Sevilla abría sus puertas un Domingo de Resurrección más para disfrutar de un festejo cargado de historia. A las seis y media de la tarde trenzaban el paseíllo José Antonio Morante de la Puebla, Alejando Talavante y Daniel Luque con toros de Núñez del Cuvillo. Un festejo donde golpeó primero un espada de Gerena que este 2025 volvió a convencer a una Maestranza que captó a la perfección aquello que este hizo en el ruedo. Pasearía una oreja del manejable tras un trasteo sin fisuras, pero el golpe sobre la mesa lo daría en una maciza labor al sexto, un trasteo al alcance de pocos toreros. Una apuesta que le ha llevado hasta el lugar que actualmente ocupa, ese que le ha colocado en figura del toreo. Sin un lote propicio para el triunfo, Morante dejó un ramillete de naturales bordados en seda al sobrero que abrió plaza, toro al que cinceló una faena de su personalísimo concepto y al que lanceó formidablemente a la verónica, pero que marraría con los aceros. Dentro de la descastada corrida de Cuvillo Talavante pechó con el manso que hizo primero y no acabó de centrarse con un quinto que exigió mayor apuesta dentro de una tarde donde Sevilla volvió a evidenciar que tiene perdido el rumbo. La excesiva generosidad -petición del doble trofeo para Luque en el tercero- o la frialdad con Morante en el abreplaza, fueron los dos contrapuntos de una tarde que volvió a evidenciar que esta fecha pesa más por el día que es que por aquello que ocurre en el ruedo.
Morante dibuja un soberbio manojo de naturales ante el sobrero que hizo primero
Tras devolverse el primero de la tarde por su justeza de fuerzas salió en su lugar un animal del mismo hierro de nombre Ponderoso, ejemplar colorao de 580 kilos que salió sueltecito del capote de Morante, espada que dibujaría un manojo de verónicas de su personal concepto, un monumento al toreo de capa. Mentón en el pecho, zapatillas asentadas y muñecas sueltas en un saludo que pese a su intermitencia llegó a los tendidos por su gran plasticidad. Se enroscó la dulce embestida del toro a la cintura Talavante en un templado quite por chicuelinas donde no molestó en exceso al de Cuvillo. No se anduvo con probaturas José Antonio en un inicio donde dejaría muletazos de gran sabor a un toro que apretó a siempre diestras. Aprovechó la calidad del Cuvillo a zurdas, pitón por el que dibujó naturales de gran cadencia, siempre enganchando a un animal que la tomó con ritmo pese a faltarle finales. El cigarrero toreó con la cintura y las muñecas en una serie de gran rotundidad por su cadencia y despaciosidad. También los hubo a pies juntos, esos donde se enroscó más si cabe al animal en naturales bordados en seda. Pese a la predisposición del sevillano, el animal se fue apagando, dándole incluso un susto cuando el viento hizo de las suyas. Tras pasaportarlo de pinchazo y media algo tendida fue ovacionado desde el tercio.
Silenciado Talavante con el rajado segundo
Con poca vida salió al ruedo el colorao que hizo segundo, astado que pareció venirse arriba una vez pasó por el jaco. Variado fue el quite del extremeño y ceñido -por gaoneras- el de un Luque que dejó claras sus intenciones. Tras un torero comienzo por bajo, Talavante se echó la mano a la diestra para torear en redondo, no pudiendo lucirse ante un toro que seguía manteniendo su nobleza, pero también su poca pujanza. Ejemplar que ya había protestado en el comienzo del trasteo, evidenciando este su mansedumbre una vez tomó la zurda. No se dio coba Alejandro yéndose este a por la espada. Tras pasaportar al descastado animal de Cuvillo de pinchazo y estocada fue silenciado.
