La novillada fue interesante. No para recordar. Y fue interesante porque tuvo de todo. Novillos manejables y malos; toreros inspirados e impotentes ante uno de los tres novillos que les correspondía; brindis de uno a otros espada; el mismo corte de orejas, la salida a hombros de Filiberto y Roca Rey; un palco serio al que hay que aplaudir; un lleno de los que hacía años no se recordaba en Calasparra, y una segunda novillada de la Feria del Arroz, que mantiene el nivel y el interés.
La caída de Ginés Marín del cartel y el acierto de Pedro Chicote de dejarlo en un mano, no restó público alguno, no se devolvió un abono y ya por la mañana en el Encierro, se respiraba el ambiente, excelente, que hubo por la tarde en el coso de La Caverina.
El mejor de Filiberto fue su primero, el cual repitió en la muleta y permitió al calasparreño lucirse con el capote y torear con la muleta por ambos pitones con gusto y entrega. Algunas tardas fueron prácticamente circulares, peinando con la muleta el albero, asentando las zapatilla y girando sobre ellas para conseguir una ligazón que puso los tendidos a «calienta barrera». El final fue algo más embarullado, pero tras pegar un espadazo se le concedió una oreja.
Su segundo, un jabonero de bonita lámina, con cara y volumen, fue un manso pregonado ya desde el primer tercio. Filiberto solo pudo sacarle una tanda, ya su oponente salía en desbandada hacia las tablas y aunque ahí llegó a sacarle algún muletazo, aquello fue para desesperarse. Volvió a matar de estoconazo y le ovacionaron.
En el quinto, el torero estuvo en todo momento por encima de su oponente, un novillo de embestida descompuesta, que se paraba, que cuando le pegabas tres derechazos seguidos, se iba de arreón al trapo rojo tirando la cara arriba. Muy por encima de él , el torero lo intentó todo y eso lo supo apreciar el público. Estocada de efecto fulminante y una oreja con petición de la segunda.
Roca Rey está más que sobrao, y volvió a demostrarlos en Calasparra. El peruano huele a matador de toros.
Primoroso con el capote en su primero en los lances a pies juntos de capote, con la muleta sacó a relucir todo su repertorio de mano baja, ligar, siempre pensado, dando la distancia y los tiempos muertos a su enemigo y gustándose. Pincho en su primer intento de matar, cobro una estocada y se le premio con una oreja a un novillo flojo pero con calidad, que gracias al temple y técnica del peruano lo mantuvo en pie.
En líneas similares estuvo en su segundo, para mi el mejor de la tarde, y ahí se desbordó Roca Rey. En el mismo son que el primero, tuvo momento brillantísimos. Volvió a pinchar con la espada, pegó una estocada, se le pidió la oreja que le fue concedida, y el público le solicitó la segunda.
El «garbanzo negro» de la novillada fue el sexto. El novillo ya hizo cosas raras de principio tras una entrada al caballo en donde al cogerlo de refilón le hizo un «7» en la piel, aquello fue de mal en peor. Con la cara arrina. sin entregarse, rajado, se arrancaba en el momento mas imprevisible con peligro. Pinchazo y estocada. Aplausos.
La novillada terminó como lo hizo el jueves, abriéndose la puerta grande, pero en esta ocasión fueron dos los espadas que la atravesaron con justicia: Filiberto y Roca Rey.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Calasparra, Murcia. Segunda de la Feria del Arroz. Novillada con picadores.
Seis novillos de Toros de la Plata, de buena presentación pero de juego desigual. Malos segundo y sexto.
Filiberto Martínez, oreja, ovación y oreja.
Andrés Roca Rey, oreja, oreja y ovación.
FOTOGALERÍA: RASPA
Entrada: Lleno