Diego Urdiales, Borja Jiménez y Víctor Hernández hacían el paseíllo, este 21 de junio, en la primera corrida de la Feria de Torrejón de Ardoz (Madrid), en la que se lidiaba un encierro de Domingo Hernández.
Urdiales tira de oficio con el primero en medio de la tormenta

Bajo una fuerte tormenta saltó al ruedo el primero de la tarde, del hierro de Domingo Hernández, que correspondió en el sorteo a Diego Urdiales, tras el tradicional encierro matutino por las calles. El astado, de nombre Bochincharro, negro de capa y herrado con el número 29, tuvo una presencia alargada y fue parado por Urdiales a la verónica. Tras recibir un único puyazo y cumplir en banderillas, comenzó una faena en la que el toro no terminó de emplearse, obligando al torero de Arnedo a tirar de oficio para ligar los muletazos. La faena, marcada por la lluvia y con el público resguardado de la tormenta, no tuvo gran repercusión. Con la espada, Urdiales pinchó, y todo quedó en un respetuoso silencio.
Oreja a los buenos naturales de Borja Jiménez al segundo

Al segundo de la tarde, de nombre Campanillas, número 30, castaño, bien hecho y de bonitas hechuras, lo recibió Borja Jiménez con dos largas cambiadas de rodillas en el tercio, para luego pararlo con gusto a la verónica. El toro fue picado en el caballo que guardaba puerta, tras acudir varias veces a ese lugar y salir suelto de las suertes. Tras las banderillas, Jiménez brindó al público y comenzó la faena toreando con la derecha, pegado a tablas y doblándose por bajo con el astado. La primera tanda tuvo intensidad y llegó con fuerza al tendido. Al perder el toro fuelle por el pitón derecho, el de Espartinas se pasó la muleta a la izquierda, por donde llegaron los momentos más destacados de una faena corta pero medida, ya que el animal fue a menos. Pinchazo y estocada arriba en terrenos de toriles pusieron fin al segundo acto de la tarde. Oreja.
Faena con firmeza y entrega de Hernández ante la calidad del tercero, al que corta oreja

Anglosajón fue el tercero de la tarde, un toro negro, bien hecho, del hierro de Domingo Hernández, al que Víctor Hernández recibió con una larga cambiada de rodillas en el tercio, para después pararlo con temple y destreza a la verónica. El torero firmó un vistoso quite por gaoneras, en el que el astado ya dejó ver su buena condición. Tras brindar a José María Garzón, empresario de la plaza, inició la faena de muleta toreando de rodillas y con la mano derecha, logrando una conexión inmediata con los tendidos. Las siguientes tandas, por ambos pitones, mantuvieron la intensidad y mostraron el buen momento del joven espada, que fue capaz de cuajar una faena templada, con firmeza y entrega, ante un toro de gran calidad. El cierre, muy metido entre los pitones, fue de alto voltaje. Falló con los aceros en los primeros intentos, pero dejó una gran estocada de rápido efecto. Cortó una oreja con petición de la segunda.
Urdiales, una pelea contra la sosería del cuarto

El cuarto de la tarde, del hierro de Domingo Hernández, fue un toro negro, bien armado por delante y con morrillo, que correspondió a Diego Urdiales. El diestro de Arnedo estuvo aseado, como es habitual en él, practicando un toreo clásico por ambos pitones, siempre buscando la colocación y el cite adelantado para enganchar y alargar los muletazos. El toro resultó soso y falto de transmisión, por lo que todo el peso de la faena recayó en el oficio del torero. La estocada cayó baja y fue saludado con palmas.
Borja Jiménez, faena de mérito ante la desordenada embestida del quinto, al que corta otra oreja

Feo de pitones y despegado del suelo fue el quinto de la tarde, de nombre Baladí. Borja Jiménez lo paró a la verónica, aunque el toro salió suelto en cada lance. En el caballo manseó, yendo de un jaco a otro y tratando de quitarse el palo. Tras las banderillas, Jiménez inició la faena cerrado en tablas, en terrenos de contraquerencia, pero al segundo muletazo el toro huyó a toriles. Fue entre toriles y el centro del ruedo donde el torero de Espartinas consiguió hacerse con él, logrando ligar muletazos a pesar de la desordenada embestida del animal, que tendía a salir suelto si no se le tapaba la cara. Hábil y firme, Borja Jiménez sacó petróleo donde no lo había, y terminó la faena con unas ajustadas manoletinas que convencieron al público. Dejó una estocada casi entera, suficiente para hacer doblar al toro. Cortó una oreja de mucho mérito.
Víctor Hernández, espeluznante cogida ante el sexto

Cerró plaza un toro negro zaino, de nombre Estornino, del hierro de Domingo Hernández, al que Víctor Hernández saludó con verónicas templadas y estimadas por su buen gusto. Destacó la lidia de Marcos Prieto en banderillas, eficaz y medida. El torero de Guadalajara brindó al público e inició la faena cerrado en tablas con estatuarios de gran firmeza. Pronto tomó la mano izquierda, por donde el toro embistió con largura, y Víctor lo aprovechó con naturales bien ligados y de buen trazo. Cuando cambió a la mano derecha, el animal sorprendió al torero, que sufrió dos aparatosas volteretas, siendo la segunda especialmente dura, dejándolo inconsciente sobre la arena. Se vivieron momentos de angustia, ya que, aunque no presentó heridas visibles por asta, el impacto fue seco y alarmante. Fue trasladado a la enfermería sin conocimiento, y Diego Urdiales se encargó de la muerte del toro, cerrando así una tarde que terminó con un susto muy serio. Según pudo saber este medio, el torero recuperó el conocimiento a los minutos y sigue realizándose pruebas médicas para descartar daños.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros Torrejón de Ardoz (Madrid). Primera de Feria. Corrida de toros. Tres cuartos de entrada.
Toros de Domingo Hernández.
Diego Urdiales, silencio, palmas y silencio en el que estoqueó por Hernández.
Borja Jiménez, oreja y oreja.
Víctor Hernández, oreja y herido.
FOTOGALERÍA: PABLO RAMOS
