EL DETLLE

“El hombre propone, Dios dispone y el toro lo descompone”


domingo 11 junio, 2017



EMILIO TRIGO

San Isidro
2017 llegó a su fin. Treinta y dos festejos seguidos es una auténtica barbaridad.
Madrid distinta y única. Un serial muy largo, pero un ciclo, que marca
diferencias con el resto de ferias. La categoría y la importancia de San Isidro
son mundialmente reconocidas. Por eso un mes de toros sólo está al alcance de
la Capital de España.

Una de las
noticias destacadas de este recién finalizado ciclo, era entre otras, la
reaparición del sevillano EduardoDávila
Miura para homenajear particularmente al hierro de Zahariche. Se daba la
circunstancia que Miura, ha cumplido 175 años de la creación de la camada y que
mejor oportunidad, para el matador de la casa, que estar presente en Madrid, enla
tradicionalcorrida para conmemorar tal importante e
histórico acontecimiento.

Toda una
gesta la que suponía lavuelta
a los ruedosdel diestro macareno retirado oficialmente desde 2006.
Unreto a nivel personal con su familia,
con sus tíos y con su admirado abuelo, con el que mantuvo una relación
muy especial y no pudo verlo tomar la alternativa. Es cierto, que ha toreado
dos corridas de su casa de forma puntual en los últimos años, una en Sevilla y
otra en Pamplona. 75 años de presencia
ininterrumpidadel hierro de la A con asas en la Feria de Abril y rememorar
los 10 años de alternativa, fueron los argumentos de peso para enfundarse por
entonces el traje de luces.

Hoy que finalizaba
San Isidro llegó el reto. La apuesta del torero del barrio de la Macarena, la
ha saldado con mucha honradez y vergüenza torera, pero también, con un punto de
mala suerte, puesto que como él mismo ha reconocido «Me voy satisfecho pero dolido por no matar
ninguno de Miura». Dávila Miura que se había preparado física y
mentalmente para la gran cita con los toros de sus tíos en Las Ventas, ha visto
como el destino no ha querido que lidie por completo su lote y ha tenido que
torear los dos sobreros previstos, uno de Buenavista y de El Ventorrillo.

Una tarde
que no ha sido la deseada por nadie y menos por la familia ganadería, puesto
que la corrida ha salido muy escasa de raza y poder. Un encierro deslucido y de
nulo juego, Un festejo que ha reafirmado el dicho popular «El hombre propone, Dios dispone y el toro lo
descompone”. Esta vuelta a los ruedosera excepcional,sólo por un día, pero sin duda que
le ha dejado un sabor agridulce.