hasta en el momento de llegar a la plaza. Un torero de ánimo diferente, sonriente
y cercano a la gran masa con constantes saludos y fotografías a sus seguidores.
Tal vez, esa armonía interior le ha hecho sacar a un Castella que ha disfrutado del compromiso y ha percibido el cariño
de una afición que estaba casi siempre con él, a verlas venir. Tuvo en la mano
la Puerta del Príncipe pero
posiblemente en su interior a Sebastián, le quede de par en par en su corazón, la satisfacción de sentir a La Maestranza en píe con su toreo. Un
triunfo que está más allá de cualquier fotografía.
Castella se fue a chiqueros en una clara demostración de
intenciones. Atravesó el albero con paso
firme y se plantó de hinojos a veinte metros del portón del miedo. Allí Sebastián lo recibió con una ajustado afarolado y varias verónicas muy templadas. Precioso inicio de lidia al
que respondió el público con gran entrega. Dos varas precisas y a cambiar el
tercio. Castella muy animoso y estético
con el percal, cuajó un quite por cordobesinas de mucha expresión. El de Olga Jiménez llegó al último tercio con movilidad y un fantástico tranco. Toro
mansito, de los que se abrían por fuera y permitían el toreo de salón. Así toreó el francés como si estuviera
entrenando en una plaza imaginaria. Sebastián bordó el toreo por ambos
pitones ante un animal que hacía el avión en cada embestida. A placer el francés que plasmó una
magistral obra por temple y ligazón. Todo lo hizo a favor y en comunión con una
Sevilla absorbida por la enorme obra. Estocada y dos orejas.
Tremenda arboladura del cuarto más propia de ferias
del norte que de Sevilla. Castella con
sello veroniqueó muy despacio. En varas lo justo y a otra cosa. José Chacón y Vicente Herrera realizaron un
precioso tercio de banderillas y se desmonteraron ambos. Tenía
temperamento el astado de Sampedro con una embestida picante por rebrincada. Castella comenzó a pies juntos, por alto y con unas a derechas de toma y daca. Sebastián impuso su ley ante un toro
complicado que pedía firmeza y mando, lo que derrochó el francés a
raudales. Castella estuvo sin fisuras,
muy en figura, con un valor titánico y con unas muñecas mandonas. En la
faena hubo momentos ligados y estéticos pero predominó la capacidad ante un
toro exigente y nada fácil. Más conjunción por el derecho que por el izquierdo,
por donde sabía en todo momento lo que se dejaba atrás. Se revolvía con mucha
guasa por ahí. Castella tenía el premio
gordo en la mano, la oreja que abría la Puerta del Príncipe, pero por desgracia
pinchó un par de veces. Fuerte ovación con saludos.
La tarde del alicantino también ha sido diferente a
las de la pasada Feria de Abril. Por
entonces, Josemari no estaba con el ánimo actual de fluidez y concordia íntima.
Ahora Manzanares esta en lo más alto de
su naturalidad donde ha encontrado un magistral temple y la perfección estética. Desde Mayo en Madrid, todo es diferente en José María Manzanares y hoy, en
Sevilla, también ha marcado esas distancias para regocijo de su afición
hispalense. Manzanares que ha cuajado tardes y faenas históricas en La Maestranza,ha seguido engrandeciendo su intachable currículum en el Baratillo, con una faena al bravo quinto de tanto regusto,
que sació cualquier alma hambrienta del toreo alicantino.
