Se alzó Diego Ventura con las dos orejas y el rabo de su segundo toro de la tarde y firmó su primera obra de arte de la nueva temporada mexicana. Lo hizo ante el toro “Perlito”, de Marrón, bravo y a más, con el que el rejoneador de La Puebla del Río bordó el toreo.
Como con Fino en el toreo de costado, con el toro apretando y la cabalgadura sosteniendo ese caudal con pulso impecable. Se la jugó Ventura en los cambios por dentro, de tan ajustados entre el animal y las tablas, así como después en un puñado de quiebros soberbios, inverosímiles incluso, por cuánto demoró los embroques para ejecutarlos en la misma cara del burel. Luego vino el derroche portentoso de Bronce. Su capacidad para hipnotizar a los toros y congelar las suertes de todo el tiempo que se queda en ellas. Con y sin cabezada, fue la de Diego Ventura una colosal exhibición de valor y de temple envolviendo a su oponente en una hermosa espiral de toreo con la cara del caballo metida entre los pitones del toro. Se cobró después con Generoso un par a dos manos sencillamente genial, como absolutamente compacto fue el carrusel de cortas. La rúbrica fue un extraordinario rejón final que, inevitablemente, le puso en las manos al rejoneador de La Puebla del Río las dos orejas y el rabo.
A su primero lo pinchó en primera instancia y eso le hizo perder, al menos un trofeo. Lo puso todo Ventura ante un toro, también de Marrón, noble, pero de poca transmisión. Lo templó hasta el infinito en banderillas con Velásquez y con Bronce desplegó también la habitual exhibición de dominio en terrenos del máximo ajuste, en distancias muy cortas. Ejecutó un exacto carrusel de cortas con Generoso con el toro cada vez más cerrado, lo que también le dificultó a la hora de matar.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Pachuca, México. Se lidian dos toros para rejones de Marrón y cuatro para lidia a pie de Pablo Moreno.
Diego Ventura: ovación y dos orejas y rabo
Leo Valadez: oreja y oreja
Isaac Fonseca: silencio y dos orejas