EMMA GORJÓN
¡Cómo cambian las cosas con el paso del tiempo! Hace apenas un año Miguel Ángel Perera tuvo una fatídica cogida y hoy acariciaba el cielo saliendo en volandas de la misma plaza que le vio sufrir. Hoy era la última de toreo a pie y se palpaba en los tendidos la tristeza de los aficionados, que llevaban un año esperando ver bonita La Glorieta.
Hoy regresaba Perera.
Era el esperado, reaparecía con «Bribón” y lo brindó al público que le recibió con una gran ovación tras hacer el paseíllo. Arrancó con unas ganas inmensas recibiéndolo en los medios por verónicas. Con la muleta le rozó sus entrañas, conquistando los tendidos con sus cambios de mano. El animal respondía muy bien por abajo. Con su mano izquierda enloqueció y cerró con gran estocada trasera. La faena fue extraordinaria y se ganó las dos orejas con creces y el toro una vuelta al ruedo. Con el segundo su suerte cambió, le faltó casta al animal y tiró de oficio el torero. Sin emoción el extremeño tuvo que abreviar y pinchó la faena.
Castella, abrió el cartel. Tras dejar ser el triunfador de la feria pasada llegó con entusiasmo, pero no se imaginaba que en un año todo cambiaría. Con su primer toro realizó una faena notable pero no fue premiada. Con la muleta se lució por derechazos. Rematando con una estocada caída. Llegó el terrible segundo, que se fue como llegó, vivo a los corrales. Fue como el tiempo, frío. A pesar de que el francés le puso ganas, el animal era imposible, no tenía ninguna clase y el aire no dejó avanzar al torero. Tras alargar la faena se llevó tres avisos y remató con un pinchazo hondo.
Ureña dejó muy buen sabor de boca el año pasado y este repitió con una faena de verdad en su primero. Enloqueció con la capa marcando grandes tandas por ambos pitones. Se superó en cada momento. Embestía muy bien el animal y metía bien la cara. Se tiró a matar con ganas y se marcó un estocadón. El público le otorgó una oreja premiando la verdad de su faena. Le tocó cerrar la feria de lidia a pie, con un sexto segundo malogrado, parado y soso. Intentaba justificarse no consiguió avanzar en los tendidos, increpando la longitud de la faena. Realizó una faena larga para intentar ayudar al animal pero fue imposible, tras cerrando con una estocada caída se llevó el silencio del público.
365 días de espera, Perera regresó a La Glorieta y se fue en volandas mirando a Dios, agradeciendo su vuelta. Atrás quedaron los malos recuerdos.