MARCO A. HIERRO / FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO
Unas seis mil personas acogía la plaza de Las
Ventas este domingo para la primera de la miniferia de la Comunidad de Madrid.
Clemente, Miguel Ángel Silva y el debut madrileño de Álvaro García acogía el
coso venteño para la ocasión.
Tuvo cadencia y encaje el saludo a la verónica
de Silva al escurrido primero, que metió la cara con tremenda calidad,
repitiendo con humillada clase, sobre todo por el pitón izquierdo. Manseó en
varas con insistencia el de Masaje, pero siguió embistiendo en el templado
quite de Clemente con el capote a la espalda. En los medios lo esperó tras el
brindis para darle mano diestra, toque fuerte más quietud que firmeza en la
planta y mucha más voluntad que reposo en las muñecas. Porque embistió por
abajo el de Mayalde pidiendo sutilidad pero mando, con la arrancada seria de
los utreros formales, más cerca de la del toro. Eso se encontró Miguel Ángel
entre las manos, y tuvo la voluntad de cuajaron, la intención de exprimirlo y
la disposición de entregarse, pero faltó el poso, el reposo y el abandono que
no permitió el intenso viento. Aún así dio el extremeño lo que tenía en dos
series a diestras de echar el resto y en las manoletinas del epílogo, pero la
espada no viajó certera y todo quedó en silencio tras dos avisos.
Muy correcto, muy pulcro y muy templado fue el saludo a la verónica de Clemente al segundo, sin remate por un inoportuno enganchón. Más vulgar fue la pelea en varas, pero acusada la humillación en el quite por chicuelinas de Álvaro García. No fue fácil cogerle el pulso a un animal que parecía ofrecer franqueza y luego frenaba cuando llegaba al embroque para rehusar el reboce que prometía su buen son inicial. Tiró de oficio Clemente ante la frialdad de Madrid, deseosa de ligazón. Y la intentó ofrecer el galo en tandas asentadas que carecían de remate porque se descomponía el de Mayalde al cuarto muletazo, por mucho temple que hubiese. Le metió la mano tras un pinchazo y escuchó silencio.
Suelto y corretón salió el negro tercero, que humilló en el capote de Álvaro García cuando se centró para que lancease el madrileño con más soltura que brillo. Apretó poco el utrero en varas y sobresalió la gran lidia de Mario Campillo. Brillante anduvo también El Ruso con los palos, clavando en la cara con mucha exposición. Desde el inicio se le notó al madrileño la falta de oficio con la muleta, en un trasteo deslabazado y sin mando con un novillo bravo y exigente que no perdonaba el error. Tuvo momentos de arrebato sin temple con la mano izquierda y de trazo limpio sin gobierno con la diestra, siempre jaleado por la legión de seguidores que coreaban desde el tendido cualquier acierto ante la embestida franca y con transmisión del de Mayalde. Lo pinchó, además, se atascó con la cruceta y escuchó silencio tras dos avisos.
Salió Clemente a lidiar al quinto en cuarto lugar, dado el corte en la mano que mantenía a Miguel Ángel Silva en la enfermería. Y se encontró con un torete de cara a media altura pero cierto son en la repetición en un saludo capotero suave y cadente que no tuvo repercusión en el tendido. Muy torero fue el inicio muletero del francés, con un trincherazo de mucho sabor que pareció meter al tendido. Y lo cierto es que logró acoplarse con la embestida informal de un utrero sin ritmo al que supo tocar con precisión y trazar con cierta largura, pero no tuvo eco la buena labor del rubio francés. Supo conquistar el terreno y girar sobre el talón para quedar colocado, ligar las series ante la renuencia y perder pasos en favor del ritmo, pero no logró que se entregase Madrid a una labor más técnica que evidente. Quietud en las manoletinas del final y un espadazo no dieron para más que un incomprensible silencio.
No se confió García con la salida del alto y montado quinto, largo de cuello y dormilón en la llegada, que cabeceó en el peto, tiró cornadas y quiso quitarse el palo. Duro fue lidiar al manso, y lo hizo con profesionalidad El Ruso. En terrenos del 6 quiso estructurar la faena García, pero careció el trasteo precisamente de estructura por empeñarse en pegarle pases en lugar de torear. Y de lidiar, porque es de eso de lo que careció el empeño del madrileño. Mal con la espada, escuchó silencio.
Para cuando salió el sexto ya se había confirmado la sección del tendón de la mano de Miguel Ángel Silva, por lo que correspondió a Clemente su lidia y muerte. Por abajo le echó el capote el francés al largo y serio utrero de Mayalde, que lo desarmó en un descuido embistiendo siempre por abajo. También abajo se fue al caballo, recargando y derribando con empuje en tres varas. Genuflexo fue el inicio con la muleta, sometiendo a un animal que perdió su empuje a la segunda tanda. Tuvo actitud Clemente y porfió con insistencia, pero no tuvo raza ni espíritu el animal para aguantarle una serie entera. Un cañonazo con la tizona terminó con el festejo en silencio.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Ventas, Madrid. Primera
de la Miniferia de la Comunidad. Novillada con picadores.
Seis novillos de Conde de Mayalde, de gran clase, duración y humillación el mansito pero buen primero, ovacionado, descompuesto y remiso el castaño segundo, bravo y con transmisión el exigente y buen tercero, informal pero obediente el cuarto, manso y complicado el quinto, desrazado y a menos el deslucido sexto.
Miguel Ángel Silva, silencio tras dos avisos en el único que mató.
Clemente, silencio, silencio, silencio y silencio.
Álvaro
García, silencio tras dos avisos y silencio.
PARTE
MÉDICO de Miguel Ángel Silva
Herida incisa en
región dorsal de primer dedo de mano derecha con sección completa de tendón
extensor. Herida incisa en segundo dedo de mano derecha. Pronóstico menos
grave. Pasa al hospital San Francisco de Asís.
Fdo: Dr García Padrós
FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO