LA CRÓNICA DE ZARAGOZA

El secreto del fuego griego


jueves 15 octubre, 2015

Juan del Álamo le corta una oreja a cada toro de su lote de Fuente Ymbro, que no dio más que para ovaciones a Escribano y Fandiño

Juan del Álamo le corta una oreja a cada toro de su lote de Fuente Ymbro, que no dio más que para ovaciones a Escribano y Fandiño

Es como la fórmula de la Coca Cola, pero aún más complicado de encontrar, porque existe la Pepsi y, sin embargo, nadie sabe cuál era el compuesto del fuego griego veinte siglos después de que cambiase el sino del mundo. El secreto del fuego griego se asemeja al de la bravura; ese fuego que se aviva más cuanta más agua le echan es la meta que se busca en el campo, aunque muchos se queden a medias y a otros se les vaya la mano.

El fuego lo buscó Gallardo con una corrida fogosa de salida, con brasa viva en los inicios muleteros y humo en los finales. Más blanco el de primero, tercero y sexto; de ennegrecido tono el de segundo y cuarto; negro del todo el de la prenda quinta, una putada para cualquiera, porque su mentirosa primera embestida nada tenía que ver con su verdadera intención, y hasta pudo dejar dudas en el tendido para no valorar el tremendo esfuerzo de Fandiño para imponerse a la prenda sin que le echase mano.

Fuego tuvo Del Álamo para plantarse en La Misericordia sin hacer ruido, encontrarse con el genio áspero y violento del castaño tercero y venirse arriba en cada tanda, hacer más grande su fe con cada visita del pitón al chaleco y crecer sobre la geniuda movilidad ofreciendo trapo firme. Fue lo más parecido a ese fuego griego que se aviva con aquello que debiera sofocarlo. Porque lució capote con el sexto, aprovechando el fuego inicial del pupilo de Ricardo, que ya comenzó a pensarse arrancadas antes de concluir el saludo. A más en el encaje y en el compromiso, le explicó Juan a Zaragoza que quiere concluir el año con su nombre en la boca del que paga. 

Maduro está un Iván Fandiño que terminaba hoy su temporada más
negra, Ha sufrido Iván el fuego griego en las entrañas un año de tragar quina y
buscar remedios que llegaron al final del año, tal vez cuando se aburrió el
ansia de amargarle los días. Tampoco hoy lo tuvo fácil, pero sí dejó claro que
sabe andar por cualquier cara, exponer cuando es momento y dejar para otro día
lo que precisa un milagro. Porque él es torero, no santo, y ni él ni mil
milagreros hubieran hecho embestir al mentiroso quinto. Una putada de toro,
dicho está.

Ninguno de los de Escribano sacó tanto cristal de las tripas, es
cierto, pero tampoco se le fueron para adelante cuando el trapo lo exigió. Fue
capaz el fuego que mantiene vivo el sevillano de amoldarse al rajado primero
para que no pareciera estarlo. Le quitó los vicios con sapiencia, se la echó suave
y limpia con la diestra y le hubiera cortado una oreja si el descabello no se
atasca. El mismo buen aire tuvo el inicio al cuarto, que se fue con boyantía en
el inicio acompañador y liviano que preludió la exigencia. Pero cuando ésta
llegó –ni la mitad de lo ideal- se le quedó en humo el fuego que enseñaba el
bicho. Y en silencio se fue Escribano sin una nota en el debe.

Pero así es el fuego griego cuando no se da con la receta, porque
suele ser peligroso jugar con las llamas sin estar dispuesto a quemarse. Lo
estuvieron tres toreros la tarde de Zaragoza, pero fue más preocupante que
alguien defienda la fuenteymbrada hoy,
que se ha ido mucho de punto. El secreto, desde luego, no se busca por aquí.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de La Misericordia, Zaragoza.
Quinta de la Feria del Pilar. Corrida de toros. Algo más de media entrada.

Toros de Fuente
Ymbro
, correctos de presencia. Repetidor de humillación a menos el primero, embestidor con el
fondo justo el escurrido segundo, de movilidad geniuda e informal el
castaño tercero, de fogoso protesta muy a menos el desfondado
cuarto, mentiroso, reponedor y con peligro el quinto, boyante y
obediente el humillador sexto.

Manuel
Escribano (sangre de toro y oro):
ovación tras aviso y silencio tras aviso. 

Iván
Fandiño (espuma de mar y oro):
silencio y ovación tras aviso.

Juan
del Álamo (verde menta y oro):
oreja tras aviso y oreja tras aviso.

 

FOTOGALERÍA: PLAZA DE TOROS DE ZARAGOZA