Esperanza repartida por los tendidos, más poblados que un
domingo cualquiera, para ver un festejo de Resurrección en el que
recogían los actuantes los réditos de sus actuaciones. Se enfrentaban
Eugenio de Mora, Pepe Moral y Víctor Barrio a una corrida con los dos
hierros de Martín Loca.
Estuvieron mejor tiradas las verónicas de Eugenio de Mora al primero de
los que mereció su arrancada desganada y su vuelta del revés. Quiso
meter los riñones el toro en el caballo, pero evidenció después su
escasez de fuelle. Pero tuvo cierto son de cara suelta en la muleta que
aprovechó el toledano con solvencia, siempre con fe en la propuesta de
diestra poderosa y con valor para tragar las vencidas del castaño, con
mejor viaje que clase. Compuso Eugenio el toreo y arrancó tandas de
torería que iban para premio hasta que llegó el pinchazo.
Tuvo movilidad y fijeza el segundo en las verónicas de Pepe Moral, yendo
siempre a buscar la vuelta con ritmo y ganando el paso para rematar con
una media. Vulgar fue la pelea del toro en varas y protestado su
escasez de brío, porque no dio síntomas de blandear. A la espalda se
echó el capote Víctor Barrio para quitar por groseras tan ceñidas que
resultó enganchado. Con la muleta se lo puso complicado al sevillano,
que estuvo muy firma para encontrar el ritmo en la arrancada
descompuesta, valeroso para tragarle vencidas a zurdas y torero para
dejarle una serie de naturales con quietud y armonía. Mató, además, de
un espadazo fulminante y escuchó ovación.
Vídeo Madrid 5-4-2015 por Cultoro
Aplaudido los medios se fue Barrio a recibir con tafalleras al jabonero
sucio que hizo tercero, que se le vino al pecho dos veces antes de que
se cerrase y le arrease media docena de emotivas verónicas y una
revolera. Largo colocó al animal al caballo el segoviano, antes del
quite a la verónica de Eugenio de Mora. Gran lidia de Jarocho en
banderillas. Muy dispuesto Víctor, tuvo pulso para trazar muy largo a la
embestida humillada que, sin embargo, no aguantaba más de dos
muletazos, dejando con las ganas de más a torero y tendido. Tuvo que
irse al por la espada el segoviano y pasaportarlo con brevedad para
escuchar palmas.
Por abajo recibió Eugenio la salida abanto del espectacular cuarto, más
por delante que por detrás, que humilló sin mucho afán en las telas y se
protestó por perder las manos a la salida del caballo, donde tampoco se
empleó. Y sirvió el animal, pero hubo que hacerle las cosas muy a
favor, como se las hizo el toledano. Distancia en los cites hasta lograr
la entrega; paciencia y tiempo antes de volver a la cara; y dos series
de naturales, ya apretando, de vertical pureza y sentimiento en
explosión. Deletreó el toreo en una serie diestra, profunda, que
concluyó en trinchera graciosa. Eso y una estocada sobre el aviso
propiciaron la oreja.
El sexto salió desentendido de telas y manseando, siempre buscando la
gatera, incluso después del buen puyazo de Óscar Bernal, ya que el
segundo vino a buscarlo a la puerta. Sensacional en banderillas estuvo
Jarocho junto con Zayas. Le cogió Barrio la medida y la tecla con
rapidez al animal, que tenía cuatro arrancadas por tanda y supo el
segoviano convertirlas en oro en tandas de tres y el de pecho. A más en
la exigencia desde la media altura inicial, fue metiendo en la faena a
una plaza deseos de premiar una labor deslucida con el descabello. Aún
así, saludó una clamorosa ovación.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Ventas, Madrid. Corrida del Domingo de
Resurrección. Más de un tercio en los tendidos.
Toros de Martín Lorca
(primero, cuarto y quinto) y Escribano Martín (segundo, tercero y
sexto). Desiguales. de deslucida movilidad el obediente primero, descompuesto y sin transmisión el segundo, humillado pero sin raza ni fuelle el inválido tercero, de movilidad emotiva y media humillación obediente,
Eugenio de Mora (obispo y oro): ovación y oreja.
Pepe Moral (grana y oro): ovación y silencio.
Víctor Barrio (grana y oro): silencio y vuelta al ruedo tras petición.