«El toro se ha venido abajo, se le han pegado muchos capotazos y su condición era de arrimarse a la querencia. Estoy agradecido por las pocas embestidas que me ha regalado y por cómo lo he metado», sentenciaba Alarcón.
«Esta no es la tarde que uno espera en Madrid, y se nota que es la primera tarde de la temporada por circunstancias. También me alegro que haber esperado, porque la clavícula aún no está unida y luego, por la noche, lo notaré», explicaba.