Luque exprime la nobleza pasadora del tercero y le pasea una oreja
Tampoco anduvo sobrado de fuerza el ejemplar que hizo tercero, otro toro con cierta nobleza pero de poca chispa. Por tijerillas lanceó Luque al de Cuvillo en un quite donde lo mejor vino en un remate final de gran despaciosidad que levantó al público de sus asientos. A continuación vendría un tercio de banderillas donde saludarían montera en mano Juan Contreras y Jesús Arruga. Al igual que sus compañeros, y viendo que el toro estaba medido en su raza, Daniel se puso a torear en una primera serie de gran vibración. Perfecto en la colocación, el de Gerena buscó no apretar al de Cuvillo, dibujando este naturales en línea recta y a media altura. Anduvo muy por encima de un astado con poca vida y de embestida a media altura, un cuatreño con nobleza pero sin finales. Toreó siempre a favor del astado en un trasteo de gran capacidad donde acertó en terrenos y alturas antes de acortar distancias. Se metió entre los pitones demostrando colocándose en lugar donde los pies queman. Exprimió Daniel a un toro medido en raza y fortaleza, ese al que le cortaría una oreja tras dejar una estocada en buen sitio.
Morante, silenciado con el cuarto
Quedó claro desde el principio la falta de sintonía entre Morante y el cuarto de la tarde, toro que apretó por dentro en el saludo capotero y al que se le pegó lo suyo en el jaco. Tras una primera serie de tanteo dibujó José Antonio un manojo de naturales de fino trazo pero carente de ajuste. Tal era la poca confianza que tenía en el de Cuvillo que el cigarrero salió directamente con la espada de matar. Tras un pinchazo y una media estocada trasera tuvo que echar mano del descabello. Silencio.
Tatavante no acaba de centrarse con un quinto que exigió mayor apuesta
Aprovechó de salida Talavante el buen ritmo del quinto para cincelar un sedoso recibo de capa donde el pacense templó la enclasada embestida de un animal que tendió a abrirse en el percal. Tras pasar por el jaco sería Luque quien entraría en su turno de quite antes de un tercio de banderillas donde destacó un arriesgado par de Manuel Izquierdo. Se puso de hinojos Alejando para torear en redondo en un inicio donde se dejó llegar una enormidad al astado gaditano. Pese a dibujar muletazos sueltos de su personal corte no existió ni orden ni estructura en una faena desigual. El de Cuvillo pidió más de lo ofrecido por un espada que no acabó de cogerle el ritmo a un astado con aristas. Acelerado anduvo Alejandro, espada que no sometió una embestida que exigía mayor apuesta. Calaron algunos muletazos sueltos dentro de un trasteo que nunca llegó a tomar vuelo. Tras pasaportar al animal este fue silenciado.
Luque cuaja una faena de gran poso y fondo, pero pierde la oreja por la espada.
Reposado se mostró Daniel ante el sexto, un animal protestón que tendió a soltar la cara al final del viaje. Se trató de un toro al que había que llevar tapado y fijar con un toque seco cuando este llegaba al embroque. El de Gerena volvió a estar despejado de mente mostrando suavidad en cada muletazo que le recetó al de Cuvillo. Acertó en terrenos y alturas para ir poco a poco metiendo en el canasto a un toro agarradito al piso. El sevillano aguantó los parones del animal antes de engancharlo delante y soltarlo muy atrás. Ni un tirón, ni un toque a destiempo, todo lo hizo a favor de un ejemplar que se deslizó más y mejor a zurdas. La clave de su meritoria labor residió en cogerle el ritmo desde el principio, en pulsearlo y apostar decididamente por el toro. Faena de de torero cuajado, de espada capaz. Una labor que marca el camino en una temporada clave para él. Aquello que iba para una oreja de peso se quedó en una cerrada ovación tras una media estocada. Daniel había vuelto a convencer a una afición que entró en su tarde desde que se soltó de capa.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Primera de abono. Corrida de toros. No hay billetes.
Toros de Núñez del Cuvillo, Desiguales de presentación y de juego. El primero como bis, del mismo hierro. Con nobleza y buen ritmo a zurdas un primero al que le faltaron finales; de embestida pasadora el rajado segundo; con nobleza otro astado tercero al que también le faltaron finales; sin celo ni entrega el pasador cuarto; con movilidad un quinto con ciertas virtudes pese a su complejidad; con cierto ritmo a zurdas un sexto que se paró pronto.
Morante de la Puebla, de corinto y oro: ovación con saludos y silencio.
Alejandro Talavante, de turquesa y oro: Silencio en ambos.
Daniel Luque, de verde botella y oro: Oreja con leve petición de la segunda y ovación tras aviso
CUADRILLAS: Saludarían montera en mano Juan Contreras y Jesús Arruga en el tercero.
FOTOGALERÍA: EDUARDO PORCUNA
