TEXTO: PABLO LÓPEZ RIOBO / FOTOGALERÍA: EMILIO MÉNDEZ
Y triunfó la casta, ese Santo Grial que anhelan todos los buenos aficionados. Ese adjetivo que va siempre unido a un hierro legendario que hoy en Nimes gritó bien alto el porqué de su importancia en la fiesta de los toros. Nimes se rindió a Victorino, no era para menos. Esa casta que lleva por bandera un Chacón que salió del ostracismo para subirse al carro de las ferias. Hoy volvió a dar una lección de torería, cabeza y conocimiento. Casta es lo que demostró un Pepe Moral que quiere y debe ser figura. Templó al noble quinto y tiró de testiculina para salir al ruedo con una grave cornada para matar a su segundo. Antes De Justo había dado motivos de sobra para colocarse en el lugar que merece y que gracias a su espada y su muleta está consiguiendo. Hoy tiró de casta cuando la carretera pareció más empinada, así como de temple, gusto y tacto para acariciar unas embestidas que llevaba dentro un Victorino más que interesante y que rompió gracias a ponerse en el sitio donde queman los pies. Hoy ganó la casta, esa que como dijimos lleva por bandera un hierro que emocionó a la afición nimeña por su incansable embestida, su clase y su humillación. El triunfo, el dolor y la emoción juntas en una tarde de toros: vergüenza torera de un Pepe Moral herido, triunfo de Octavio Chacón y garbo de Emilio de Justo, que corta también oreja.
Confirmó alternativa Chacón con un toro exigente y encastado de Victorino, un animal que no permitía un fallo. Lo lanceó con decoro Octavio en un inicio por verónicas en los que le tragó una enormidad. Acudió dos veces al caballo, la segunda desde la larga distancia, empujando con clase y sin cabecear. Llegó a la muleta pidiendo papeles. Cada cite, cada pase era una moneda al aire. Pesó mucho en la muleta de un Chacón que no le perdió la cara en ningún momento. Humillaba el animal, al que había que tragar una enormidad. Todo con suavidad, sin toques, alargando la embestida de un Victorino exigente. Por el izquierdo dejó dos series de poder a poder, en una lucha por ver quien mandaba. Por el derecho el viaje era más corto, aun así, le sacó muletazos importantes a media altura. Faena de torero capaz, de cabeza fría y corazón guerrero. Tras pasaportar al toro cortó una oreja de ley. Ovacionado se fue el toro en el arrastre.
En segundo lugar, confirmó alternativa Emilio de Justo con un toro de nada fácil. Le corrió bien los brazos en un recibo capotero con más intención que lucimiento. Acudió dos veces al caballo en una pelea de menos a más. En la muleta el animal siguió manteniendo las virtudes de su hierro, como son la de la humillación y la exigencia, pero éste no quiso nunca ir hacia adelante. Se puso siempre en el sitio De Justo, en un alarde de pureza y verdad. A base de tragarle, el animal tomaba la muleta con humillación, le fue ganando la acción, pero conforme se sucedían los pases el toro se quedaba cada vez más corto, haciendo imposible la ligazón. Se puso muy de verdad por ambas pitones, sacando muletazos meritorios ante un animal con genio. Tras una media estocada y estocada saludó una ovación tras sonar un aviso.
El tercero del cartel, y por consiguiente el último en confirmar alternativa fue el sevillano Pepe Moral. Al de los Palacios le tocó en suerte el animal más pastueño de los lidiados. Se estiró de capa a la verónica en un saludo muy jaleado por el respetable. La media de cierre a media altura tuvo sabor. En la muleta el cárdeno saco nobleza y temple por el derecho, pitón por el que Moral dibujó series de buen trazo, en las que debido a la condición del toro tuvo que torear en línea recta y vaciando el muletazo por arriba unas veces, y otras exigiéndole por abajo y toreando en simicirculo. Pero lo mejor vino en los muletazos desmayados, esos de cintura partida, temple y cadencia. Hubo cinco o seis muletazos de acompasado metraje y suavidad como bandera. Por el izquierdo tendía a llevar la cara a media altura y acortar algo más el viaje, aun así, le robo naturales limpios y con el sello de la casa. Iba la faena camino de premio, pero la espada lo dejó todo en una vuelta al ruedo. Palmas en el arrastre para el de Victorino en el arrastre.