Precioso toro de hechuras que recordaba al abreplaza y
a la postre así fue. Hechuras unidas a bravura y mucha clase en el pupilo de Matilla. Josemari acarició el capote con verónicas muy acompasadas. En varas
lo justo. Rafael Rosa estuvo de dulce
con la brega, mientras Suso y Luis Blázquez realizaron un gran tercio de
banderillas y se desmontaron los dos. Josemari con parsimonia y mucha
torería mimó cada muletazo e imprimió esa naturalidad que le diferencia en el
escalafón. Manzanares obró
un nuevo milagro en su plaza y toreó con todo su ser. Excelencia alicantina con unos cambios de manos que aún se están dando. Imposible torear con más dulzura y temple en una labor de altísima expresión.Manzanares conjugó en su primorosa faena el tiempo necesario para dosificar
a su oponente y darle las distancias oportunas. En definitiva, Manzanares dibujó el toreo para regusto de
su Maestranza. Un pinchazo en la suerte de recibir le privó de las dos
orejas. Un apéndice que supo a poco.
Manzanares se estira con el segundo, un astado con romana y justo
de raza. El de Alicante deja
constancia de su personal concepto pero aquello careció de transmisión. Se
cuidó en varas en sus dos entradas. Josemari tuvo enfrente un animal muy
diferente al anterior -primero- y de nulas posibilidades. Toro con mejor inicio de embestida que final y siempre de acometida
irregular. Manzanares lo sobó inicialmente y a posterior intentó someterlo
con exigencia. La faena fue una
constante búsqueda para encontrar la armonía entre ambos pero el de Matilla
nunca colaboró. Al final algún detalle suelto y poco más ante uno muy
deslucido. Estocada desprendida y otra más arriba. Silencio tras aviso.
El paso de Alberto López Simón por Sevilla en San
Miguel igualmente ha sido desemejante al inicio de temporada. Un torero que ha
colmado todas las expectativas creadas a primeros de campaña y que llegaba a la
Maestranza en plenitud de triunfos. Sin embargo, la tan deseada «Suerte” no ha estado alidada con Simón en la tarde de
hoy domingo en cuanto a su lote se refiere. Nada que hacer ante tan semejantes
animales, aunque bien es cierto, que era imposible estar mejor de como lo ha
estado el madrileño. Un López compacto y
convincente en sus planteamientos, sacó más partido de sus toros del que en
principio presagiaban tan deslucidos astados.
Aplaudido el primer remiendo de Hermanos Sampedro al saltar al ruedo. Simón recibió
a su primero por verónicas pero sin poder estirase. El tercero fue un toro con
alzada y justo de raza, pero de condición noblona y soso a más no poder. Alberto apostó por el torero ligado en los
medios demostrando confianza en sí mismo y mucha paciencia. Sobó una y otra
vez la anodina embestida de su oponente hasta pasajearlo con decoro por ambos. López rebuscó en el fondo de su oponente,
con una colocación impecable para engarzar cada muletazo ante un toro sin viveza
alguna. En definitiva, muy bien Simón que lo puso todo ante un deslucido.
Ovación.
Dos afarolados de rodillas en el tercio le dejó Simón al
sexto como saludo. Hasta llegar al último tercio la lidia había transcurrido
sin pena ni gloria. Alberto brindó al respetable su último toro del año en
Sevilla. López Simón inició pasándolo por ambos pitones de rodillas en un comienzo largo y muy comprometido. El cierraplaza resultó
deslucido y a menos en todo. Astado
muy bajo de raza y casta al que muleteó Simón con particular sello y pisando
unos terrenos comprometidos. El toro desarrolló una embestida anodina pero
con guasa tirando una cornadita a cada paso por la taleguilla. López Simón estuvo muy por encima de su astado que nunca le ayudó en nada. Ovación.
FICHA DEL
FESTEJO
Plaza de
toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Segunda de la Feria de
San Miguel. Corrida de toros.
Entrada: Lleno en los tendidos.
Seis toros
de Hnos. García Jiménez.
Sebastián
Castella (fucsia y oro):dos orejas y ovación.
José María
Manzanares (azul rey y oro):silencio tras aviso y oreja.
Alberto
López Simón (lila y oro):ovación y ovación.
Cuadrillas: En el cuarto, José Chacón y Vicente Herrera se desmonteraron. En el quinto, Rafael Rosa estuvo de dulce con la
brega, mientras ‘Suso’ y Luis Blázquez se
desmontaron.