De agrio comportamiento resultó el cuarto de la tarde, un toro que ya de salida mostró su corto viaje y su embestida pegajosa. Siempre en torero, Chacón dejó una media de sabor añejo. Su quite por verónicas con las rodillas genufexas y el capote a media altura tuvo sabor. El de Victorino tuvo esa embestida que puede confundir, en la que viene alegre al cite, pero no se sale de la muleta. Faena de torero capaz, maduro y asentado. Obra de lidiador experto y conocedor del encaste. Faena de irregular metraje, pero con un gran poso. Tras dejar pinchazo y una estocada que dejó al toro sin puntilla cortó una oreja como premio a una labor de gran seriedad.
En el quinto capítulo de la tarde se vio lo mejor del festejo, una faena de cante grande de Emilio de Justo a un Victorino con mucho que torear, pero con u. n gran fondo. Lo recibió por verónicas en el tercio para más tarde dejar un quite muy torero que caló en la afición nimeña. Su previa pelea en varas tuvo el denominador común de la franqueza. Brindó al respetable el extreñeno una faena de poso y de peso que hasta ese momento nadie esperaba por la incierta embestida del animal. Fue construyendo una labor a base de temple, capacidad y bragueta. Poco a poco fue canalizando la encastada y franca embestida del animal en muletazos de seda pura. Dibujo muletazos de cartel, siempre llevándose el toro tras la cadera. Exprimió por ambos pitones a un toro que agradecía el sometimiento, cuanto más por abajo mejor. De Justo paladeó el toreo al natural, cinceló naturales hondos, de esos que sabe disfruta y valorar todo buen aficionado. Aguantó miradas y embestidas desordenadas cuando el animal no fue sometido en la franela. Faena de gran torería y no exenta de dificultades por lo encastado del toro. Su final de faena a pies juntos fue torerísimo. La espada le privó del doble trofeo. Oreja tras aviso fue su balance. Gran ovación al toro en el arrastre.
A grito de torero torero se llevaron a Pepe Moral a la enfermería tras recibir una cornada por el encastado y gran sexto. Un animal que acudió con bravura en dos ocasiones al caballo. Debido a ello Nimes ovacionó al piquero cuando este salía del ruedo. Misma ovación que recibió la cuadrilla por un tercio de banderillas de nota. Saludaron montera en mano. La faena se presumía de gran intensidad por las cualidades del toro y el momento por el que pasaba Moral. Se la dejó planchada y tiró de el en un buen inicio de faena. Por el lado derecho cuajó las intensas embestidas de un toro que colocó la cara y fue hasta el final. Esa embestida que estaba canalizando Pepe en su muleta hasta que el toro en un derechazo se le coló y sobrevino la cornada. El desconcierto se apoderó de la plaza y tras unos minutos salió nuevamente al ruedo, dejó una tanda por el izquierdo jaleada por una afición muy significada con todo lo que estaba pasando y valorando lo que allí pasaba. Un toro bravo de verdad, que no dejó a nadie indiferente pero que no se vio del toda su medida debido al desafortunado percance. La oreja fue pedida unánimemente por la plaza y concedida por la presidencia. Juan Sierra la recogió en representación de su matador tras dejar esta una media estocada, Tras finalizar el festejo se ovacionó fuertemente al ganadero, saliendo a saludar el mayoral.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Nimes, Francia. Quinta y última de la feria de la Vendimia. Corrida de toros. Dos tercios de plaza.
Toros de Victorino Martín, de impecable presentación e interesante juego. Todos ovacionados de salida. Saludó el mayoral tras finalizar el festejo. Destacaron los lidiados en tercer, quinto y sexto lugar.
Octavio Chacón, oreja tras aviso y oreja tras aviso.
Emilio de Justo, ovación tras aviso y oreja tras aviso.
Pepe Moral, vuelta tras aviso y oreja.